Sanidad recupera el plan para cerrar ambulatorios los sábados

Osakidetza estudia el cierre de ambulatorios los sábados por la mañana. En un escenario de crisis económica y fuerte contención del gasto sanitario, el departamento dirigido por Rafael Bengoa recupera ahora el proyecto planteado por la anterior consejería para «reorganizar» la asistencia que se presta en los centros de salud los fines de semana, muy criticado en su día por los dirigentes socialistas al entender que suponía «un retroceso en el acceso de los ciudadanos a las prestaciones básicas».

Un año después de la polémica surgida por el anuncio del cierre de la mitad de los ambulatorios los sábados por la mañana, los actuales responsables del Servicio Vasco de Salud no descartan la posibilidad de bajar la persiana de los centros con menor actividad asistencial dentro de la política de austeridad impuesta por la dirección económica de Osakidetza.

De momento, «se está elaborando un mapa de recursos para conocer la demanda de la Atención Primaria en fin de semana», lo que en la práctica podría suponer el cierre de las consultas médicas con menos pacientes para concentrarlas en los centros de salud más importantes de cada zona.

«La idea es reestructurar el sistema de atención en las diferentes comarcas en una jornada especialmente complicada desde el punto de vista organizativo», según explicó el viceconsejero de Sanidad. Jesús María Fernández quiso dejar claro que se trata de un proyecto que «todavía está sin definir. No sabemos si finalmente se van a tener que cerrar dos, tres o veinte ambulatorios, y mucho menos podemos hablar de fechas».

Lo que parece tener claro el viceconsejero de Sanidad es que «la reordenación de los servicios sanitarios no se va a llevar a cabo tal y como se anunció en la pasada legislatura».

102 centros

La propuesta planteada por el equipo de Gabriel Inclán (PNV) contemplaba el cierre de la mitad de los centros de salud que abrían los sábados por la mañana. De los 104 ambulatorios que prestan asistencia sanitaria los fines de semana, los anteriores responsables sanitarios proponían reducirlos a 57 bajo el argumento de que se trataba de «una nueva fórmula para optimizar los recursos tanto humanos como materiales».

La decisión adoptada por el anterior equipo dejaba a los pacientes guipuzcoanos sin la mitad de los ambulatorios -de 32 a 15-, mientras que los vitorianos sólo podían acudir a las consultas médicas de San Martín y Olaguibel al proponerse el cierre de once centros de salud.

Los vecinos de la capital vizcaína iban a ser de los más afectados por la iniciativa al pasar de una veintena de ambulatorios abiertos los sábados por la mañana -prácticamente uno por barrio- a media docena. Rekalde, Begoña, Deusto, Txurdinaga, Doctor Areilza y Solokoetxe absorberían la demanda asistencial de toda la capital vizcaína. El proyecto de Inclán, que se paralizó con la llegada de los socialistas al poder, provocó una auténtica polvareda política que a día de hoy todavía no se ha resuelto.

La decisión levantó en armas a los alcaldes de ocho municipios. Los máximos responsables de Bilbao, Vitoria, Barakaldo, Sestao, Portugalete, Basauri, Ermua y Trapagaran mostraron públicamente su desacuerdo con la iniciativa, que calificaron de «despropósito». La iniciativa fue censurada por los responsables de las ocho localidades -todas controladas por el PSE, excepto la capital vizcaína, en manos del PNV- al considerarla una «acción poco procedente».

«Máxima calidad»

Los alcaldes socialistas fueron más allá. Reclamaron a los anteriores dirigentes «un modelo público de salud de la máxima calidad, cuyas prestaciones se vayan ampliando y no reduciendo».

Incluso la actual consejera de Educación se mostró contrataría a la iniciativa, que ahora podría poner en marcha su propio equipo de Gobierno. Isabel Celaá alertaba de que «la vuelta de tuerca» que querían dar con el cierre de la mitad de los ambulatorios incrementaría «la inadmisible masificación que padecen los servicios sanitarios públicos».

El revuelo social obligó a los anteriores responsables a retrasar la puesta en marcha del proyecto -prevista para el 31 de enero de 2009- para después de las elecciones autonómicas. Pero el cambio de Gobierno dejaba la polémica iniciativa en un limbo del que podría ser rescatada. En cualquier caso, Euskadi no sería la primera comunidad autónoma que decide cerrar ambulatorios los sábados para recortar gastos. Los servicios de salud de Navarra, Galicia o Andalucía ya lo hacen.