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Benedetti, durante una entrevista hace dos años. /PABLO BIELLI/AFP
Benedetti con una esquina rota
LITERATURA, CONTROVERSIA SOBRE UN ESCRITOR

Benedetti con una esquina rota

Varios escritores vascos ponderan la calidad literaria del escritor uruguayo fallecido el pasado domingo, tras las contestadas declaraciones de Antonio Gamoneda

ALBERTO MOYANO

Lunes, 25 de mayo 2009, 10:02

DV. El fallecimiento el pasado domingo del poeta uruguayo Mario Benedetti a los 88 años sirvió, como siempre en estos casos, para organizar un homenaje en torno a la vida y la obra del finado. Una voz, sin embargo, vino esta vez a romper con la unanimidad. El poeta Antonio Gamoneda cuestionó la calidad poética de Benedetti en unas declaraciones inmediatamente contestadas por otros escritores como Benjamín Prado, Felipe Benítez Reyes o Manuel Rivas, y sobre todo, por el editor Chus Visor.

En opinión del poeta Carlos Aurtenetxe (San Sebastián, 1942), que confiesa que la poesía del uruguayo le ha hecho pasar «muchas buenas tardes», «el pobre Antonio (Gamoneda) se ha visto metido en un lío. Gamoneda es un ejemplo de poesía absolutamente rendida a una máxima brega interior y a un rigor absoluto. Claro, en este país, en el que la poesía es Joaquín Sabina y el propio Ángel González -que nos enseñó a leer poesía con Franco pero que se terminó yendo de copas porque la vida no perdona-, hemos montado un tingladillo en el que parece que la poesía es eso». Precisamente, Aurtenetxe sitúa las declaraciones de Chus Visor, en las que contraatacaba a Gamoneda, en el contexto de su amistad con «Sabina y demás».

No obstante, el autor de mantiene cierto aprecio por la obra de Benedetti, aunque admite que «hace bastante que no lo he reeleído». A su juicio, don Mario «siempre ha sido un hombre absolutamente entrañable, con un don especial dentro de una sencillez».

Sobre el papel de «escritor comprometido» que tanta veces y a su pesar tuvo que encarnar, Carlos Aurtenetxe asegura que en realidad «toda poesía es comprometida. Es como eso que se dice ahora de la inteligencia emocional y que me hace mucha gracia. Me pregunto: ¿Qué ha sido entonces hasta hoy la poesía? Parece que ahora se le ocurre eso a un sociólogo y tal, y se pone de moda en los circuitos de los . Se vende lo mismo con otra etiqueta, más superficial, que le permite circular más fácil porque es una absoluta banalidad. La poesía siempre ha sido inteligencia emocional y quizás por eso resulta indesmontable. En la historia de la Humanidad, nadie ha podido con ella».

De regreso a Benedetti, el poeta donostiarra coincide con la oponión generalizada en el sentido de que «en parte, sí ha servido para acercar a la gente a la poesía», pero añade que «sería absolutamente injusto asimilarle a la poesía . Por otra parte, se desmarca de esta variedad poética ya que «estoy más inmerso en la poesía abismal, en la que se tiene que manifestar un especie de angustia existencial. Ése es el ámbito de la poesía en el que me manifiesto como si estuviera ahí todo, porque si no, parece que algo se queda fuera».

Para Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970), resulta «un poco injusto» aplicar a Benedetti ese concepto de poeta-puerta que sirve para introducir a los no iniciados en el género. «Acertó en cómo acercarse a los lectores, recuperar a algunos y crear nuevos. Tenemos mucho que aprender en ese sentido. Su poesía es muy sencilla y directa, pero no diría que fuera de baja calidad, sino todo lo contrario», afirma el autor de .

Uribe, que se confiesa lector habitual de Benedetti en el pasado y ocasional en la actualidad, no reconoce la influencia del autor de en su propia obra, aunque sí admite cierta ascendencia en lo que se refiere a sus trabajos con Daniel Viglietti, en su fusión de música y poesía, en su manejo del humor y en su forma de leer los poemas.

Situado ideológicamente en las antípodas de Benedetti, el escritor Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) reivindica su figura. ««Para muchos lectores, Mario Benedetti forma parte de nuestra educación ética y estética, de nuestra formación sentimental e intelectual. Sus cuentos y poemas tienen la claridad de lo verdadero, e imprimen en el recuerdo matices imborrables, que permanecen para siempre».

En torno al asunto del escritor comprometido, Ugarte pide que «alguien me explique qué quiere decir eso. En el caso de Benedetti, la desgarradora experiencia del exilio, propio y ajeno, se halla en el centro de su reflexión literaria. Maneja el dolor del exilio con maestría y sensibilidad. ¿Eso es compromiso? Pues que lo sea». Y para zanjar el asunto, aclara que «otra cosa serían sus pronunciamientos políticos concretos. Y Benedetti no acertó siempre. Pero el mayor desacierto sería juzgar a un escritor por eso».

«Benedetti quedará, pero más delgadito. El tiempo nos pone a régimen a todos». Este par de frases resume la opinión del poeta Karmelo C. Iribarren (Donostia, 1959) sobre el autor de .

El autor de poemarios como oconsidera que «Mario Benedetti pertenece a la categoría de los poetas torrenciales, como Neruda o Celaya o el mismísimo Bukowski; poetas de la abundancia, feroces, incontinentes, poetas para los que todo es susceptible de ser transformado en poesía. En el otro extremo estaría, por ejemplo, Jaime Gil de Biedma, más afín a mis gustos, sin duda».

Sobre la valoración que merece su obra, Iribarren sostiene que «la peripecia personal ha jugado un papel determinante. Si bien es cierto que toda su obra está salpicada de espléndidos hallazgos, a mí me gusta sobre todo en sus primeros libros, en o , cuando sus poemas parecen fruto de la necesidad más que de la obligación».

Felipe Juaristi (Azkoitia, 1957) señala que «su poesía contiene muchos juegos de palabras. En realidad, sus poemas son casi canciones. El problema es que escribió muchísimo y hay de todo, y aunque su poesía es muy humana, yo me quedaría con los cuentos». El escritor y columnista de DV recuerda que «empecé a leer a Benedetti cuando tenía dieciocho años, en concreto, , una novelita deliciosa. Luego, lo que más me han gustado han sido los cuentos, como los de . Con todo, Juaristi considera que «sobre todo, era un gran cuentista. Tenía una gran facilidad para conectar con la oralidad. Benedetti utiliza palabras muy sencillas y que se escuchan en la calle porque tenía un gran apego a lo oral».

En cuanto al asunto del compromiso político, Felipe Juaristi apunta a que fue una consecuencia de la experiencia que le tocó vivir. «Hay que decir que es un poeta que se quedó sin patria porque lo echaron de su país. Hasta que no estemos en esa situación nos será muy difícil juzgar a la gente. Él sigue reivindicando su ideología, pero sobre todo es un hombre que se ha quedado sin patria». En el centro de su legado, Juaristi sitúa la «dignidad. La suya es la reivindicación del hombre digno, por encima de la justicia y de otras cosas».

También el Benedetti cuentista es la faceta del escritor uruguayo que prefiere la donostiarra Luisa Etxenike (Donostia, 1957), aunque sospecha que «entró a formar parte de los escritores que cuentan con un gran público de la mano de la poesía». Etxenike, que se confiesa lectora del escritor fallecido, cuyas obras ha utilizado también en los cursos de escritura creativa que dirige en San Sebastián, considera que «es un maestro de la precisión, algo que también se ve en su poesía, en donde nunca falta ni sobra una palabra. También posee esa finura de la sugerencia. Como sucede con muchos autores latinoamericanos, tiene una curiosidad muy generosa con el alma humana. Así como hay otros escritores, como Julio Ramón Ribeyro, que ofrecen visiones un poco duras del ser humano, Benedetti tenía siempre ese ángulo que se refleja en el lema 'soy humano y nada humano me es ajeno'».

La autora de asegura que «aunque sus cuentos van muy lejos en la exploración de lo que es el ser humano, siempre tiene una mirada empática. En todo caso, me parece un cuentista formidable. No es que como novelista me convenza menos, sino que las virtudes literarias de Benedetti se ven sobre todo en el relato, con mucho, el género más difícil. Es una forma de decir que era grande en todo».

Además, Luisa Etxenike señala que «el compromiso de Benedetti ha sido claro. Decía Albert Camus que 'el escritor no tiene que estar de lado de quien hace la historia, sino del lado de quien la padece'. En ese sentido, Benedetti pertenece a ese campo y ha ido avanzando hasta colocarle junto al ser humano más de a pie. Su compromiso está claro que es con la humanidad».

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