Ovejas despeñadas en Jaizkibel

DV. Dice un refrán que y otro que advierte de que . Y más si hay perros sueltos que molestan al rebaño... Un centenar de estos rumiantes acabó con sus huesos en el fondo de un acantilado del monte Jaizkibel, en Hondarribia, después de que fueran asustadas presuntamente por el ataque de uno o varios perros. Muchas de ellas se perdieron en el mar arrastradas por las olas; otras yacen todavía en las rocas de la costa.

Según dio a conocer ayer el Ayuntamiento de Hondarribia, el suceso tuvo lugar la noche del pasado viernes al sábado, en las inmediaciones de la punta Algorri, en el monte Jaizkibel. Un centenar de ovejas propiedad de un pastor hondarribiarra se encontraban pastando en una ladera cerca del mar.

Por causas que investiga la Er-tzaintza, las rumiantes fueron cayendo una a una por el acantilado, al parecer, asustadas por el ataque de uno o varios perros que en ese momento alteraron la paz del rebaño del pastor de Hondarribia.

Fuentes municipales detallaron que del centenar de ovejas, más de sesenta desaparecieron, muy probablemente arrastradas por las olas hacia alta mar, en donde a buen seguro han sido ya pasto de los peces.

El resto de cadáveres de ovejas se encuentran todavía concentrados entre las rocas, en el acantilado del monte Jaizkibel, en el paraje donde acabaron despeñadas. El lugar se encuentra situado muy cerca de la conocida cala de Ar-tzuko Errota, a cincuenta metros en dirección Pasaia.

Agentes de la Ertzaintza se presentaron en el lugar de los hechos, horas después de que ocurriera el ataque, tras ser alertados por un vecino de la zona, e inspeccionaron los alrededores.

«Se resistieron a caer»

El concejal de Desarrollo Rural del Ayuntamiento de Hondarribia, Gregorio Berrotaran, señaló ayer que «muy probablemente se trató de un ataque de varios perros». Según las hipótesis que maneja el Ayuntamiento, los canes alteraron a las ovejas que «en su huida cayeron por las rocas. Muchas de ellas desaparecieron por la fuerza del mar en esa zona». En lo alto del lugar desde el que se precipitaron, existe «una zona de hierbas que están muy pisadas, con lo que parece que las ovejas se resistieron hasta caerse», añade el concejal hondarribiarra.

Berrotaran reclamó «más atención a la gente que va al monte sin atar a los perros», según explicó. «Hay señales en todo el monte de obligación de llevar atado al perro, pero mucha gente no hace caso. Entonces es cuando ocurren tragedias como esta».

El edil se lamentó de la «muerte de casi un centenar de ovejas, con lo que supone en pérdida de vida de los animales, más la pérdida económica que supone para el dueño».

Se da la circunstancia de que el pastor propietario de los animales ya había avisado de los «problemas que causaban perros sueltos al rebaño».

En 2006, el Ayuntamiento ya alertó de los ataques de perros a las ovejas que pastan en las laderas de Jaizkibel y de la necesidad de que los dueños tuvieran mayor precaución. Entonces ya hubo ovejas heridas. Esta vez ha sido un rebaño completo. Cien cabezas.