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La incontinencia urinaria femenina está muy vinculada a la menopausia.
La incontinencia urinaria afecta al 35% de la población

La incontinencia urinaria afecta al 35% de la población

La frecuencia aumenta con la edad, ligada a los problemas prostáticos en el hombre y a la menopausia en la mujer

redacción

Miércoles, 5 de octubre 2016, 09:23

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La incontinencia urinaria es una enfermedad frecuente que afecta al 35% de la población, porcentaje que se incrementa con la edad vinculada a los problemas prostáticos en el hombre y a la menopausia en la mujer.

Aunque la sociedad en general no le presta la atención que debiera, en ciertas situaciones, como en la ancianidad o el posparto, «nunca es una situación normal y debe ser consultada con un especialista», afirma el doctor Javier Cambronero, jefe de Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud San José.

La incontinencia urinaria es, como explica este especialista, la pérdida de orina a través de la uretra involuntaria y que puede asociarse a aumentos de la presión abdominal  (de esfuerzo), a la sensación precedente de urgencia miccional (de urgencia) o mixta cuando se combinan ambas (mixta).

En el caso del hombre, la disminución muscular en el cuello vesical y del esfínter uretral o la uretra curvada hacia abajo son dos de las causas más frecuentes, sin contar aquellas asociadas a otras enfermedades (Parkinson, diabetes, cáncer...)

En el caso de la mujer las causas más frecuentes que originan esta patología son, según el doctor Cambronero, las siguientes:

La edad, normalmente asociada a la falta de estrógenos después de la menopausia.

La herencia, ya que una de las causantes fundamentales de la incontinencia y los prolapsos de órganos pelvianos es la calidad del colágeno que conforma los músculos y ligamentos de las estructuras que forman el suelo pélvico.

La obesidad, pues el exceso de peso abdominal se transmite verticalmente a los órganos de la pelvis, lesionando el suelo pélvico.

La tos crónica, que conlleva aumentos súbitos de la presión intraabdominal con el mismo efecto anterior.

La práctica de deportes violentos que exigen cargar pesos excesivos o requieren esfuerzos musculares severos. Esto sería extrapolable a trabajos pesados o que requieren un componente físico importante.

El deterioro de la movilidad o cognitivo asociado a la edad o a ciertas enfermedades.

Un mayor número de partos vaginales.

La necesidad de instrumentación (fórceps, ventosa) durante el parto o el hecho de que se produzca un alumbramiento prolongado o traumático.

El embarazo en sí mismo por el estado hormonal de la mujer, que favorece la relajación de músculos y ligamentos del suelo pélvico.

La presencia de prolapsos vaginales (vejiga, útero, recto) o haber sufrido una histerectomía (extirpación del útero).

Diversidad de tratamientos

El tratamiento de este problema pasa, como afirma el doctor Cambronero, por una consulta precoz con el especialista, quien hará el diagnóstico oportuno para diseñar la actitud terapeútica más eficaz para el paciente.

Esta terapia pasa por distintas opciones: la toma de algunos medicamentos, la fisioterapia del suelo pelviano, la electroestimulación en diversas modalidades, la inyección de toxina botulínica en la vejiga o la cirugía, que no es aplicable a todos los tipos de incontinencia.

De hecho, «esta última técnica se utiliza para solventar la incontinencia urinaria de esfuerzo con o sin prolapsos asociados, con una tasa de éxito mayor al 90%, siendo mínimamente invasiva y con una recuperación muy rápida», señala este urólogo, quien añade que «hay que desechar las antiguas creencias según las cuales  tras la cirugía el problema vuelve en pocos años. Actualmente, con el uso de mallas sintéticas, podemos certificar que la enfermedad quedará resuelta con éxito de por vida en la mayoría de los casos».

Por último, el doctor Cambronero concluye que «lo cierto es que podemos curar muchos casos de incontinencia y en los pocos en que no es posible se puede reducir su intensidad, lo cual nos hace recomendar que, de cualquier manera, siempre se consulte el problema con un experto».

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