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El alcalde de Aarau (Suiza), Marcel Guinard, deposita un voto junto a Madrazo y Bilbao. /M.. DÍAZ DE RADA
Las consultas de Madrazo
POLÍTICA

Las consultas de Madrazo

El consejero de Vivienda y Asuntos Sociales reivindica durante su viaje a Suiza la participación ciudadana en todos los ámbitos

UNAI MARAÑA

Martes, 11 de noviembre 2008, 04:09

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DV. El consejero de Vivienda y Asuntos Sociales, Javier Madrazo, propuso ayer en Aarau (Suiza) modificar la Constitución y el Estatuto de Autonomía para garantizar la democracia directa y la participación ciudadana de los vascos, aunque él considera que «no cierran la puerta» a esta vía. «Pero si hay quien lo cree, habrá que modificarlos», sentenció.

Madrazo rechazó que se empleen ambas normas y la violencia como «coartadas o excusas» para impedir esta vía política ampliamente practicada en Suiza. El consejero reiteró que «el mejor modo de deslegitimar la violencia de ETA es celebrar una consulta para que la ciudadanía vasca pueda decir a la organización terrorista que desaparezca para siempre».

El titular de Vivienda y Asuntos Sociales reivindicó la participación ciudadana en un sentido amplio, para todos los ámbitos: político, económico, social, medio ambiental y de género. No podía haber elegido otro lugar mejor que Suiza para hacerlo: los helvéticos son llamados cuatro veces al año a referéndum, y nueve de cada diez, según las encuestas, no aceptarían que les privaran de ese derecho.

El próximo día 30, los suizos tienen una nueva cita con las urnas. En la ciudad de Zurich se votarán catorce propuestas de orden local, cantonal y federal. Los ciudadanos podrán decidir, entre otras cuestiones, que los delitos de pornografía infantil no prescriban, flexibilizar la edad de jubilación, la elección libre en la compra de medicamentos o la prolongación del tranvía hasta el zoo.

El consejero considera a la confederación helvética un modelo y un referente, así como un «toque de atención para quienes niegan el derecho de la ciudadanía vasca a la participación política». Para Madrazo, la experiencia suiza demuestra que esta vía «no es una forma de distorsionar la vida pública, sino todo lo contrario: mantiene viva la política de un país».

El Gobierno Vasco, las formaciones políticas y los agentes sociales tienen la «obligación ineludible», según el coordinador general de EB, de mirar a Suiza como modelo «claro y concreto» de que la democracia directa «lejos de dividir, une, y en vez de provocar confrontación, permite avanzar en la convivencia».

En nombre del Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales, Madrazo se comprometió a promover y desarrollar formas de democracia directa en su ámbito de actuación y competencia, desde la «convicción profunda» de que esta senda es «el futuro por el que hay que transitar y la única que permitirá superar la brecha existente y cada vez más profunda entre la política y la sociedad».

Labor opositora

En una reciente encuesta encargada por la Diputación Foral de Gipuzkoa, la gran mayoría de los guipuzcoanos entrevistados confesaron desconocer quién es el diputado general. En Suiza, el interés de los ciudadanos por quien les representa no es mucho mayor, pero en este caso se debe a que el nombre o el color de los cargos públicos tienen menor importancia.

El Centro para la Democracia de Aarau (ZDA), asociado a la universidad de Zurich, destaca que la labor opositora está más en manos de los propios ciudadanos que de los partidos políticos. Así lo demuestra el hecho de que más del 25% de las propuestas de enmienda constitucional realizadas por las instituciones han sido rechazadas por los electores.

En una encuesta elaborada por el sociólogo norteamericano Carod Schmid, el 70% de los suizos señalaron su sistema político como la principal razón para estar orgullosos de su nacionalidad. Madrazo destaca que la democracia directa permite que la sociedad civil helvética sea «activa, viva, comprometida y protagonista de su futuro».

El director del ZDA, Andreas Aauer, aclaró que el modelo suizo es el resultado de un largo y «fascinante» proceso político con raíces en el siglo XIX, por lo que considera «muy difícil transplantarlo a otro país». No obstante, estableció un «punto de comparación» entre la experiencia helvética y la vasca: la democracia directa «civilizó la política» en el país alpino, «muy violenta» hasta el siglo XIX.

Aauer señaló que la democracia directa «es una calle de sentido único». Una vez que se entra, «es imposible volver atrás», subrayó el académico, porque «cuando se deja en manos de los ciudadanos la decisión de las cuestiones importantes, ya no renuncian a ese derecho».

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