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JAVIER SADA
Jueves, 9 de julio 2009, 10:36
Que San Sebastián tiene cosas que no tiene el mundo entero es algo que ya lo recuerda la canción. Algunas se deben a Naturaleza y otras al saber hacer de las gentes que nos precedieron, pero además de las tradicionales hay otras que las tenemos a nuestro lado sin saberlas apreciar hasta que de fuera vienen a decirnos precisamente eso: que las tenemos.
Unas son grandes, otras pequeñas. Algunas son obra de distintos colectivos y otras del quehacer de alguna que otra persona preocupada por el tema de que se trate, pero pocos donostiarras, más allá de su entorno familiar, sabían de la existencia de don Pedro Moratinos hasta que su nombre apareció en las páginas de los periódicos.
Concretamente un día como el de hoy, de hace cuarenta años, EL DIARIO VASCO le dedicaba elogiosos comentarios por haber conseguido para San Sebastián una de esas cosas que no tiene el mundo entero: el apeadero de Herrera. No se trataba de que el apeadero fuera de él, si siquiera que él lo hubiera construido, pero sí de que lo tenía cuidado con tal esmero que fue considerado como «el segundo más bonito de España».
Resultaba que la Dirección General de Turismo había convocado un concurso entre estaciones y apeaderos de ferrocarril, y resultaba que a él optaban todos los existentes en España, y resultaba que don Pedro Moratinos, factor del apeadero de Herrera, lo mimaba de tal forma que más parecía un jardín botánico que cualquier otra cosa. El premio también contemplaba la rapidez y la amabilidad en el servicio, la esmerada limpieza y los servicios complementarios.
Llevaba 19 años ornando apeadero y contaba con más de 130 tiestos de rosas, geranios, fusias, dalias, dondiegos, jazmines... Algunos viajeros le regalaban esquejes y entre una cosa y otra había conseguido un marco tan espectacular que mereció el premio de 50.000 pesetas, que estaba dispuesto a gastarlas, por lo menos una parte, en ofrecer una merienda a todos los jubilados que se acercaban para ver el .
Una de sus tareas era a los mosaicos «para que el andén resulte más agradable» y ahora «que van a construir una cobertura en el andén dirección a Irún, éste será un sitio muy confortable».
Desde hacia nueve años Renfe le daba una ayuda de 400 pesetas anuales, pero lo que más ilusión le hizo fueron los telegramas recibidos del ministro de Información y Turismo y del director general de Promoción y Turismo, felicitándole por el premio.
Los donostiarras, que desconocían tener en su término municipal semejante , comenzaron a incluir el apeadero de Herrera entre los destinos de sus paseos habituales.
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