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itsaso álvarez
Miércoles, 21 de septiembre 2016, 09:16
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180 pasajeros que estaban a punto de despegar de Loiu con destino a Málaga con la compañía Vueling tuvieron que ser desalojados el pasado lunes del avión en el que habían embarcado minutos antes tras detectarse un problema en uno de los motores. Los afectados fueron trasladados después otro aparato de la aerolínea para cumplir con su plan de viaje. La compañía les ofreció vales de comida durante el tiempo que se vieron obligados a permanecer en Loiu a la espera. No obstante, llegaron con unas tres horas y media de retraso al destino porque la compañía, que opera con tres aviones en Loiu, tuvo que enviar otro aparato desde Barcelona para no modificar la rotación de los otros dos aparatos.
El incidente se produjo en el primer vuelo de la mañana a Málaga fletado por la firma de bajo coste. Eran las nueve cuando la aeronave, un Airbus 320, estaba siendo remolcado para desengancharse del finger, una maniobra que se conoce como pushback o retroceso, para desde allí dirigirse a la zona de rodadura y enfilar la pista.
El comandante se percató de que el chivato de uno de los motores estaba activado por lo que, siguiendo el protocolo de seguridad que dicta el manual de operaciones, ordenó volver a la plataforma y desalojar.
«Es algo que sucede a veces y que entra dentro de los estándares de normalidad. Todas las máquina se averían, pero con un avión el margen de seguridad debe ser enorme, mucho mayor que el que se tiene en cuenta con, por ejemplo, un coche. Y si el manual de operaciones establece que tienes que dejar el avión fuera de servicio, lo haces. Los pilotos no improvisan, se ciñen estrictamente al manual de operaciones», explicaron desde Vueling.
Arreglado a la noche
La aeronave entró después en revisión para ver si el fallo era real o si, por el contrario, se trataba de una falsa alarma. Una vez abierta la carcasa del motor, los mecánicos de Iberia, la compañía que lleva a cabo el mantenimiento y la asistencia y apoyo de a los aparatos de Vueling en el aeropuerto de Loiu cuando están en tierra, así como del embarque y desembarque de los pasajeros, los equipajes y la carga, comprobaron que la alarma era verídica, si bien «no era una avería compleja».
Ese mismo día a la noche, el aparato pudo ya volar. Vueling también ofreció a los viajeros que vieron modificada su agenda y tuvieron que dar por perdido el viaje la posibilidad de cambiar su billete para otro momento o reembolsar el coste del mismo.
En marzo del año pasado otro avión de Vueling tuvo una avería muy similar a la ocurrida ayer. Entonces la demora se prolongó dos horas con un vuelo a Barcelona. El fallo se detectó cuando la aeronave comenzaba a rodar por la pista, lo que en el argot se llama el taxi.
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