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Los alumnos de Egape, Presentación de María y Salesianos de Urnieta, sentados en los escaños del Parlamento.
La escuela que los alumnos quieren

La escuela que los alumnos quieren

Estudiantes, profesores y padres participaron en un pleno en el Parlamento. Fomentar la convivencia, mayor inversión en los centros o el horario continuo fueron algunas de las propuestas que se presentaron en la Cámara

TERESA FLAÑO

SAN SEBASTIÁN.

Miércoles, 24 de enero 2018, 06:38

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«Que los profesores nos hagan sentirnos importantes» reclamaba ayer Garikoitz García, del Instituto Axular de Santurtzi. Y así se sintió una importante representación de alumnos vascos que ocuparon los escaños del Parlamento de Vitoria dentro de la iniciativa 'Mejorar la educación: saber, dialogar, compartir' auspiciada por el Consejo Escolar de Euskadi.

El Pleno especial que se celebró en la Cámara Vasca es el resultado de un trabajo de reflexión realizado en los últimos meses por las comunidades escolares de los ayuntamientos de Urnieta y Santurtzi, y de la Cuadrilla de Rioja alavesa (Oion, Labastida y Legutinao), con un total de más de una veintena de centros educativos implicados. El debate y la puesta en común, primero por grupos y luego por clases, han sido las herramientas utilizadas para trasladar las distintas visiones de los diferentes colectivos. Presentación de María, Salesianos y Egape, de Urnieta, son los centros guipuzcoanos que han tomado parte en este proyecto.

Los principales implicados en la educación se comprometieron por mayoría a «cuidarnos mutuamente, sin discriminar a nadie porque todas las personas somos importantes y valiosas». Fue el punto más votado de un manifiesto que pretende aportar elementos para la mejora de la educación, donde se aboga por «conocernos y saber cómo aprendemos mejor y así poder gestionarnos bien y lograr nuestras metas personales», «ser responsables de nuestros actos y de nuestro aprendizaje» o «valorar, cuidar y respetar el centro escolar, sus recursos y al profesorado», entre otros aspectos.

Pero antes de llegar a ese resultado, profesores, padres y alumnos expresaron desde la tribuna sus preocupaciones y sus esperanzas, en una sesión parlamentaria en la que se escucharon muchas veces palabras como inclusión, solidaridad, formación, colaboración, además de peticiones reiteradas de una mayor implicación de las instituciones destinando más fondos. En presencia de la presidenta del Parlamento Vasco y por tanto la anfitriona, Bakartxo Tejeria, la consejera de Educación, Cristina Uriarte, y la presidenta del Consejo Escolar de Euskadi, Nélida Zaitiegi, se reclamaron más inversiones y una escuela igualitaria, pero también aulas accesibles o tecnología para todos, porque todo ayuda en el objetivo de conseguir una mejor educación.

Los docentes fueron los primeros en presentar sus conclusiones. Ixiar Artola, profesora de ESO de la ikastola Egape de Urnieta, propuso utilizar metodologías activas, novedosas y participativas en todas las etapas, que las mejorías que ofrecen las nuevas tecnologías se utilicen en el día a día, fomentar la convivencia, promover una escuela más abierta fortaleciendo la relación con los padres y las madres, aumentar la capacidad del alumnado con las lenguas comenzando desde el euskera, pero sin olvidar los demás idiomas, impulsar la relación de la FP con la ESO y adecuar el programa formativo al perfil de salida del alumnado, entre otras cosas.

Interacción

Artola también abogó por que los centros tengan una mayor interacción con los grupos de la localidad, la renovación pedagógica a través de la gestión de espacios más polivalentes y zonas verdes, mantener viva la llama del proyecto de identidad del centro y mayor implicación de las familias con una participación activa.

La estabilidad del personal docente fue una reclamación constante, así como el diseño de nuevas metodologías para «superar una estructura envejecida y anacrónica» con unas ratios adecuadas y autonomía de los centros. También se abogó por una escuela laica, a la que no afecten los cambios políticos, en la que se valore el trabajo de un profesorado que tenga la garantía de un empleo estable, como reclamó Pilar Cerezuela, representante de los padres alaveses.

Los compromisos

  • 1. Conocernos y saber cómo aprendemos mejor y así poder gestionarnos bien y lograr nuestras metas personales.

  • 2. Ser responsables de nuestros actos y de nuestro aprendizaje.

  • 3. Pedir ayuda al profesorado y a nuestra familia cuando lo necesitemos.

  • 4. Cuidarnos mutuamente, sin discriminar a nadie porque todas las personas somos importantes y valiosas

  • 5. Organizarnos y participar en clase y en el centro para hacer las propuestas de mejora que consideremos necesarias.

  • 6. Valorar, cuidar y respetar el centro escolar, sus recursos y el profesorado.

Libia Ubillos habló en nombre de las familias guipuzcoanas. Animó a pensar más en la educación, fomentar la autonomía del alumnado, respetar al profesorado -«aceptando que se pueden equivocar como todos»- y continuar en el hogar la labor de formación.

Los alumnos, conscientes del momento en el que se encontraban, se mostraron serios y atentos. Hablaron de las peculiaridades de sus centros, pero también de cuestiones comunes como el horario continuo -una reclamación de casi todos los ponentes-, «para poder estudiar, jugar y no acostarnos tan tarde», y un claustro estable «porque si los profesores no tienen tiempo de conocernos, así no se aprende igual». Por ejemplo, Ainara Insausti, desde la ikastola Egape, solicitó clases de 50 minutos.

Trabajo en equipo

El trabajo en equipo y una apuesta por una educación basada en proyectos en lugar de «memorizar cosas que se olvidan rápido» y donde no tengan tanto valor las notas de los exámenes fueron otras de las solicitudes que se escucharon ayer en varias ocasiones.

Jone Izagirre, una de las alumnas de la Presentación de María, explicó que en su clase creían que sería beneficiosas «visitas de gente que nos puede aportar algo, como deportistas» y que en el espacio al aire libre se instale una huerta.

Más clases prácticas con talleres sobre diferentes ámbitos, «como cocina y socorrismo que nos ayuden en la vida real», fue una de las alternativas que presentó Ane Otaegi de los Salesianos, además de potenciar «el bertsolarismo y otros aspectos de nuestra cultura», para que el euskera esté más presente.

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