Embajadores del queso Idiazabal

Participantes que han asistido a una apretadísima y calurosa agenda, concurrencia en la que, sirva reseñar que la cualificación más 'baja' ha sido la de doctorando. Agenda de 9 de la mañana a 8 de la tarde, en cualquier caso muy dinámica, con charlas, que en su mayoría han sido de un cuarto de hora de duración, y media hora. Disertaciones acompañadas de esa curiosa propuesta que representan las 'poster sessions', exposición, compartiendo espacio, sobre diferentes temas propuestos, que han sido del interés de los organizadores de la iniciativa.

Pero también ha habido tiempo de asueto, para visitar la centenaria feria o para asistir a una cata comentada de queso, como la que tuvo lugar la noche del miércoles en el frontón, antes de la cena. Momento, en el que con buen criterio, la Cofradía del Queso Idiazabal procedía a nombrar, Cofrade de Honor, a toda la representación científica internacional, particularizada en los dos premios Nobel, Peter Grünber y Albert Fert, que recibieron la blusa acreditativa, la medalla, y el diploma que así lo acredita y recoge el juramento, que asumieron, que les convierte en paladines del Idiazabal, en defensores de la feria semanal y les exhorta a «exaltar los valores de esta tierra euskalduna y de sus gentes».

Texto y juramento que, en un simpático acto, Albert Fert se animó a leer en castellano, lo dejó cuando llegó al euskera y que Peter Grünber, zanjó en alemán.

Ya como miembros de la Cofradía, los defensores del Idiazabal asistieron a la demostración de elaboración de un queso, a cargo del pastor ordiziarra, Joseba Insausti, quien sorprendiendo, sobre todo, a los de casa, se despachó en un fluido inglés, ofreciendo un signo de modernidad y sintonía con los nuevos tiempos que acompañan al derivado lácteo de Euskal Herria. Junto a él, Victor Rodríguez, miembro del Comité de Cata, profesor de la Facultad de Farmacia de Vitoria, quien dirigió la cata comentada, que siguieron con atención los asistentes, hoja de cata en ristre.

Tiempo para hacer un alto, que para la noche de ayer, en la cena de clausura, prevista llevar a cabo en el caserío de Oiangu, reservaba uno de los secretos mejor guardados del congreso. En concreto, la actuación de Keiko Hibi, soprano, mujer de Peter Grünber, acompañada por la coral Santa Ana, de su directora Ima Goiburu y de José Ignacio Iturrioz a la guitarra. Sorpresa que ha requerido de varios ensayos, mínimo tres, que con el mayor sigilo han tenido lugar en Barrena y Zatozte, para preparar cinco canciones: Ave María (Caccini), You raise me up, Wings, Aurtxo txikia y Akaijana, en japonés, prevista cantar a dúo con Ima Goiburu dado que, circunstancias de la vida, pertenece al cancionero de Musika Eskola. A la cita acudía, a su vez, la Rondalla Laguntasuna.