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El tolosarra Ander Letamendia habla sobre la historia del zortiko

En principio, el txistulari no tiene intención de publicar su trabajo pero no descarta ofrecer más charlas

ELENE ARANDIA

Sábado, 5 de julio 2014, 00:46

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Se le ilumina la cara cuando habla del zortziko, y no es para menos. Ander Letamendia es una de las figuras tolosarras más arraigadas a este ritmo, que durante la historia ha tomado forma de canción, baile e incluso de métrica de verso. El zortziko, además, es considerado como uno de los rasgos más emblemáticos, si no el mayor, de la música vasca, y tal y como expuso el tolosarra en la charla que ofreció recientemente en el Casino, nos sigue rodeando en nuestro día a día. El zortziko de Tolosa no se diferencia de otros en su forma de tocar, pero sí en su uso. Desde la Navidad, carnavales y San Juan, donde hasta las campanas tañen a su ritmo, suena en la mayoría de las festividades que celebramos, y los vecinos de la Parte Vieja son de los pocos privilegiados que siguen disfrutando de este arte, todos los domingos a primera hora de la mañana por la Banda Municipal de Txistularis.

El tolosarra dice haberse inspirado en la falta de información y documentación, y su pasión por el zortziko. Cuenta que la idea surgió en carnavales, a raíz de que Mikel Gotzon Telleria publicara su último libro. «Me pidió preparar algo sobre los sanjuanes, y pensamos organizar una charla informal en el Casino». Letamendia confiesa ser «muy preciso» con los zortzikos, y admite que este trabajo le ha permitido aclarar las dudas que en los últimos sesenta años ha experimentado y observado en la gente como músico, dantzari y director de la Capilla de Música de la parroquia de Santa María. «En todos estos años, el zortziko ha sido parte de mi vida y sigue estando tan dentro de mí, que sentía la necesidad de compartir mi experiencia y aclarar esas dudas que considero tan importantes», dice.

Para ello podía haberse basado en los pocos libros y documentación que existen, pero en este último mes en el que se ha dedicado a dar forma a su discurso, se ha guiado principalmente de sus sentimientos y la experiencia de los sesenta años que ha cumplido como músico y dantzari. «He tocado zortzikos para que los demás bailen, me han tocado zortzikos para que yo bailara, he cantado, dirigido zortzikos en coros y en la parroquia, y también he compuesto zortzikos. Por lo tanto, es en mí en quien me tengo que fiar. He consultado varios libros para recoger datos objetivos como fechas y diversos tipos de zortzikos que se han creado a lo largo de todos estos años, y he ido construyendo mi discurso en base a mis sentimientos y vivencias. A día de hoy, sigo completándolo con recuerdos», puntualiza.

El tempo y Sorozabal

De todo lo que Letamendia explicó, que reunió un total de 60 oyentes, destacó que el tempo es lo que verdaderamente caracteriza al zortziko, y que este factor es clave para entender su origen. «Al escuchar una canción, lo primero que se implanta en el oído, antes que la melodía, es el ritmo. El zortziko se creó como un sistema para escribir las melodías y cantos de los bertsolaris en papel, hasta que finalmente ha terminado convirtiéndose en un tipo de compás, el denominado ritmo 5/8, cinco por ocho. El zortziko era mucho más simple de lo que creemos, pero con el tiempo, con el objeto de mostrar su destreza, el txistulari ha ido adornando la forma de tocarlo».

El txistulari prosigue con la tipología de los zortzikos y distingue los zortzikos para bailar, con dos puntillos, para que los dantzaris lo perciban claramente y lleven bien el compás; los zortzikos para cantar, cuyo compás se divide en una corchea seguida de dos negras, los de las procesiones tanto religiosas como civiles, cuyo tempo queda entre los dos anteriores, y los que se interpretan en la Iglesia, más lentos aún. Cuenta, además, que en Iparralde los zortzikos son muy escasos, que en Bizkaia predominan los del baile, y en Gipuzkoa, en cambio, haylos de todas las clases. «Pasa algo muy curioso con 'Agur Jesusen ama', el zortziko tolosarra más conocido en Euskadi. Aunque sea conocido como popular, Felipe Gorriti fue quien compuso esta obra, por encargo del párroco de Santa María de Tolosa, Don Patricio Orcaiztegui, como himno a la Virgen. Gorriti filtró el zortziko en la Iglesia, cambiando el ritmo de 5/8 a 10/8, un ritmo pendular que es la suma de dos compases de 5/8. Estaba prohibido, los ritmos populares no podían entrar en la Iglesia, pero Gorriti lo consiguió», aclara.

Entre todos los zortzikos, Letamendia se decanta por el zortziko del Corpus y el de San Juan, debido a la originalidad de sus melodías y ritmos, pero destaca al compositor Pablo Sorozabal, por haber cambiado el mundo del zortziko. «Sorozabal hizo algo muy especial con 'Maite'. En mi opinión, supo jugar muy bien con el ritmo. Sigue siendo un zortziko, pero la lentitud del ritmo le aporta dulzura y una especial nobleza que, en versión de Luis Mariano, se convierte en solemnidad».

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