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Lunes, 8 de septiembre 2008, 11:18
Plá de Beret. DV. Somos lo que nuestra memoria conserva, aunque en muchas ocasiones no queramos reconocerlo. Raimund Die-tzen intenta recordar, pero no siempre lo consigue. No al menos todo lo que sucedió el 6 de mayo de 1989 en el túnel de Cotefablo, en la decimotercera etapa de la Vuelta, Benasque-Jaca. Se pasaba por Sabiñánigo, donde la carrera tendrá hoy final de etapa.
Los aficionados más jóvenes ni siquiera recordarán ese nombre. Los más fieles a este deporte le reconocen como director del equipo Gerölsteiner, que a finales de esta temporada dirá adiós al ciclismo.
Dietzen arrastra una historia que permanece muchas veces en una nebulosa. En 1989 la Vuelta a España se disputaba en los meses de abril y mayo. El alemán del Teka, como le llamaba todo el mundo, era un corredor muy fuerte físicamente, un ganador, al que se le resistió de forma sistemática el maillot amarillo.
Segundo en 1987 y 1988, tercero en 1984, vencedor de etapas en 1986 y 1989, su fama en la carrera no le llegaría por el triunfo final, sino por el accidente que sufrió en el túnel del puerto de Cotefablo. Marcó un antes y un después en las carreras ciclistas. Desde entonces los túneles se señalizan y se iluminan correctamente para que no peligre bajo ningún concepto la integridad física de los ciclistas.
La falta de iluminación en ese túnel le provocó una caída que trajo consigo muchos problemas físicos. Perdió la memoria. No recordaba algunas palabras, ni en español ni en alemán.
Cuando volvió a la competición, seis meses después, en la Vuelta a Rioja, llevaba una protección especial en la cabeza. Llegó fuera de control en la segunda etapa y al final de esa temporada se retiró.
Demandó a la empresa Caser, aseguradora de la Vuelta. Después de siete años de pleitos contra Unipublic, cobró 80 millones de pesetas.
La Vuelta a España ha cambiado mucho desde entonces: «Está mejor organizada. Hay mejores hoteles que en en nuestra época. La organización es perfecta. Como corredor disputé ocho Vueltas. Terminé dos veces segundos, una tercero y una cuarto. En la que tuve el accidente iba séptimo en la clasificación general. Esto es diferente a lo de entonces y todo ha ido a mejor», explica Dietzen.
El accidente no le hizo abandonar España. En su época de corredor del equipo Teka residía en Montroig, en la provincia de Tarragona. Se quedó a vivir allí con su mujer.
Reconoce que «a pesar de los cambios, de los autobuses, de las comodidades, hay que sufrir igual. En eso el ciclismo no ha variado nada».
El Gerölsteiner deja el ciclismo a finales de temporada y Dietzen se queda sin trabajo: «No sé lo que voy a hacer. No me preocupa. La mayoría de los ciclistas ya van encontrando cosas. No me he ofrecido a ningún trabajo. Ya veremos lo que hago. Si le intereso a alguien, ya me lo dirá. Y si no, pasaré más tiempo con mi mujer a partir de ahora».
Grupos de cicloturistas
Raimund Dietzen, que conserva prácticamente el mismo físico que cuando era ciclista, no tiene problemas económicos. Además del dinero de la indemnización, dirige campamentos de entrenamiento para cicloturistas en Cambrils.
«Sigo andando en bicicleta. Tengo también apartamentos que alquilo. ¿Si me acuerdo de Cotefablo? Como para no acordarme. Era un túnel que no estaba iluminado. Acabó con mi carrera ciclista. Estuve nueve años de profesional, ocho de ellos en el Teka y uno en el Puch». Suele viajar a Alemania un par de veces al año, pero su vida está en Montroig. n
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