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Las clases de refuerzo apenas tienen alumnos en verano.
Enseñar ya no es para el verano
DVERANO

Enseñar ya no es para el verano

Sin recuperaciones en septiembre, el negocio de las clases de apoyo está parado

RAQUEL ALONSO

Viernes, 29 de agosto 2014, 09:46

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Tras la desaparición de las recuperaciones de septiembre, la demanda de cursos de refuerzo y de clases particulares de apoyo prácticamente ha desaparecido. La enseñanza de idiomas se convierte en el último recurso de profesores en apuros. No obstante, es una opción con una competencia difícil de superar: los profesores nativos. Sin septiembre, los docentes están destinados a unas forzosas vacaciones de verano.

La implantación del plan Bolonia en el año 2010 trasladó la convocatoria extraordinaria de septiembre a junio y julio, liberando los meses de verano para los universitarios. Años antes, también se habían eliminado las extraordinarias de septiembre en colegios e institutos. Como consecuencia, la demanda de clases de apoyo de materias suspensas disminuyó hasta desaparecer.

Septiembre dejo de ser un reto para estudiantes, para convertirse en el desafío de supervivencia para profesores particulares y academias. «Hay que reinventarse. El hueco que dejaron las clases de refuerzo tenemos que llenarlo. Nosotros no nos vamos de vacaciones», dice María Moro, administrativo de 'Laacademia' en San Sebastián.

«El negocio está parado a lo largo de los meses de verano, si antes lo habitual eran tres o cuatro alumnos mínimo, ahora es difícil encontrar uno solo», dice Borja Martínez, profesor particular. «Cuando las extraordinarias eran en septiembre, tanto las academias como las clases particulares funcionaban muy bien. Sin embargo, ahora no hay nada de actividad en verano», cuenta Miren González, ahora profesora particular, pero antigua profesora de academia antes de Bolonia.

Tanto Borja como Miren han tenido que agudizar el ingenio a la hora de impartir clases particulares ante la dificultad de encontrar alumnos durante el verano. «Mi especialidad es la ingeniería mecánica, pero puedo dar clases de casi cualquier cosa a nivel de bachiller. Además, los jóvenes cada vez escriben peor por lo que también ofrezco clases para aprender a redactar correctamente. Hay que buscar donde puede estar la demanda de clases», comenta Borja Martínez.

Clases de idiomas

Ambos coinciden que «durante el verano el negocio está en los cursillos de idiomas». Si Bolonia les quitó las recuperaciones de septiembre y las correspondientes clases de refuerzo, les abrió las puertas de un nuevo negocio, las clases de idiomas, con el inglés como protagonista. Tras la implantación del plan, los estudiantes universitarios necesitan un nivel B1 alto de inglés para lograr el título universitario. Por ello, muchos de ellos aprovechan las vacaciones de verano para ponerse las pilas y alcanzar el nivel requerido. Sin embargo, como cuenta Martínez, «la competencia es muy dura ante la oferta de profesores particulares nativos y de academias especializadas». No obstante, la enseñanza de idiomas se ha convertido en el último recurso de academias que imparten materias de apoyo durante el curso y que con la llegada de las vacaciones intensifican su oferta en cursos de idiomas, con el inglés como protagonista.

Gracias a la obligatoriedad del inglés para graduarse han conseguido que los alumnos no desaparezcan en verano de sus aulas. «Antes, durante el verano teníamos las aulas llenas de alumnos que tenían recuperaciones para septiembre. Ahora todo ese negocio ha desaparecido. Nosotros para hacer frente hemos comenzado a ofertar cursos de verano con actividades para niños, y sobre todo idiomas», cuenta María. «Este mes en particular hemos conseguido que salga grupo de apoyo para Bachiller. Junto a este grupo, hay un par de alumnos sueltos de la UNED que sí que tienen recuperaciones, pero por lo demás nada. Las clases de refuerzo se paralizan durante el verano».

Un 'agosto' en junio

Las clases de refuerzo ahora hacen su 'agosto' en junio, o enero. Si antes había tres meses para preparar esos exámenes que se habían resistido en la primera convocatoria, ahora hay escasamente un mes. «Muchos padres te llaman y pretenden que enseñes a sus hijos en apenas veinte días lo que no han aprendido durante todo el año. Obviamente, la calidad del aprendizaje es peor», recuerda Borja Martínez.

El verano ha adquirido su pleno sentido para todos los estudiantes. Lejos quedan esos largos días de calor encerrados en bibliotecas mientras los más aplicados disfrutaban de sus vacaciones. El verano es ahora para olvidarse de teoría, apuntes y exámenes, algo muy agradecido entre los alumnos de instituto y universidad. No obstante, profesores que durante el verano se ofrecían para dar clases particulares se ven obligados a descansar, cuando antes esta era la época del año en la que mejor funcionaba el negocio.

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