Tercer año de equilibrios sobre el Oria

El waterline es, en realidad, una variante de un deporte de moda llamado 'slackline', cuyo objetivo es cruzar una cinta de un lado a otro manteniendo el equilibrio. Se llama waterline si se hace sobre el agua. Sobre la cinta se pueden hacer acrobacias y los participantes deben mostrar cierta creatividad sentándose sobre la cuerda, dando saltos, haciendo el spagat, trucos, carreras o retando a sus contrincantes.

Iñigo Manso, 'alma mater' de la organización, está muy satisfecho porque las inscripciones para participar se cumplimentaron muy pronto entre los especialistas, prueba de que el festival tolosarra ha calado entre ellos. Este año habrá 70 participantes, la mayoría vascos, pero también procedentes de otras comunidades autónomas y de países como Francia y Suiza. Se colocarán nada más y nada menos que once líneas diferentes, más que en anteriores ediciones. Y el plato fuerte será el intento de récord de Euskal Herria a cargo de uno de los mayores 'riders' vascos, que intentará cruzar sin caerse 120 metros en una cuerda que irá desde los bajos del Tinglado hasta la 'dama verde', todo un espectáculo.

El waterline también tendrá espacio para los juegos y la iniciación a un deporte que aúna equilibrio, y concentración mental. Algunas de sus especialidades son: 'Spaceline', en la que se trata de ver cuál de los tres participantes, saliendo uno de cada brazo y a la vez, es capaz de llegar el primero al centro; el 'Blindline' es cruzar a ciegas; el 'Tricline' donde hay que hacer piruetas sobre la cinta; el 'Best trick' que incluye trucos y sorpresas; el 'Cronoline' es un desafío para cruzar la línea más larga en menor tiempo; y en el '1 vs. 1' se trata de aguantar de pie sobre la cinta el mayor tiempo posible. Y aunque te caigas, siempre hay que hacerlo con estilo y buen humor.