Ignacio y Gloria se sorprendieron al ver naranjas en su limonero. /AITOR
Elgoibar

¿Limonero o naranjo?

Limones y naranjas conviven en un limonero en Urasandi. El árbol, plantado hace 25 años, da naranjas desde hace cinco

AITOR ZABALA

Miércoles, 5 de agosto 2009, 04:04

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DV. El pequeño jardín que Ignacio Muguerza y Gloria Perelló cuidan en Urasandi guarda un fenómeno de la naturaleza francamente curioso: un limonero que produce naranjas además de limones. El frutal lleva un cuarto de siglo en la casa de la familia Muguerza-Perelló y siempre ha destacado por su producción de limones. Ignacio Muguerza recuerda que el año anterior a que se produjera este curioso caso, hace ahora unos cinco años, llegaron a retirar 350 limones de sus ramas. «Siempre ha sido un árbol muy productivo, pero había crecido mucho y pensé que convenía hacerle una poda. No sé que pasó, pero el año siguiente nos quedamos sin limones, lo que nos preocupó bastante. Sin embargo, un año después vimos con sorpresa que el árbol se recuperaba y que, ademas de limones, nos daba también naranjas».

Ignacio y Gloria no se explican qué pudo suceder. «Quizás el árbol que plantamos tuviera algún injerto que permaneció inactivo hasta que, no sabemos por qué razones, empezó a producir naranjas junto a los limones. Lo único cierto es que nosotros no hemos plantado ningún naranjo ni le hemos dado ningún tratamiento especial al árbol», señalaron, mientras mostraban las naranjas y los limones que fructifican juntos, pegados unas a los otros pero, curiosamente, en diferentes ramas.

Este hecho les permite disfrutar de limones y naranjas todo el año, aunque, como ellos mismos reconocen, el sabor de las naranjas es bastante peculiar. «Su sabor no es dulce como cabe esperar en las naranjas, y las solemos aprovechar para hacer un zumo que tiene un cierto deje a limón que resulta un poco raro».

Un árbol por hijo

Estas viviendas del barrio Urasandi cuentan con un pequeño jardín en el que Gloria e Ignacio decidieron plantar un árbol coincidiendo con el nacimiento de cada uno de sus tres hijos. Al mayor de ellos, Ignacio, que ya supera los 40 años, le correspondió un limonero, a Inmaculada, la segunda, un peral y al pequeño, Javier, un manzano.

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El limonero de Ignacio se secó y hace unos 25 años fue sustituido por el protagonista de este reportaje. El manzano de Javier corrió la misma suerte y también se secó debido, casi con toda seguridad, a las peculiaridades del terreno, sustentado por el escombro acumulado durante las obras de construcción de los bloques de la zona más baja de Urasandi.

Sin embargo, Ignacio cree que el pequeño de la familia no tiene porqué preocuparse. «Se quedó sin el manzano, pero ahora tenemos al limonero, que produce naranjas y limones como si de dos árboles se tratara».

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