Ya no quedan localidades a la venta para la final del Ogueta

SAN SEBASTIÁN. DV. Sólo han pasado 72 horas desde que las empresas confirmaron que el frontón Ogueta de Vitoria sería el domingo 2 de diciembre el escenario de la final del Campeonato del Cuatro y Medio entre Titín y Barriola, y ya no quedan entradas a la venta. La avalancha de peticiones a los taquilleros de Aspe y Asegarce ha sido constante.

Rafa Etxebarria, encargado de la logística de la promotora bilbaína, decidió el martes abrir sus teléfonos. En poco más de hora y media se quedó sin localidades altas del frontón, grada y rebote, las más baratas, cuyo precio oscilaba entre 35 y 45 euros. No tardó mucho tiempo en quedarse también sin butacas de cancha, que se cotizan a 110 euros. En total, 800 localidades que volaron de sus manos en pocas horas. Registró en su móvil 450 llamadas perdidas y otras 300 solicitudes a través de la web de Asegarce en Internet.

Por su parte, Aspe, dio salida ayer a las localidades que tenía a su cargo y se agotaron en el plazo de una hora. La avalancha de peticiones superó con creces cualquier previsión realizada por la empresa eibarresa. Fueron sólo 300. El resto fueron adjudicadas días antes.

Avalancha de peticiones

«Ha sido algo increíble», nos comentó Patxi Mutiloa, gerente de Aspe. «Nos hemos visto desbordados ante tantas peticiones y, lamentablemente, no hemos podido contentar a todos. De antemano ya teníamos compromisos adquiridos con abonados, patrocinadores y de protocolo. Por eso no hemos podido poner más entradas a la venta. El Ogueta tiene un aforo de 2.000 localidades y cuando la demanda triplica a la oferta no se puede hacer milagros. Pasa todos los años y seguirá pasando», asegura.

Olaia Gallastegi, una eibarresa de 35 años y con experiencia en logística tras haber trabajado anteriormente en el Eibar, vivió ayer un calvario. Era su primera final de pelota -sustituye como taquillera a Eñaut Larrañaga- y reconoce que «he tenido una mañana un poco movidita. En una hora ya he despachado todas las entradas que tenía a la venta y luego he estado un ratito atendiendo al teléfono. Después, lo he apagado definitivamente».

La nueva taquillera de Aspe recuerda haber vivido una experiencia similar en las oficinas del Eibar. «Fue un partido de Copa contra el Real Madrid en Ipurua. Todo el mundo quería entradas y no había», afirma. Lo que no esperaba es una demanda semejante en tan corto espacio de tiempo. «El año pasado ya estuve ayudando algún día a Eñaut Larrañaga, pero vivirlo desde dentro es muy distinto. Y además, sola. El teléfono de paraba de sonar. Así todo el rato».

Olaia ya ha superado la primera prueba. Todavía le quedan las finales del Parejas y del Manomanista para cerrar el curso.