«Apenas si podía tocar el volante del coche, pero ha merecido la pena sufrir»

- ¿Qué le dice la fecha 20 de agosto de 2007?

- Fue el día que me lesioné en el Aritzbatalde jugando la final del torneo Villa de Zarautz.

- ¿Qué pasó?

- Al acabar el partido no sentía los dedos de la mano izquierda. Los tenía helados.

- ¿Llegó a alarmarse?

- Sí. Fui a casa y durante toda la noche los dedos seguían fríos pese a intentar calentarlos con agua caliente o poniéndolos cerca del radiador. Al día siguiente llamé al médico de la empresa al ver que la sangre seguía sin llegar a los dedos. Estaban blancos. Me hicieron una ecografía y los resultados desvelaron que había un trombo.

- ¿Había tenido antes algún problema en su mano izquierda?

- No, nunca.

- ¿Qué pensó cuando le dijeron que tenía que operarse?

- Me llevé un disgusto terrible. A nadie le gusta tener que pasar por el quirófano.

- ¿Era la primera vez que lo hacía?

- No, de chaval ya me operaron de apendicitis. Ya ni me acordaba.

- Y encima con anestesia general.

- En principio me dijeron que me iban a dormir sólo el brazo izquierdo y al final me durmieron entero.

- ¿Le da miedo el quirófano?

- Miedo, no; respeto, sí.

- Le abrieron la mano de arriba a abajo.

- Más o menos. El doctor Letamendía hizo un gran trabajo. La operación duró una hora y me dieron ocho puntos de sutura.

- Ha tardado tres meses en volver a las canchas. Habrá tenido tiempo para pensar en muchas cosas...

- Cuando te pasa una cosa así, piensas en muchas cosas. Sabía que tenía por delante una larga recuperación y lo importante es que perdí pronto el miedo.

- ¿Hubo algún momento en que pensó en tirar la toalla?

- No, nunca. Veía que todo iba bien, hablaba con los médicos y éstos me decían que la recuperación iba por buen camino. Hombre, había días en los que pasaba mal. Apenas si podía tocar el volante del coche porque sentía molestias.

- ¿Lo ha pasado mal?

- Lo que he sentido es rabia por no haber podido participar en el Campeonato del Cuatro y Medio, pero ha merecido la pena todo el sufrimiento.

- Las horas se hacen eternas...

- Claro que sí, pero al cabo de un mes ya empecé a correr. Iba al gimnasio y me distraía.

- ¿Así mataba el tiempo?

- También iba al monte, donde suelo estar a menudo en mis ratos libres. Y a cazar, que también me gusta mucho.

- ¿También es 'becadero' como los Olaizola y Barriola?

- Sí y también suelo ir al jabalí. Soy un cazador decente.

- Comenzó a entrenar con pelota goxua y a finales de octubre ya tocó pelota dura.

- Había que ir despacio. Primero fue del uno al uno. Cuando le pegaba a la pelota con esa zona me dolía, pero poco a poco fui a más. Hice una prueba con pelota dura en el Ogueta y me quedé muy satisfecho.

- Cuando su empresa le dijo que reaparecía el día 2 en Estella, ante sus paisanos, ¿en qué pensó?

- Me había propuesto reaparecer a primeros de diciembre y se cumplió el objetivo.

- Perdió...

- No salieron las cosas como yo quería, pero me sentí muy a gusto en la cancha. Sólo fallé un par de pelotas. El lunes en Tolosa ya estuve mejor.

- ¿Tiene miedo de entrar a la pelota con la izquierda?

- A algunas sí, sobre todo las que vienen cortadas a la pared.

- ¿Y dolor?

- Cuando le doy ahí, sí. Duele.

- Vuelve a las canchas para jugar el Master mano a mano, pero ¿cuáles son sus objetivos a largo plazo?

- Me gusta jugar mano a mano, pero mi objetivo es tomar parte en el Campeonato de Parejas, hacer si se puede un buen papel y luego preparar el Manomanista. No pienso más allá.