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Una joven pasea por la zona de Solokoetxe donde se produjo la agresión.
Una cámara de seguridad grabó la violación de la joven drogada con burundanga en Bilbao

Una cámara de seguridad grabó la violación de la joven drogada con burundanga en Bilbao

En las imágenes, que se encuentran en manos de la Ertzaintza, se observa a la chica a merced de tres individuos. Uno de ellos recoge la escena con un móvil

Ainhoa De las Heras

Viernes, 20 de enero 2017, 18:57

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La agresión sexual denunciada por una joven de 18 años el pasado fin de semana en Bilbao fue grabada por una cámara de seguridad, según ha podido saber este periódico. En las imágenes, que se encuentran en poder de la Ertzaintza, se observa cómo tres individuos mantienen relaciones sexuales con la mujer, que no recuerda nada por encontrarse bajo los efectos de la burundanga o una sustancia similar. Mientras, uno de los jóvenes grababa la escena con un teléfono móvil. El vídeo fue tomado en torno a las ocho de la mañana del pasado sábado, 14 de enero, en la zona de Solokoetxe, en el barrio bilbaíno de Santutxu, un lugar en el que la víctima nunca había estado antes.

La Policía autonómica intenta ahora identificar a los tres individuos que aparecen en las imágenes tomadas por la videocámara. La chica se encontraba en una discoteca del centro de Bilbao sobre las dos de la madrugada cuando empezó a perder la noción de lo que ocurría. No fue hasta la mañana siguiente, varias horas después, cuando recobró el dominio sobre sí misma. Despertó en una calle que desconocía y a la que no sabía cómo había llegado, no recordaba nada de lo que había hecho durante las últimas horas y sentía dolor en la zona genital, además de presentar erosiones por todo el cuerpo.

Asustada, la muchacha se presentó en la Unidad de Urgencias del hospital de Basurto el sábado a mediodía, donde se activó el protocolo de agresiones sexuales. El forense que la examinó apreció en la joven lesiones compatibles con una agresión sexual. Después, acudió a una comisaría a presentar una denuncia por los hechos. La Ertzaintza abrió una investigación que, gracias a la colaboración ciudadana, cuenta con una valiosa prueba en la que han quedado reflejados los hechos. En las imágenes, la mujer aparece afectada y a merced de los agresores.

Solidaridad de las cuadrillas

La burundanga o escopolamina colapsa durante varias horas la voluntad de la víctima, que, sin embargo, se mantiene consciente. En el País Vasco se han detectado «dos o tres casos en dos años», indican fuentes del Instituto vasco de Medicina Legal, encargado de analizar las muestras que se recogen. Se trata de «casos aislados», ya que el número de agresiones sexuales que tratan pueden rondar las 250 al año, señalan las mismas fuentes. Más común resulta la mezcla de alcohol con medicamentos de la familia de las benzodiacepinas, otros ansiolíticos y psicotrópicos, que provocan efectos similares de «confusión, pérdida de control, vulnerabilidad o amnesia», por lo que los expertos prefieren referirse a los casos sospechosos como «sumisión química».

«No sé qué, pero algo me echaron en el vaso»

  • «Tengo 25 años, he vivido fuera, he bebido y sé lo que es tener lagunas al día siguiente, pero ¿no recordar nada de lo que te pasó durante horas?». Le ocurrió el pasado mes de junio. Salió con dos amigas a tomar algo en una discoteca del centro de Bilbao y en cuanto dejó el «cubata» en una balda, «se me empezó a nublar la mente». Se quedó sola con una cuadrilla de chicos a los que conocía y llegó a casa a las siete de la mañana. «No suelo salir, ese comportamiento me chirría». Cuando se despertó se sentía «desorientada, rara», no le faltaba ni dinero ni el móvil, pero sufría amnesia, lo que le asustó. Al día siguiente se fue a Urgencias, donde los análisis de orina no le detectaron ninguna sustancia. «No sé lo que me pasó, pero sí lo que pudo haber pasado», por lo que decidió acudir a una comisaría de la Ertzaintza a interponer una denuncia. «No sé si fue burundanga o qué, pero algo me echaron en el vaso. Esos no son los efectos de un cubata», afirma convencida. La joven se sintió entonces incomprendida, «como si me lo estuviera inventando o exagerando». «No tenía nada que ocultar ni que justificar», advierte.

Desde hace algo menos de un año, la Ertzaintza aplica un protocolo específico en estas situaciones. Los forenses vascos recogen a las mujeres supuestamente agredidas muestras de sangre y orina, en la que es más fácil que el rastro de la burundanga permanezca más tiempo, para su posterior análisis en el laboratorio del Instituto vasco de Medicina Legal.

La asociación Clara Campoamor lleva la acusación en tres agresiones sexuales con sospecha de utilización de alguna sustancia similar a la burundanga en localidades de la Margen Derecha (en una de ellas el detenido se encuentra en prisión). «Es muy difícil que la analítica dé positivo, ya que puede pasar mucho tiempo hasta que la víctima llega al hospital», advierten. La presidenta de la asociación feminista, Blanca Estrella Ruiz, teme que por este motivo algunas denuncias acaben archivadas. «Con cierta pena, ya que soy una feminista convencida de la década de los 60, tengo que aconsejar a las jóvenes que no vuelvan solas a casa y que se lleven las bebidas hasta al baño. Su libertad queda menoscabada, pero la seguridad es lo primero», advierte. Ruiz apela a la «solidaridad de las cuadrillas» para que colaboren y aporten datos a la investigación.

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