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CULTURA

Palha, una leyenda portuguesa con 160 años de historia

J.D.A.

Viernes, 7 de marzo 2008, 02:02

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Eduardo Miura define a la ganadería de Palha como «el respeto escrupuloso de una tradición y el compromiso de generaciones sucesivas de una misma familia con la ganadería brava, con un saber hacer basado en el esfuerzo y un irreprimible deseo de continuidad y maestría». Para Don Eduardo, la ganadería portuguesa «es un espejo de la de Miura (....), pues los dos hierros han compartido, durante numerosos años, una misma filosofía de vida, incluida una misma visión de la ganadería en lo que concierne a las sangres y los criterios de selección y de conducta». No es pues de extrañar que a la ganadería que ahora lleva Joao Folque se la conozca como los miuras portugueses. Una ganadería, por otra parte, que hunde sus raíces nada menos que en 1848 cuando fue formada por Don Antonio José Pereira Palha.

Las vacas que se tentarán el próximo día 15 y los toros que en Julio llegarán a los corrales de Azpeitia están marcados con la P del patriarca Antonio José Pereira Palha, tan diferentes a sus antepasados, pero sin perder en ningún momento su solera y bravura. Son ahora mucho más nobles y toreables que los primeros. La ganadería se compone desde entonces de dos ramas. En una se mezclan vacadas puras vistahemoseñas, vía Ibarra y Parladé, como las de Pinto Barreiros, Ribeiro Telles, Oliveira Irmaos, de procedencia Gamero Cívico, Dominmgo Ortega, Juan Belmonte, de encaste Parladé, Isaías y Tulio Vázquez, de Pedrajas, Torrealta y, ahora, de Baltasar Ibán, de origen Contreras. Esta última se lleva por separado. En esta rama a las vacas se las conocen como las juaquinas, ya que Joaquim, el mayoral, fue quien insistió con el ganadero para adquirir una punta de vacas de esta procedencia tras éstos presenciar la famosa corrida de este hierro en Salamanca en la feria septembrina de 1992. En la primera rama suelen salir unos toros más resistentes frente a las contrariedades climatológicas, y poseen una forma de embestir de carácter más primitivo, es decir, despliegan mucha fuerza bruta en el ruedo y se resisten muchísimo a entregarse. Caso muy distinto es lo que sucede con la segunda rama, aquí la embestida de los toros adquiere un tono más profundo, denso y pasional, aunque este ganado suele ser más delicado en el aspecto sanitario.

Por lo general, los toros de Palha son bajos de agujas, muy finos, hondos, chatos, ligeramente badanudos, musculados y de poco esqueleto; tienen los pitones blanquecinos y muy afilados, armados casi siempre en veleto, aunque sin ser cornalones en exceso. Se trata, en suma, de toros con trapío bastante equilibrado, muy serios pero no muy voluminosos. El pelo predominante en la ganadería es el negro zaino y bragado.

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