Alto Deba

«Estamos muy contentas de nuestras deportistas»

Nacida en Eskoriatza en 2001, Nahia Arguiz es una de las figuras más destacadas de la gimnasia rítmica en la comarca. Desde pequeña supo que este deporte era más que una afición: era su pasión. Lo que comenzó como una actividad extraescolar, se transformó en una carrera deportiva de alto rendimiento, con participaciones y medallas en campeonatos nacionales.

Actualmente, además de seguir compitiendo, Nahia colabora como entrenadora y está dando pasos para convertirse en jueza. Su compromiso con la gimnasia va más allá del tapiz. Con una mirada amplia y realista, valora el trabajo que se está haciendo con la cantera local y comparte la situación actual del club en Aretxabaleta y Eskoriatza: «Estamos muy satisfechas de todas las deportistas que han estado con nosotras. Les hemos visto una gran evolución en cuanto a flexibilidad, manejo de aparato, coordinación... pero sobre todo, nunca han perdido las ganas ni la ilusión de seguir trabajando y aprendiendo», afirma.

El grupo actual está formado por tres niveles (desde benjamines hasta escolares), lo cual no es poco para un entorno tan reducido. Gracias al esfuerzo constante, se ha conseguido crear una cantera sólida, capaz de competir a nivel escolar con garantías.

Eso sí, el camino no está exento de retos. La motivación en el nivel escolar es uno de los principales desafíos, especialmente porque el calendario competitivo es escaso: «A veces empezamos en febrero y ya hemos terminado. Hay pocas competiciones, por lo que el trabajo se centra mucho más en los entrenamientos que en la competición en sí. Eso hace que mantener la motivación durante todo el año sea más complicado».

Aun así, el enfoque está claro. Durante los primeros meses del curso se priorizan aspectos como la coordinación, la técnica y la incorporación de nuevos elementos. Ya a partir de noviembre se comienzan a preparar los ejercicios que se presentarán en competición.

El gran objetivo es que, a pesar de la escasez de eventos, las niñas se sientan seguras y disfruten del momento: «Son niñas muy pequeñas. Lo importante es que ganen confianza y que vivan la experiencia con alegría».

Detrás de estas jóvenes promesas, hay un equipo técnico que combina experiencia y vocación. Esther, una de las entrenadoras, ha tenido un papel destacado en el ámbito nacional, tanto como técnica como jueza. Aunque ya no trabaja a ese nivel, aporta toda su trayectoria al grupo actual.

Nahia, por su parte, compagina su carrera deportiva con la implicación en el club: «Estoy sacándome el código de jueza, y me gustaría en el futuro poder entrenar. Me encanta este deporte y quiero seguir vinculada a él».

El buen ambiente y la coordinación entre las entrenadoras es otro pilar fundamental del proyecto: «Gran parte del trabajo de ejercicios lo sacamos nosotras. Por eso es esencial que haya comunicación, que nos complementemos bien, y que estemos organizadas. Eso también se nota en la motivación de las niñas».

En definitiva, la gimnasia rítmica en Aretxabaleta y Eskoriatza no solo resiste, sino que crece con fuerza y convicción. El número de gimnastas, el nivel de implicación del equipo técnico y la calidad de los entrenamientos apuntan a un presente sólido y un futuro esperanzador. Porque, más allá de los resultados, aquí se trabaja con algo aún más valioso: la ilusión de seguir aprendiendo y disfrutando juntas. El año que viene, la competición continuará.