Extraordinaria y exitosa feria

La lista de actividades complementarias no fue menor, y empezando con el reconocido y apreciado por clientes y cultivadores concurso de productores en el Zerkausi, hubo también una 'bertso-saioa' en la plaza Verdura de la mano de Andoni Egaña y Oihana Iguaran, que hizo las delicias de los allí presentes, además de música de la mano de Maitane Iruiñ, Gartxot Koblaria y Yanaisa, un grupo de txalaparta que marcó con su ritmo el devenir de la mañana en el arco de Castilla, y los acostumbrados puestos de pinchos, talos, bocatas y comidas varias que animan cada rincón de la villa. El ambiente fue extraordinario.

La presencia de animales en la Alhóndiga y en la plaza Zaharra hizo las delicias de los más pequeños, que preguntaban por las características de algunos animales desconocidos para muchos (caso de las Alpacas) y que los padres se esforzaban en explicar. Aves de corral, vacas, cabras, perros de raza euskal artzaia, y el recuperado y cada vez mejor asentado euskal txerria.

Los mayores, se mostraron igual de asombrados y atraídos por la ingente cantidad de delicias y manjares que se encontraron a cada paso. La lista sería interminable, pero por citar algunos: pasteles y tartas de las distintas pastelerías tolosarras, embutidos de euskal txerria en diferentes versiones, así como de ciervo e incluso de vaca; conservas de pescado, de verduras y de carnes, vinos del país, licores de distinta factura, aceites de exquisito aspecto, derivados de oca entre los que destacaba el micuit, frutas del país de excelente aspecto, quesos del país de distintas leches y procesos de elaboración. Felicitar desde aquí la iniciativa de Lurretik Sukaldera de dar continuidad a las recetas y técnicas del productor Ramón Lizeaga que nos dejó tan pronto.

De entre las novedades destacadas del Zerkausi cabe citar los esperados cardos de las hermanas Izagirre, así como el hinojo presentado por Néstor Errasti y que se añade a una lista de verduras más que variada. Destacar también la presencia de las 'arto opilas' que coincidiendo con el día de San Andrés se muele una vez seco, tras haberlo cosechado junto con las alubias de Tolosa, y haberlo desgranado y extendido por un tiempo para obtener el punto de humedad ideal.