El 31 de agosto de 1813, nuestra ciudad estuvo a punto de desaparecer.
LA CALLE DE LA MEMORIA MIKEL G. GURPEGUI

1813: «¿Qué deshonra y atrocidad!»

La «fecha más triste de la historia de San Sebastián» acabó con el incendio y destrucción casi total de la ciudad. Pero empezó con violaciones, asesinatos y pillaje.

PPLL

Viernes, 31 de agosto 2007, 09:45

Como cada 31 de agosto, toca hablar de la que Juan María Peña definió como «la fecha más triste de la historia de San Sebastián». Hay que recordar el desastre, el saqueo e incendio de la ciudad en 1813. Hay que volver a sentir la rabia de aquellos donostiarras que, aliviados por la llegada de las tropas anglo-británicas supuestamente para liberar la ciudad del yugo francés, vieron inesperadamente la cara del mal.

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El conde de Toreno describió de esta manera la situación: «Melancolízase y se estremece el ánimo sólo al recordar escena tan lamentable y trágica, y a que no dieron ocasión los desapercibidos y pacíficos habitantes, que alegres y alborozados salieron al encuentro de los que miraban como libertadores, recibiendo en recompensa amenazas, insultos y malos tratos. Anunciaban tales principios lo que tenían aquellos que esperar de los nuevos huéspedes».

«No tardaron en experimentarlo, comportándose en breve los aliados de San Sebastián como si fuese ciudad enemiga, que despiadado y ofendido conquistador condena a la destrucción y al pillaje. Robos, violencia, muertes, horrores sin cuento, sucediéndose con presteza y atropelladamente. Ni la ancianidad decrépita, ni la tierna infancia pudieron preservarse de la licencia y desenfreno de la soldadesca, que furiosa forzaba a las hijas en el regazo de las madres, a las madres en los brazos de los maridos, y a las mujeres todas por doquiera. ¿Qué deshonra y atrocidad!».

Los donostiarras de la época, los que sufrieron el incendio del 31 de agosto de 1813 y pocos días después decidieron reconstruir San Sebastián sobre sus cenizas, quisieron poner números al desastre, calcular las pérdidas económicas. Después de recoger declaraciones de 75 testigos, este fue el balance que se estableció entonces:

«Veinticinco casas de primera clase, a 300.000 reales cada una, 7.500.000 reales. Cincuenta casas de segunda clase a 200.000 reales cada una, 10.000.000 de reales. 125 casas de tercera clase a 150.000 reales, 18.750.000 reales. 125 casas de cuarta clase a 100.000 reales, 12.500.000 reales. 125 casas de quinta clase a 80.000 reales, 10.000.000 reales. 75 casas de sexta clase a 50.000 reales, 3.750.000. 75 casas de séptima clase a 25.000 reales, 1.875.000 reales. La Casa Ayuntamiento y Consulado con todos sus adornos y pertenecidos, 1.600.000 reales. (...) Valor total de las pérdidas, 102.305.000 reales».

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