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FÉLIX MORQUECHO
Miércoles, 17 de octubre 2007, 02:38
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EIBAR. DV. El mayor colectivo de inmigrantes que llega hoy en día a Eibar procede de distintos países de Suramérica. Muchos cruzan el charco con la confianza de que la lengua castellana les permitirá una integración sencilla. Sin embargo, se encuentran en una sociedad en la que se trabaja por mantener el euskera. De ahí que surjan programas como Aisa, unos cursos de acogida lingüística que tratan de ofrecer un primer contacto con el euskera a los inmigrantes.
El concejal de Servicios Sociales Benjamín Atutxa, la directora del Euskaltegi Municipal Nerea Beitia y el técnico de Inmigración Julen Aranguren, presentaron ayer esta iniciativa que cumple su cuarta edición. «Es un curso muy básico en el que aprenden cosas muy básicas como los números, los horarios, saludos, preguntas...» señalaba la responsable del Euskaltegi. Las clases se desarrollan entre dos o tres días por semana, en horarios acordados con el propio grupo. Nerea Beitia animaba a los inmigrantes a participar en esta iniciativa en base a la experiencia satisfactoria de anteriores ediciones. De hecho, ha habido quien ha continuado aprendiendo euskera tras estos cursos.
El pasado año no se formó un grupo y en esta edición ya hay personas inscritas y son necesarias nueve personas para la puesta en marcha del curso. Para participar se puede solicitar información en el departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento o en el Euskaltegi Municipal, ambos en la casa de cultura Portalea. El curso se sigue mediante cuatro libros que desarrollan temas sencillos y prácticos, además de un diccionario traducido en siete lenguas. El precio del curso es de 20 euros.
En dos direcciones
El porcentaje de inmigrantes entre la población eibarresa se sitúa en torno al 4%, lo que supone algo más de 1.000 personas. Benjamín Atutxa situaba ayer el programa Aisa como una herramienta que favorece la integración. «Desde el Ayuntamiento tratamos de que haya una convivencia en paz y una integración real» señaló. «Esta integración tiene que ir en dos direcciones. Por una parte, la persona que viene tiene que hacer un esfuerzo por adaptarse a la forma de vida y las costumbres que tenemos. Por otra parte, nosotros tenemos que facilitar esa adaptación ofreciendo nuestra ayuda y unas herramientas que lo permitan».
Ante estas ideas, Atutxa reconocía que el euskera no es una prioridad para quienes han dejado atrás su país de origen. «Muchos llegan sin saber que aquí se habla otra lengua que no es el castellano» destacó. Por este motivo, el desconocimiento total hace que no sea fácil una implicación respecto al euskera.
Atutxa remarcó la necesidad de programas como Aisa. «Es algo que les acerca a la cultura vasca. En cuanto a los objetivos tenemos que ser realistas. A veces, será suficiente que consigamos una actitud positiva respecto al euskera, además de un conocimiento muy básico de palabras».
La organización de estas clases se ha encontrado en años anteriores con problemas a la hora de acordar horarios. Con una población inmigrante trabajadora, son muchos los que inician el curso pero se ven obligados a dejarlo durante el año. Entre los participantes en ediciones anteriores, hay quien lleva bastante tiempo residiendo en Eibar, así como otras personas que son recién llegadas y muestran interés.
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