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Varios ponentes presentan el estudio sobre violencia filio-parental en la Universidad de Deusto. /
Un 10% de los adolescentes vascos admite que insulta y ridiculiza a sus padres

Un 10% de los adolescentes vascos admite que insulta y ridiculiza a sus padres

Un 3% de los encuestados por la Universidad de Deusto reconoce pegar a sus progenitores

fermín apezteguia

Viernes, 26 de mayo 2017, 12:20

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Los padres no pueden ser amigos de los hijos, sino la autoridad de la casa. Les toca marcar los límites y guiar a sus herederos por el camino correcto de la vida. La idea equivocada de que el colegueo y el buen rollo permitiría unas mejores relaciones intergeneracionales se ha demostrado equivocada y está, una vez más, detrás de los resultados del informe presentado ayer en el marco del congreso nacional de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental (Sevifip), que se celebra en la Universidad de Deusto. El seguimiento realizado a más de 2.700 chavales vascos, con edades comprendidas entre los 13 y 17 años, revela -porque lo reconocen ellos mismos- que un 3,2% de los hijos pega a sus padres como mínimo tres veces al año y que en ese mismo tiempo un 10,5% les insulta, ridiculiza y abusa de ellos al menos en seis ocasiones.

«La manera de educar ha cambiado de manera profunda, no sólo en España, sino en toda la sociedad occidental», explicó el psiquiatra Roberto Pereira, jefe del Centro de Salud Mental de Santurtzi y director del instituto Euskarri de Intervención en Violencia Filio-Parental. «De un modelo jerárquico y basado en la autoridad, se pasó a otro más cercano, que dejó atrás el ordeno y mando, y ha acabado por generar mucha confusión tanto en los padres, como en los hijos», detalló el especialista, vicepresidente de la Sevifip.

Casi todos, alguna vez

Los 2.700 adolescentes que participaron en el estudio fueron seguidos por el equipo investigador durante tres años. El primero de ellos se les preguntó si en alguna ocasión habían faltado al respeto de sus padres con insultos y violencia física. Los resultados obtenidos les sorprendieron. Un 90% reconoció abiertamente que, al menos una vez, les había burlado, chantajeado o descalificado y nada menos que un 12% admitió que les agredió físicamente.

«Las cifras eran tan abultadas que pensamos que lo que preguntábamos era lo normal, así que los dos años siguientes les planteamos si les habían insultado como mínimo seis veces y golpeado, tres». Las agresiones verbales se situaron entonces en «los límites de otras investigaciones internacionales».

Las denuncias de padres a hijos han ido creciendo «exponencialmente» desde 2005, cuando se registraron los primeros casos, hasta la actualidad, en que se contabilizan más de 5.000 al año en España. «La sensibilización es cada vez mayor, pero lo ideal sería que estos casos no llegaran a los tribunales, sino que pudieran ser tratados de manera temprana a través de los servicios sociales y sanitarios», defendió Francisco Romero, vocal del área de Justicia de Sevifip.

La violencia filio-parental no responde a una sola causa, según los expertos. El menor tiempo que se pasa con los hijos por jornadas laborales excesivamente largas, la edad tardía de la paternidad, el limitado número de descendientes y el consumo a edades cada vez más tempranas de sustancias tóxicas, como hachís, también influyen.

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