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Decenas y decenas de 'gaupaseros' aguardaban a los gaiteros desde poco después de las 8.00 horas para acompañarles en la diana hasta la plaza de toros. FOTOS OLIDEN
Los sanjuanes se despidieron ayer desatando un infierno de calor

Los sanjuanes se despidieron ayer desatando un infierno de calor

Varias decenas de 'gaupaseros' acompañaron ayer a los gaiteros en la diana a las 8.30 |

KEPA OLIDEN

ARRASATE.

Jueves, 27 de junio 2019, 00:15

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Los sanjuanes se despidieron ayer desatando el 'infierno' de calor para todos los esforzados comparseros que salieron a bailar con los gigantes o a correr con la careta de cabezudo, o para quien tuvo que asar un millar de pintxos de pollo bajo el sol abrasador del mediodía. José Ignacio Atorrasagasti, más conocido como Pana, de Euskal Parrilla, batió a buen seguro todos los récords de temperatura. Con el termómetro a 33 grados a la sombra, él permaneció impertérrito a los mandos de la parrilla donde se asaron los pintxos destinados a recaudar fondos para el coro Goikobalu. Aunque de vez en cuando se refugiaba en los 'arkupes' del ayuntamiento a refrescarse un poco.

Quienes no andaban tampoco muy 'frescos' eran las decenas de jóvenes 'gaupaseros' que se dieron cita a las 8.30 en la plaza para sumarse a la diana que a esa hora tocan los gaiteros. A tan temprana hora había tal jolgorio y tal concurrencia que incluso sorprendió a los propios músicos, ya de por sí curados de espanto en esta lides matutinas. Y es que el tercer día de San Juan hizo honor a la tradición juerguista y fueron muchos los parranderos que desde antes de las 8.30 cantaban a voz en grito lo de '¿dónde están los gaiteros?...' Cuando finalmente aparecieron, les dieron un recibimiento apoteósico, incluso con bengalas. «Todos estos chavales nos conocen desde que eran niños» apuntaba el veterano Esteban Dolara. Así se explica la admiración y el respeto con que tratan a los popularísimos Gaiteros de Arrasate. Su presencia en las fiestas es tan ineludible como la de la comparsa de gigantes y kilikis de la que forman parte. El soberbio pasacalle que ayer protagonizaron con todos sus efectivos, con los doce gigantes y una docena de gaiteros, volvió a reunir a todo el público familiar que prefirió quedarse en el pueblo en vez de marcharse a la playa. Y para todos ellos, Goikobalu despidió la fiesta son sabor a pollo.

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