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El orden de los factores
BETIERREALA | Castellón 1 - Real Sociedad 0

El orden de los factores

La Real perdió ante el Castellón, que repitió su triunfo de la primera vuelta en Anoeta y volvió a demostrar su superioridad sobre los blanquiazules.

IÑAKI IZQUIERDO ENVIADO ESPECIAL

Lunes, 28 de enero 2008, 12:22

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castellón. DV. Hay tardes en las que sólo queda estrechar la mano del rival y felicitarle. Tardes como la de ayer. La principal razón por la que perdió la Real fue que el Castellón jugó un buen partido y fue mejor en todas las facetas del juego, sobre todo en intensidad. Fue una derrota inapelable, que hay que aceptar con deportividad.

Un marcador de uno a cero transmite igualdad, incertidumbre y nervios, pero nada de eso sufrió el Castellón, que gestionó su gol con una autoridad que dejó sin argumentos a la Real. Honestamente, habría que reconocer que los blanquiazules no tuvieron ni una ocasión de gol, porque los disparos y las aproximaciones contabilizadas fueron más a título de inventario que porque tuvieran peligro verdadero.

El Castellón parece tener cogida la medida a la Real. Ganó en Anoeta con autoridad y ayer volvió a hacerlo. En agosto cogió a un equipo frágil, lleno de dudas y con miedo. Ayer superó a una Real en buen momento, a un punto del ascenso y que llegaba a Castalia tras dos victorias seguidas. No importó.

La manera en que ambos equipos afrontaron el partido fue radicalmente distinta. El Castellón fue intenso, competitivo, fuerte y dinámico. La Real, un equipo a la expectativa. Siempre dominado, llegó un segundo tarde a todas las acciones. Sin ninguna opción que proponer, sólo pudo responder a las acometidas locales.

Eizmendi optó por colocar a Martí de pivote único y por incrustar a Mérida en una línea de cuatro centrocampistas. No funcionaron. El chaval, sobre todo, se encontró pisando un territorio desconocido y tremendamente hostil para él, como la Segunda división. No hay concesiones y el fútbol no es lo primero. Lo primero es la pierna fuerte, el ritmo y la intensidad. No existen sutilezas, el territorio natural de Mérida, y lo acusó. Recibir el balón al pie es una quimera;perseguirlo sin esperanza, una obligación. Es lo que hay.

Martí no necesita clases prácticas. Jugó mal, pero al menos tuvo un recurso para encender al equipo. Un gesto teatral magnífico. Mediado el segundo tiempo, con la Real sin respuestas, un jugador del Castellón se dejó caer como se dejan caer los futbolistas de los equipos que van ganando. Sus compañeros echaron el balón fuera. Martí, con los brazos abiertos para que le viera todo el estadio, cruzó el campo y se fue hasta donde el capitán blanquinegro, el central Dealbert, y le hizo un gesto inequívoco con la mano: 'no vamos a devolver el balón'.

Efectivamente. Se dirigió a Estrada, que se disponía a sacar de banda, y le pidió el balón. Recibió y se puso a jugar. Castalia estalló. Una bronca monumental cayó sobre los realistas, que parecieron despertar. Ahí comenzaron los mejores minutos de los blanquiazules. Pocos. Su único argumento en el partido no tuvo que ver con el fútbol, sino con la psicología de masas. Con el campo en pie, abucheando y gritando cada vez que un realista cogía el balón, la Real pareció tener alguna posibilidad. Cuando se calmaron los ánimos, el Castellón volvió a tomar el mando.

Una bronca con la grada no está mal fuera de casa, pero no es suficiente para ganar. La Real no tuvo ninguna idea más al respecto y el partido se fue muriendo. Los cuatro minutos de descuento, en los que casi ni tocó el balón, representaron el partido.

El naufragio del centro del campo fue notable. Sólo Prieto intentó influir en el partido, sin parecerse a su mejor versión ni de lejos. El resto, jugó demasiado lejos de su defensa para sacar el balón jugado desde atrás con criterio y demasiado lejos de las zonas de ataque para robar con peligro. Es decir, que el partido sobrevoló por encima de sus cabezas sin que hicieran nada para remediarlo.

La derrota llegó en una jugada por la izquierda que castigó la flojera defensiva de los dos centrales realistas ayer, especialmente de Ansotegi, que sufrió un calvario con Tabares. El veterano y aparentemente pasado de kilos ariete argentino se convirtió en el héroe, y eso que no marcó. El clásico veterano que tira de repertorio cuando le han abandonado las facultades y pone en pie a la grada. 'Hu, Hu, Huracán', rugía Castalia en honor del Huracán Tabares, que lleva quince jornadas sin marcar pero dio un recital.

El Castellón no fue un vendaval ofensivo ni pudo golear a la Real. De hecho, apenas tuvo ocasiones aparte del gol, pero la sensación de superioridad que dejó fue clara. La Real jugó un partido muy flojo, vacío de contenido, sin personalidad. Puede que al equipo le falte calidad y haya que dársela, pero hasta ahora no le había faltado intensidad y eso no lo puede perder, porque en el fútbol el orden de los factores es siempre (no sólo en Segunda) pierna fuerte, ritmo y competitividad. Si se tiene todo eso, aparece la calidad. Si no, la calidad se la lleva el viento. No debe perder la Real las virtudes que le han traído hasta aquí. Sólo si las conserva sacará partido de la calidad, si la hay.

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