Un trayecto por los 50 años de vida del instituto Ipintza, en imágenes desde mañana

Un viaje gráfico organizado en paneles por décadas con protagonismo de estudiantes, profesores y otros actores, además de las imágenes dedicadas a los proyectos educativos y otros aspectos.

El primer medio siglo de vida también ha quedado perfectamente plasmado en el catálogo editado para la exposición, que apunta, «pretendemos dar algunas pistas que nos permitan hacer una breve guía de la exposición de fotos para celebrar los 50 años del instituto de Bachillerato de Bergara 'el Insti'».

Un sencillo acto con una propuesta musical y un lunch abren las puertas del espacio expositivo. Durante cuatro semanas dará la oportunidad de viajar en el tiempo, «la exposición se alimenta de una parte del importante fondo fotográfico con el que cuenta el instituto. Los dos últimos años se ha preparado el contenido de la muestra para dar cabida a un alto porcentaje de las personas que han convivido en el instituto», apuntan desde la dirección de Ipintza.

Un centro, señalan sus rectores, que tiene entre sus peculiaridades su carácter integrador desde la diversidad y su organización colegiada a modo casi de 'auzolan' en la dirección, dentro del marco general de objetivos y valores que promueve la red educativa pública del Gobierno Vasco.

El los 50 años de trayectoria Ipintza ha registrado 23.512 matrículas, que van de los casi cuatrocientos alumnos de los primeros años a los 597 del curso actual entre los cuatro grados de secundaria y los dos de bachillerato, y las aulas estables para distintas discapacidades funcionales.

La puesta en marcha de 1972-1973 de un instituto de bachillerato llegó del impulso de la comisión de educación de Promoción Cultural, como recoge el recorrido histórico que han preparado para el catálogo el docente jubilado Miguel Angel Álvarez en colaboración con Xabier Larrañaga. Han utilizado como hilo conductor la evolución del edificio y los cambios en el modelo educativo.

Apuntan en el origen al empuje de Promoción y la implicación municipal que llevó a comprar 10.000 m2 en Agorrosin-Ipintza por 5.488.500 pesetas en 1968 para afrontar las obras a los dos años y abrir en 72-73 tras una inversión en ejecución de 15.543.193 pesetas.

El segundo capítulo refleja la llegada del estatuto, el Gobierno Vasco y la cooficialidad del euskera, que se fue implantando como idioma vehicular de la formación a partir del 82-83. Década en la que también llegó la primera reforma interior del inmueble.

En los años 90 con la LOGSE llega la construcción del segundo edificio, conocido popularmente como 'el nuevo'. Inicialmente se asignó a Miguel Altuna pero desde el curso 95-96 sus planes y aulas quedaron integrados en la estructura de Ipintza.

Cierran el trayecto Alvarez y Larrañaga con el instituto del siglo XXI. Enumeran y detallan los objetivos generales de euskera, inclusión, coeducación, sostenibilidad, movilidad, medio ambiente y otros, dentro de un centro preparado para fomentar y desarrollar las nuevas tecnologías de la innovación educativa.