Arrizabalaga propone pedir la 'evaluación arqueológica' de la galería descubierta

Invitado por el ayuntamiento para informar sobre la situación de Lezetxiki en relación con los daños ocasionados por estas obras, Arrizabalaga explicó en su intervención ante el pleno que «en todas las obras de este tipo se contrata un control arqueológico a cargo de una empresa especializada». El experto mostró su confianza en que «se supone que se habrá realizado un informe de evaluación arqueológica» sobre la citada galería.

En cualquier caso, Álvaro Arrizabalaga enfatizaba que «lo más importante es que no parece que se haya producido ninguna afección o daño como consecuencia de las obras del TAV en lo que conocemos como yacimiento de Lezetxiki».

El arqueólogo calculaba que «hay entre 400 o 500 metros de distancia entre el yacimiento arqueológico y el túnel del Tren de Alta Velocidad que atraviesa el complejo kárstico de la cueva de Leibar». No obstante, anunció que «yo sería el primero en encabezar una manifestación de protesta si pensara que se han producido afecciones arqueológicas» en el yacimiento de Lezetxiki

Este académico se mostraba tajante avisando que «nunca, nunca» permitirá el eventual caso de que la cueva de Leibar sea utilizada «como vía de acceso para efectuar cualquier labor de mantenimiento, reparación, cimentación... relacionada con el túnel del TAV». Álvaro Arrizabalaga, que manifestó su «postura personal contraria al TAV», recordaba que lleva «25 años lidiando» con las obras de construcción de esta infraestructura ferroviaria y sus afecciones sobre los yacimientos arqueológicos.

Recordó que el proyecto de trazado original del Tren de Alta Velocidad de 1998 «destruía al cien por cien no solo el yacimiento de Lezetxiki, sino también la cueva de Atxabal, la gruta de Lezetxikiko Harpea, Lezetxe y Otarreta 1 y 2. Es decir y6 ó 7 yacimientos arqueológicos conocidos que iban a desaparecer».

Arrizabalaga contó que el Ayuntamiento de Arrasate presentó sus alegaciones, y «nos invitó a nosotros a presentar las nuestras». Así lo hizo este arqueólogo, pero «entre 1998 y 2003 estuvimos a un paso de perder estos yacimientos».

Finalmente, algunas de alegaciones fueron aceptadas y «se desvió el trazado principal del TAV unos 300 metros hacia el noroeste». Desde entonces en todas las planimetrías a ese nuevo trazado se le designa como 'variante de Lezetxiki'.