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DAVID TABERNA
Domingo, 7 de diciembre 2008, 09:23
El Estado debe intervenir. Miguel Boyer cree que la mejor receta contra la crisis pasa por un aumento de la inversión pública, un apoyo urgente a bancos y cajas, y la concesión de ayudas a sectores como la construcción y el automóvil, del que dependen miles de puestos de trabajo. Pese a lo preocupante de la situación actual, el que fuera ministro de Economía, Hacienda y Comercio en el primer gobierno de Felipe González huye del pesimismo. «El fondo de la crisis lo veremos en la segunda mitad de 2009, y no veo razones para que, después de la recesión, la economía española no recupere el dinamismo». Así lo aseguró en una entrevista concedida a este periódico horas antes de participar en una jornada sobre la crisis organizada por Gipuzkoa Aurrera, iniciativa que integran Diputación, Adegi, la Cámara, Kutxa y Grupo Mondragón.
- ¿Tal y como está la situación económica hacer predicciones económicas es una profesión de alto riesgo?
- Las predicciones sobre la evolución económica tienen, en general, márgenes de error bastante grandes y, más aún, cuando se produce un cambio de la etapa alcista de un ciclo económico a la fase de caída. Las economías no están regidas por leyes tan exactas como las de la física y las predicciones, aunque sean numéricas, deben tomarse más como orientaciones cualitativas. Afortunadamente, aunque no es posible predecir cuándo empieza una crisis, sí hemos aprendido, gracias a la teoría keynesiana y a sus desarrollos, qué instrumentos hay que utilizar para reducir los daños y acortar la duración de la misma.
- ¿Y cuál es la receta?
- Las actuaciones pertinentes pasan por la intervención del Estado, aumentando la inversión pública lo antes posible, bajando impuestos después - en la segunda etapa de la crisis -, apoyando al sector bancario, que es vital para que no se corte el crédito, y ayudando a sectores especialmente sensibles. Un aspecto fundamental de la aportación de Keynes fue que las intervenciones estatales en caso de crisis, no van contra el liberalismo económico -que es lo más eficaz en tiempos normales- sino que lo refuerzan, evitando episodios desastrosos como la Gran Depresión de 1929, que tanto contribuyó a que la gente buscara la solución orientándose, en los años treinta, hacia ideas y partidos totalitarios
- Por mucho mensaje alarmista que se lance, ¿esta crisis se puede comparar con la del 29?
- No, no lo creo. La crisis de 1929 -que no previeron economistas de la talla de Irving Fisher o de Keynes- fue de una dimensión excepcional, porque no se sabía entonces como combatirla e, incluso, la actitud de los gobiernos -desde el secretario del Tesoro americano, Mellon, hasta el ministro de Hacienda español, Indalecio Prieto- fue contraproducente. El PIB cayó en los EE UU cuatro años consecutivos, con una reducción acumulada del 25%, un 27% del consumo y un 35% la inversión. Quebraron 5.000 bancos y la tasa de paro subió del 3% en 1929, al 25% en 1933. La crisis actual es muy seria, pero no comparable a la del 29.
- Habla de combatir la crisis, aunque no parece, atendiendo a los hechos, que se haya aprendido tanto. ¿La crisis ha cogido con el pie cambiado a todos los gobiernos, y lo sigue haciendo?
- Los norteamericanos han reaccionado con rapidez y con valor. Han puesto en marcha las medidas que hay que tomar.
- ¿Y Europa?
- Ha reaccionado tarde, tímidamente y en orden disperso.
-¿Qué más factores han influído en esa tímida reacción?
- Ha habido bastantes políticos y economistas con la ilusión de que Europa estaba más fuerte que América y que podría desacoplarse de la crisis de los EE UU. Por otra parte ha influido en el retraso el que Alemania haya tenido una buena primera parte de este año, por inercia. De hecho, tuvo tasas de paro de sólo el 7%. Las más bajas de los últimos años. Así que Alemania no ha tenido prisa en tomar medidas y no ha presionado al BCE. Todavía, a mediados de septiembre, pregunté a un miembro del Consejo del BCE cuándo iban a empezar a bajar los tipos y me contestó que todos, unánimemente, eran partidarios de no bajarlos. Luego, bruscamente, bajaron en octubre el tipo de referencia al 3,75%, a principios de noviembre al 3,25% y, el pasado jueves, acaba de reducirse al 2,5%. Una rebaja precipitada y de magnitud inusual.
-¿El BCE se obsesionó demasiado con la inflación?
-Creo que se obsesionó demasiado tiempo con el peligro de inflación por los precios de las materias primas, y no valoró, por un lado, que la inflación iba a pincharse rápidamente por la depresión galopante y, por otro lado, que dada la lentitud con que tiene efecto la política monetaria, hay que utilizarla lo antes posible
- Si la política monetaria es lenta, ¿qué medidas urgentes hay que tomar?
- La política monetaria no basta. Hay que recurrir a la política presupuestaria y a medidas sectoriales, para apuntalar a los sectores importantes y que sufren más la crisis. Lo más urgente es ayudar al sistema bancario y a las cajas de ahorro porque, aunque es un sector comparativamente sólido y sin riesgo de insolvencia en España, es necesario aligerar sus balances del exceso de riesgos que han asumido, con las empresas inmobiliarias y las hipotecas respaldadas por valores de las viviendas que están ya desfasados y en caída. El ofrecer que el Estado está listo para dar crédito con respaldo de activos triple A, parece una cruel ironía: los bancos ya se las arreglan solos para hipotecar sus mejores activos. Aunque se ha avanzado bien en abrir fuentes de liquidez del BCE y de la Administración española, igualmente importante es reducir el riesgo de los bancos, o no darán nuevos créditos que aumenten ese riesgo.
- Mucha gente critica las ayudas a los bancos, al responsabilizarlos de la crisis.
- Es evidente que los bancos, lo mismo que las empresas y muchos inversores, han cometido errores, los primeros dando crédito con mucho riesgo y los segundos endeudándose a tope. Pero la culpa mayor de una crisis con las dimensiones de la actual, la tiene la política monetaria de la Reserva Federal (FED), que mantuvo el tipo de interés de referencia excesivamente bajo entre 2004 y 2006, por presiones políticas para no perjudicar la reelección del presidente Bush hijo. Así, el tipo de interés real -descontando la inflación- fue de -0,9% en 2003, -1,3% en 2004 y 0,4% en 2005. Eso alimentó las burbujas en los sectores inmobiliario y bursátil y creó expectativas de que el seguiría extendiéndose, mucho tiempo.
- ¿Qué más acciones echa en falta?
- Hay que aumentar la inversión pública, agilizando proyectos y acelerando, en lo posible, otros que se planeaban para más tarde. Lo que no tiene sentido es que la licitación pública haya caído en España en lo que va de año un 15%. La ayuda a la construcción, tanto en obra pública como en el sector residencial, debe hacerse, primero porque tiene un fuerte efecto estimulante para el PIB, pero además por la importancia que ha tenido y tiene para el empleo: en los últimos 10 años, la construcción ha aportado el 20% del empleo creado, frente a sólo el 5% la industria. Esto es una evidencia que se impone tanto a los que aprecian el papel de la construcción, como a los que, sin sentido de las proporciones, se dedican, estúpidamente, a denigrar 'el ladrillo'.
- ¿Conviene reducir los impuestos?
-En la primera fase de una crisis, el efecto de un aumento de la inversión pública tiene un multiplicador considerablemente mayor que el de una reducción de impuestos en cantidad equivalente, porque con ésta se ahorra en un alto porcentaje, en vez de invertirse. La reducción de impuestos será más conveniente cuando ya se haya superado el fondo de la crisis y los inversores privados empiecen a animarse. Así lo hicimos, desde el Ministerio de Economía Hacienda, del que yo era titular, a mediados de 1985.Cuando ya se había hecho el ajuste de salarios y precios, y buena parte de la reconversión industrial, se decretó la libertad de amortización para las inversiones que comenzasen en 1985 y 1986, y ello tuvo un gran efecto. Por el contrario, intentar estimular la inversión privada en la fase de caída y pesimismo, es poco eficaz.
- ¿Hay que echar una mano al sector del automóvil?
- Otra política sectorial que es sensata, es la de ayudar a la industria del automóvil, por su importancia para el empleo, por las muchas empresas complementarias que dependen de ella, y por su peso, del 18%, en las exportaciones españolas. Ha sido un gran éxito en España, ya que llegamos a ser el cuarto productor de automóviles de Europa. Por la importancia de este sector, en los EEUU y en Europa se ha planteado un sistema de ayudas.
- Le voy a pedir un ejercicio más difícil, que es el de predecir el final de la crisis
- Recordando las cautelas sobre las predicciones, hay bastante consenso respecto a que la crisis tocará fondo en la segunda mitad de 2009 y que, a finales de ese año, comenzará una lenta recuperación de la economía general, que se reforzará en 2010 y 2011. Me refiero a la economía general, porque el sector inmobiliario no tocará fondo hasta 2010, o incluso hasta 2011, dado el enorme stock de viviendas nuevas sin vender y la lentitud del ajuste de precios. Casi todas las previsiones estiman, para el conjunto del año próximo, una caída del PIB en torno a un punto.
- ¿El ajuste de la Bolsa está llegando ya?
- Sí, las Bolsas de valores se ajustan con bastante rapidez. Ya han caído, desde el tercer trimestre de 2007, un 33% en los EEUU y un 43% en la zona del euro. Es, más o menos, lo que cayeron en la anterior recesión de 2000 a 2002. Los mercados de valores suelen anticiparse y recuperarse antes que la economía en general. Como el nivel de las acciones está ya muy bajo - el PER, esto es, la relación entre el precio de una acción y su rentabilidad, está en un nivel medio de menos del 9% -, en cuanto toque fondo la caída de los tipos de interés, los inversores se lanzarán a hacer compras, y con ello buenos negocios.
- ¿Cómo van a ser de duros esos siete u ocho meses de recesión que quedan? ¿Abrirán los bancos el grupo del crédito por lo menos?
- Ya estamos en meses muy duros. Lo peor es el tremendo aumento del paro. Por eso hay que reforzar la inversión pública cuanto antes. Desgraciadamente el crecimiento del paro continuará y no se frenará hasta el periodo de recuperación plena, que será en 2010 ó 2011. La profesión de los banqueros es dar crédito. De eso viven. Otra cosa es que puedan, dado el nivel de riesgo que ya tienen en su activo. Por eso hay que ir más lejos en la compra o en el aval por el Estado de activos llamados tóxicos o semi-tóxicos. La banca es el sistema circulatorio de la economía y si el crédito se cortara, los que más sufrirían serían los ciudadanos y las empresas.
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