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Jueves, 29 de enero 2015, 14:19
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Se estima que alrededor del 20 por ciento de las parejas en edad reproductiva tiene problemas a la hora de tener un hijo. Por ello, cada vez más solicitan ayuda para convertirse en padres.
Aunque hay muchos factores que contribuyen al éxito de un proceso de reproducción asistida, uno de los más críticos es la selección de los embriones con el máximo potencial de desarrollo para que sean transferidos a la futura madre. Y ahí es donde entra en juego el sistema Eeva.
Los doctores Julio Herrero y Juan José Espinós, directores del Centro de Reproducción Asistida Clínica Sagrada Familia, destacan el valor que aporta el nuevo sistema sobre el resultado final del tratamiento. «La decisión de incorporar a nuestro laboratorio esta nueva tecnología responde a nuestro objetivo de mejora, puesto que permite una observación y valoración constante, facilitando la selección de los embriones con mayor posibilidad de incrementar la tasa de embarazo y niño en casa», explica el doctor Herrero.
Por su parte, el doctor Espinós afirma que «este nuevo sistema nos permite hacer algo antes impensable: estudiar la evolución del embrión durante sus primeros días manteniendo las condiciones óptimas para su desarrollo, puesto que por primera vez no es necesario extraerlo de la incubadora».
Esa ventaja que convierte a la nueva técnica en no invasiva, junto a otras como que permite determinar de forma temprana y objetiva cuáles son los embriones más adecuados para transferir al útero, no solo incrementan las tasas de éxito de embarazos, sino que además permitirá reducir la tasa de embarazos múltiples.
El trabajo realizado en el laboratorio resulta decisivo en el éxito del tratamiento. Hasta ahora, los embriones se valoraban en función de su morfología gracias a fotografías tomadas cada 5 minutos. Este estudio era subjetivo y la selección de unos u otros embriones podía variar según el criterio de los especialistas.
Con el nuevo sistema, se complementa el estudio del aspecto de los embriones con información objetiva basada en los tiempos de división celular. En definitiva, la combinación del estudio morfológico y el nuevo sistema de evaluación temprana de los embriones permite maximizar las posibilidades de éxito. Además de resultar más seguro para el embrión porque se mantienen las condiciones de cultivo.
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