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Lunes, 18 de septiembre 2017, 14:19
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Cuando a una persona se le cae una pestaña, es muy común que la sople para pedir un deseo. Esta tradición es una de las más extendidas en la cultura popular, pero ¿cuál es su origen?
De acuerdo con una reciente publicación de The Sun, la tradición se remontaría al siglo XIX, cuando se creía que las pestañas caídas protegían del diablo y la brujería.
En aquel entonces, el folclore popular afirmaba que si colocabas una pestaña en la palma de la mano y la lanzabas hacia atrás, por encima de los hombros, podías formular un deseo. Si la pestaña volaba con el viento, el deseo se cumpliría, pero si caía al suelo, jamás se haría realidad.
El origen de esta creencia parte de la protección frente al diablo, ya que en el siglo XIX se creía que el demonio trataba de coger pelo humano para ganar poder sobre las personas, por lo que, soplando las pestañas que se caían, alejabas a Satanás de ti.
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