«Yo siempre he sido un 'outsider'. Hasta de mí mismo»
Cada vez se siente más libre al escribir, en el fondo y en la forma. El 'escritor de Gros' lanza ahora una rareza: 'La estrategia del outsider'
MITXEL EZQUIAGA mezquiaga@diariovasco.com
Viernes, 23 de noviembre 2012, 09:48
Siempre ha ido por libre, pero a medida que pasan los años la libertad impregna cada vez más el fondo y la forma de sus libros. Raúl Guerra Garrido publica 'La estrategia del outsider o la vuelta al mundo de Naraya Sola', una rareza, según admite él mismo, sobre la figura del 'outsider' o desplazado. A medio camino entre el dietario y la memoria, y con una obra de teatro dentro, el libro salta la división entre géneros literarios y reivindica «la dignidad más íntima del ser humano». El martes se presenta en la librería La Central de Madrid.
Raúl Guerra, madrileño, berciano y donostiarra, responde desde Madrid aunque dice que su centro vital sigue siendo el barrio de Gros. «En verano estoy enganchado a la playa de La Zurriola: solo fuí a Ondarreta un día... y para ver las piedras», dice con su proverbial ironía.
-Su nuevo libro es toda una rareza difícil de resumir y explicar.
-A medida que cumplo años he ido pasando de plantearme los libros desde una estructura racional a dejarme ir en función de los sentimientos: me gusta la idea de ponerte a contar sin saber muy bien qué quieres contar. Y la recomendación para el lector es la misma: que se deje fluir. Aunque, claro, el libro tiene de fondo una idea clara: hacer una reflexión sobre la dignidad. Sobre esa dignidad íntima y última de cada persona.
-La estructura para llegar a ese objetivo es intrincada.
-La literatura tiene ahora tanta intertextualidad que han caído todas las barreras entre los géneros. Mi libro empieza como una novela, sigue como una obra de teatro y se desarrolla como una reflexión sobre la figura del 'outsider' y sobre el propio término que la define. La obra de teatro está protagonizada por dos personajes que son dos 'outsiders' en sí mismos, por cuanto se dedican a unas profesiones más o menos convencionales, como una investigadora científica y un ingeniero naval, pero de manera distinta: la investigadora se gana la vida como stripper y la verdadera vocación del ingeniero es la poesía.
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