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Miembros de la izquierda abertzale, en un acto celebrado el pasado mes de noviembre en Pamplona. :: JESÚS DIGES/EFE
POLÍTICA

«La izquierda abertzale no quiere otra T-4»

El mundo de Batasuna cree que la mayoría en ETA aboga por mantener el alto el fuego

JORGE SAINZ

Jueves, 14 de abril 2011, 11:11

«No queremos otra T-4 y el tiroteo de Francia podía haberlo sido». La acción violenta del pasado sábado, cuando un presunto miembro de ETA hirió a un gendarme en un control policial, ha traído a la memoria de la izquierda abertzale lo ocurrido en el fracasado proceso de paz de 2006, cuando la bomba contra el aeropuerto de Barajas dio al traste con cualquier posibilidad de éxito, señalan fuentes solventes de la ilegalizada formación. Por tanto, el rotundo y clarificador comunicado que la izquierda abertzale emitió el lunes, pidiendo a la organización armada que tome medidas para evitar que hechos «inaceptables» de este tipo se repitan, busca frenar cualquier tentación de retomar las armas y «entorpecer la nueva fase política abierta en Euskal Herria».

El fracaso del proceso de 2006, en el que los dirigentes de Batasuna, con Arnaldo Otegi a la cabeza, se implicaron a fondo en la búsqueda de una solución que estuvo más cerca que nunca, marcó profundamente a ese mundo. Por ello, el sector político independentista entiende que si el tiroteo del sábado en el centro de Francia se hubiera saldado con la muerte del gendarme, en vez de con heridas, el actual camino hacia un proceso político en Euskadi podía haber sufrido un importante frenazo, según los medios consultados. Es en este contexto en el que la izquierda aber-tzale ha querido dejar claro a ETA que debe mantener el alto el fuego en vigor y que la línea a seguir es la apuesta por las vías sólo políticas, en la que no tienen cabida episodios como el tiroteo del pasado sábado. Como recogía la posterior nota de Sortu, «es necesario que no haya más víctimas en este conflicto ni más violencia».

Final ordenado

Los gobiernos central y vasco han interpretado el contundente comunicado de la ilegalizada formación como una muestra de las «cada vez mayores fisuras» entre el mundo político y la parte militar. No obstante, fuentes de la izquierda aber-tzale consultadas insisten en que «la mayoría de fuerzas en ETA» están a favor de la apuesta por abrir un proceso para acabar con la violencia, y no ven, por tanto, en riesgo el alto el fuego decretado el pasado 10 de enero. Argumentan que hace quince días ETA emitió un comunicado ofreciéndose a que su tregua sea verificada.

En el mundo de Batasuna admiten la existencia de discrepancias dentro de la banda, algo que consideran lógico dentro de un proceso tan complejo, pero no contemplan la posibilidad de una escisión, algo que también descartan los gobiernos central y vasco. En todo caso, la izquierda abertzale sigue aspirando, a través de su nueva estrategia por las vías políticas, a arrastrar a ETA a terminar con la violencia en un final ordenado y sin fisuras internas.

Un aspecto clave para la formación proscrita es la articulación de una comisión de verificación, algo recogido también en su comunicado del lunes. A su juicio, es un aspecto clave para favorecer el final de la violencia y disminuir el riesgo de que los movimientos de miembros de ETA en la clandestinidad deriven en episodios como el de Francia. Un control por parte de un organismo independiente internacional serviría a su vez para involucrar a ETA en el proceso político. El mundo de Batasuna también considera necesario que el Gobierno español se implique de una vez en un proceso de paz y aborde con la organización armada «los aspectos técnicos del conflicto», dejando el debate político en manos de los partidos.

Con este nuevo paso, que además se produce en pleno debate judicial sobre la legalización de Sortu, la izquierda abertzale evidencia su disposición a liderar desde la política el conglomerado del denominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), con el objetivo de avanzar conjuntamente a un nuevo escenario sin violencia y de «soluciones democráticas para Euskal Herria».

«Desacuerdos»

Una situación que, por contra, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, interpreta como el «comienzo de un desacuerdo» entre Batasuna y ETA, algo que tiene «enormes ventajas para la democracia», según sus palabras. En una conferencia en Barcelona, el también vicepresidente primero del Gobierno español destacó que «el tema del terrorismo está razonablemente bien enfocado».

Tanto el Gobierno central como el vasco enmarcan la dura nota de la izquierda abertzale como la escenificación de una situación de «no concertación» entre la izquierda abertzale y la banda, que sale a la luz cuando se producen episodios incontrolables, como el tiroteo del sábado, que muchas veces responden al perfil del miembro de ETA que protagonice la acción, según fuentes gubernamentales.

Por su parte, el presidente del Ejecutivo aseguró que no contempla que pueda producirse una escisión en ETA que cometa un atentado para dinamitar el alto el fuego. José Luis Rodríguez Zapatero aseguró en Pekín que su Gobierno no trabaja con esa hipótesis, aunque tampoco la descartó por completo.

Mientras, el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, destacó que el mundo de Batasuna sigue dando pasos «en la buena dirección», pero pidió a Bildu, Sortu y a la izquierda abertzale que se opongan a los actos de apoyo a detenidos, en alusión a la nota contra las detenciones de dos presuntos miembros de ETA en Legorreta, y «los homenajes a terroristas», en referencia a la salida de la cárcel del preso más antiguo. Una estrategia que el consejero atribuye a la necesidad de ese mundo de encontrar sus propios equilibrios internos.

Por su parte, el líder del PP, Mariano Rajoy, rescató el proceso de 2006 y destacó que su partido nunca negoció con los etarras, mientras el PSOE «no puede negarlo».

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