'Duendes' que nos felicitan la Navidad

Tras los 'duendes' que han sembrado con felicitaciones navideñas automóviles, portales, contenedores... se 'ocultan' cinco adolescentes de 15-16 años que por segundo año consecutiva se han tomado el trabajo de recortar, escribir y distribuir nada menos que 2.000 tarjetas confeccionadas a mano. Una tarea tan laboriosa como admirable que les ha ocupado durante seis días y cuyo efecto ha desatado numerosos comentarios, la inmensa mayoría de elogio y de agradecimiento por tan amable acción.

Los protagonistas de esta curiosa iniciativa navideña se llaman Iván del Río, Gustavo Meza, Julen Dávila, Ibai Jiménez, Eneko Gil y Odei Martín. Son chavales del Distrito 33, Musakola y San Andrés, y su único propósito es «arrancar un sonrisa a la gente, especialmente a los que tienen que trabajar en estas fechas navideñas».

En un discreto callejón de Santa Teresa, al abrigo de miradas curiosas y «para poder estar a nuestro aire», estos 5 jóvenes se dedicaron desde el martes 20 y hasta Nochebuena «mañana y tarde a recortar los folios y a dibujar los adornos y escribir los textos».

Armados de tijeras y rotuladores rojos aprestaron 2.000 tarjetas «con motivos navideños, como arbolitos, regalos con su envoltorio, copos de nieve, algún corazón... para ilustrar textos del estilo de 'Feliz Navidad' 'Pásalo bien', 'Cúidate', 'Cuida a tus seres queridos' y este tipo de mensajes con buenos deseos».

Completados los 'deberes', Iván, Gustavo, Julen, Ibai, Eneko y Odei se enfundaron unos gorros de Papá Noel y emprendieron la distribución de las dos mil tarjetas en la noche del Día de Navidad. Se echaron a la calle a las 22.00 horas, al amparo de la oscuridad para tratar de pasar de incógnito, y necesitaron cuatro horas para completar la tarea. Eran las dos de la madrugada del lunes 26 cuando terminaron.

Afortunadamente, esta vez los padres de estos adolescentes estaban al corriente de lo que tramaban sus hijos, y no se repitió los sucedido el año pasado cuando pasada la medianoche «nos empezaron a llamar de casa preguntado a ver qué hacíamos tan tarde en la calle, y no podíamos confesarles en qué andábamos. Pero este año lo sabían y les ha hecho ilusión» afirman los jóvenes.

Así, por segundo año, parabrisas de automóviles, portales y algunos contenedores amanecieron adornados con las tarjetas navideñas confeccionadas por estos chavales. «El año pasado nos limitamos a Santa Teresa y la zona del hospital, pero al ver que nos sobraban muchos papeles, esta vez hemos ampliado nuestro radio de acción».

La inmensa mayoría de los arrastraras han recibido con una sonrisa la tarjeta dejada por estos adolescentes. Un reconocimiento que «satisface y nos hace gracia, sobre todo cuando vemos que algunos automovilistas se guardan y conservan nuestra tarjeta en la guantera». Iván incluso vio a uno que la seguía conservando el verano pasado».

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