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Magisterio también se examina

Magisterio también se examina

Educación ha abierto el debate sobre la formación de los futuros maestros

JAVIER GUILLENEA

Domingo, 19 de febrero 2017, 08:15

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Un alumno de la escuela de Magisterio de la UPV en San Sebastián resume de la siguiente manera la enseñanza que recibe. «Los profesores nos dicen qué es lo que tenemos que hacer para educar en competencias pero ellos nos enseñan de otra manera. Es una contradicción».

  • alumnos de primer ingreso se han matriculado este curso en la escuela de Magisterio del campus de Ibaeta de la UPV. En la preinscrición se apuntaron 953.

Educar en competencias significa preparar a los alumnos para hacer frente en el futuro a los retos de una sociedad en constante cambio. Los jóvenes aprenden a aprender y el maestro deja de ser el protagonista central en un aula en la que explica conceptos mientras sus oyentes toman nota de lo que escuchan. Esa es la teoría que escuchan los futuros profesores en la universidad mientras mas allá de sus ventanas el mundo de la enseñanza vive una auténtica revolución. La práctica avanza a pasos agigantados.

«Los alumnos de Magisterio salen bien preparados, el problema es que su preparación tiene que ver con un modelo teórico y no con la realidad de los colegios. No se les educa en competencias para adaptarse a los cambios», afirma un maestro con décadas de experiencia. Es la contradicción de la que habla el alumno del principio y de la que habló el pasado miércoles la consejera de Educación, Cristina Uriarte, cuando presentó en el Parlamento Vasco los resultados del último informe PISA que tan mal parado ha dejado al sistema vasco de enseñanza.

La intervención de la consejera levantó un revuelo en el siempre susceptible universo de lo que se ha dado en llamar agentes educativos. Uriarte reveló, por una parte, que su departamento está planteándose la puesta en marcha de una prueba específica de acceso a los estudios de Magisterio. Por otra, insistió en la necesidad de mejorar la formación que reciben los futuros maestros. «Los nuevos curriculums incorporan el enfoque por competencias, pero el agente fundamental del proceso de enseñanza, el profesorado, aún debe interiorizar el cambio que ello supone en el cambio metodológico». En otras palabras, que la formación que reciben los aspirantes a maestros está obsoleta.

No tardaron en llover las críticas sobre la consejera, a la que sindicatos y padres acusaron de «desviar el tiro hacia los docentes» para ocultar su responsabilidad ante los malos resultados del informe PISA. Desde Educación insisten en que la intención no es echar sobre los hombros de los profesores las consecuencias de un fracaso sino todo lo contrario. «Lo que queremos es mejorar su formación y darles más herramientas para que hagan su trabajo», aseguran fuentes del departamento.

Mientras tanto, la UPV calla. El Rectorado ha dado instrucciones a las escuelas de Magisterio para que no hagan ninguna declaración oficial sobre la propuesta de crear una prueba de acceso ni sobre la idoneidad o no de la enseñanza que proporciona a sus alumnos. En la escuela del campus de Ibaeta este curso han entrado 353 alumnos de nuevo ingreso, de los que 92 lo han hecho en el grado de Educación Infantil, 179 en Primaria y 82 en Educación Social. Son bastantes menos que los 953 que solicitaron estudiar Magisterio como primera opción: 341 en Infantil, 382 en Primaria y 230 en Educación Social. «La selección ya se hace», dicen los expertos.

No queda claro en qué va a contribuir la implantación de una prueba de acceso a la mejora del sistema educativo si la enseñanza que reciben los futuros maestros no se modifica. En las aulas de las escuelas de Magisterio hay docentes que siguen utilizando clases magistrales en las que el profesor da su explicación y el resto coge apuntes. «Hay muchos que dan aprobado general y ponen sobresaliente a todos sus alumnos», denuncia una profesora de la UPV que, por razones obvias, prefiere mantener su anonimato. A su juicio, esta postura «es un fraude que desmotiva a los jóvenes más brillantes» y que se debe a la influencia de las encuestas de opinión que debe rellenar el alumnado para evaluar a sus enseñantes. «Los profesores jóvenes necesitan obtener buenos resultados y saben que para ello lo mejor es quitar exámenes, aprobar a todos y ser colegas de sus alumnos en la cafetería», afirma. «Pero eso -añade- es algo que ocurre en toda la Universidad y es uno de los motivos por los que ha bajado el nivel».

«Fuga hacia adelante»

Tampoco quedan claras las consecuencias de una prueba de acceso en el conjunto del sistema. Quizá mejore la formación de los futuros profesores pero no afectará a los que ya están en ejercicio. «Poner el acento en los que van a entrar es una fuga hacia adelante, es como decir 'tengo un problema y calculo que dentro de quince años tendré una solución'», asegura un veterano profesor que recuerda a la consejera que «buena parte de los docentes que ya están en el sistema van a seguir ejerciendo durante muchos años».

A su juicio, uno de los inconvenientes del sistema vasco es que «no hay ningún mecanismo que una el tejido universitario, las redes de innovación y los colegios de éxito». «No hay relación entre los formadores y las escuelas», añade. No es el único que lo dice. «Las escuelas de Magisterio no solo son modelos profesionales sino impulsadores de nuevas metodologías. Ahora que se está dando una revolución en la enseñanza, deberían servir como foco de difusión de nuevas experiencias y eso es algo que no ocurre», sostiene un experto que, como el resto de las personas que han participado en este reportaje, han preferido no dar su nombre para que no se vinculen sus opiniones con los entes oficiales a los que representan.

De lo que dicen parece quedar claro que, por extraño que parezca, Educación tiene en casa la respuesta a sus preguntas. Es la Formación Profesional, un modelo «capaz de adaptarse con rapidez a los cambios y totalmente vinculado con el terreno», dicen los expertos. «Para la FP es una obligación mantener una relación con las empresas de su entorno y no sé por qué eso no puede darse en Magisterio, que se ha quedado en su mundo y no se relaciona con el exterior», afirman.

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