Borrar
Desde la izquierda, Valenzuela, Depedro, Wenk, Burns, Convertino, Niehaus y Zander. /LUIS MICHELENA
Fronterismos sonoros
MÚSICA. DEPEDRO, CALEXICO

Fronterismos sonoros

trevidamente prematuro es hacer quinielas en enero, pero el estreno donostiarra de los ya baqueteados yanquis Calexico quedará entre lo más destacado del ranking rockero de este año 2009.

IÑAKI ZARATA

Lunes, 19 de enero 2009, 08:54

Atrevidamente prematuro es hacer quinielas en enero, pero el estreno donostiarra de los ya baqueteados yanquis Calexico quedará entre lo más destacado del rockero de este año 2009. Por su creíble originalidad. Por su rica naturalidad. Por la exuberancia de su repertorio. Por el equilibrio entre fiesta y dolor de sus canciones. Por la fervorosa respuesta de su público, que agotó raudo el taquillaje y los apoyó de modo entusiasta.

La sorpresa de la venturosa doble sesión fue la presencia del madrileño Jairo Zavala, guitarrista de Amparanoia, La Vacazul o 3.000 Hombres. Joey Burns y John Convertino, dúo matriz de Calexico, produjeron su debut como Depedro y se hicieron amigos y colaboradores. Jairo ofició de telonero a pelo, durante dos canciones () y fue arropado progresivamente por los anfitriones hasta acabar su set con los siete músicos en escena.

Tras el descanso, la bonita voz de Depedro y su guitarra se integraron con toda naturalidad en el multinacional combo con base en Tucson, Arizona, que cuenta con los jefes nativos, el también yanqui Paul Neihaus (ex Lambchop), los dos germanos Martin Wenk y Volker Zander y el chicano-tucsoniano Jacob Valenzuela. Un reflejo del afronterismo y de la mirada horizontal de un combo que se declara mestizo desde su propia denominación: el nombre de un pueblo situado en la muga entre California-México

Melancólicó arrancó el recital central, con , en la sensible voz tristona del cowboy de lujo Burns. Y larga ración hubo de desamparo y melancolía en , , , el precioso vals , , (con guiño a Obama) o .

Pero trenzada fue la senda por la que transcurrió el viaje sonoro (el literato John Fante -1909-1983- y su trashumante están en la base del último disco), con continuos ecos sureños, puros o pasados por el (, , , , o la épica , que cerró el capítulo mayor). Oferta en la que también hubo ruido (, ) o el homenaje a Love, .

Las dos trompetas crearon los ambientes mariachis, faltó el apoyo de cuerda y apenas hubo guitarras surf y a lo Link Wray. Sí mucha escuela jazz en las sabias baquetas de Convertino. Los dos ex Giant Sand ensordecieron a solas con su viejo y la banda entera despidió el notable espectáculo con el susurro , la delicadeza de y la fiesta-escalofrío (original de The Minutemen). ¿Un sueño americano o un posible sueño universal?

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Fronterismos sonoros