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Cómo tener un huerto en casa, paso a paso

Cómo tener un huerto en casa, paso a paso

Primavera y otoño son las épocas ideales para empezar a aprender a cultivar tus propias hortalizas en casa

JOSÉ IGNACIO MARTÍN

Lunes, 22 de agosto 2016, 21:10

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La agricultura ya no es solo un medio de vida del que huye casi todo el mundo, sacrificado y un tanto azaroso. Hace tiempo, y cada vez más, se ha convertido también en una actividad lúdica poderosamente atractiva para urbanitas en busca de la ilusión de la autosuficiencia, de una vía de evasión de la rutina diaria o del placer de consumir hortalizas libres de químicos y en su justo punto de maduración. El sueño de cualquier gastrónomo nunca ha sido tan asequible. No tiene ni que salir de casa. Módulos para jardines verticales, bolsas de cultivo reutilizables, sustratos que no requieren el uso de jardinera, kits de autocultivo La oferta no deja de crecer, facilitando la colonización de espacios hasta ahora inabordables.

Quien quiera probar, esta es la época óptima del año para instalar un huerto urbano. El verano implica más horas de sol, una de las claves de la agricultura. De hecho, el lugar idóneo del balcón es el que más luz reciba. Las hortalizas necesitan no menos de cuatro horas al día de sol, hasta el doble en casos como el del tomate, el pimiento o la berenjena. En principio la mejor orientación es sur o sureste, pero depende de las construcciones que haya delante. Así que hay que analizar otras circunstancias, como dónde cae la sombra del balcón de arriba o la del pretil de la terraza.

Si solo hay una ubicación posible y no recibe demasiado sol, habrá que renunciar a los cultivos más exigentes y optar por otros que se desarrollen bien a la sombra. Espinacas o canónigos, por ejemplo, o lechuga, rábano, acelga, escarola, grosellas...

Una vez elegido el emplazamiento, el siguiente paso es decidir el tipo de contenedor. Los tiestos y jardineras, o las más recientes bolsas de cultivo de distintos tamaños, son una buena alternativa para empezar, si solo se va a plantar hierbas aromáticas y medicinales, o en lugares reducidos, en cuyo caso interesa valorar también la opción de los jardines verticales. Deben ser recipientes que faciliten el drenaje del exceso de agua y que tengan el tamaño adecuado a la hortaliza que se va a plantar. En cuanto al material, el metal y el plástico y más si es negro intensifican tanto el calor como el frío, lo que perjudica a las raíces. Es preferible la madera o la terracota, que mantienen mejor una temperatura moderada.

Si el espacio lo permite, las mesas de cultivo aportan un plus de diversión, ya que amplían el marco de plantación y permiten experimentar con la asociación de especies y aprovechar sus ventajas. En los centros de jardinería y de bricolaje ofrecen diversos tamaños y modelos, pero con un poco de tiempo y un mínimo de destreza, compensa montar en casa una a la medida con madera tratada contra la humedad y los xilófagos. No solo resulta más barato y entretenido, sino que además permite adaptar el diseño y las dimensiones a nuestra terraza. Y se puede optar por fabricar una mesa con patas o un cajón a ras de suelo. La primera facilita el riego, la poda y todas las tareas en general, pero para plantas de porte alto o que requieran tutorización puede resultar más recomendable la segunda opción. En cualquiera de los dos casos, la instalación de ruedas otorga una movilidad muy interesante para conseguir las mejores condiciones de sol o proteger del viento.

Sustrato ligero y poroso

El "macetohuerto" requiere un sustrato ligero, poroso y rico en nutrientes. Si hay un elemento en el que vale la pena rascarse un poco el bolsillo, es este. De él depende en gran medida el éxito del cultivo. Las principales marcas del sector tienen preparados específicos para el huerto urbano, con la proporción idónea de nutrientes básicos y oligoelementos.

Si se prefiere, también puede uno elaborar su propia mezcla con fibra de coco, turba o un buen sustrato universal, enriquecido con humus de lombriz como fertilizante en una proporción de seis o siete partes de turba por cada tres o cuatro de abono, y una buena mano de perlita y vermiculita para mejorar la estructura del suelo y la retención de agua y minerales.

Un sustrato de calidad, ya sea comprado o doméstico, tiene nutrientes para cinco o seis semanas. A partir de ahí, utiliza un fertilizante orgánico líquido. Los tres elementos básicos son nitrógeno, fundamentalmente para el crecimiento de las hojas; fósforo, para raíces y brotes; y potasio (flores y frutos). En consecuencia, la composición debería ser distinta si la planta es de raíz, de fruto o de hoja, e incluso según la fase de desarrollo de la misma, pero para las necesidades generales basta con un abono universal disuelto en el agua cada quince días, o hasta cada semana en hortalizas exigentes como el tomate o el pimiento.

El poder del agua

En cuanto al riego, es imposible establecer de antemano los plazos o la cantidad de agua, ya que depende del tipo de sustrato, el material del contenedor, las necesidades de cada planta, la temperatura y la humedad ambiental Lo que funciona para la mayoría de las hortalizas es mantener en todo momento la tierra húmeda pero no empapada.

Un riego irregular perjudica el desarrollo y favorece la aparición de plagas y enfermedades por hongos, igual que mojar la planta si hace mucho calor. Por eso es mejor hacerlo a primera hora de la mañana o a última de la tarde y dirigiendo la regadera hacia el suelo, no al follaje. Y si en una mesa de cultivo pones especies con distintas necesidades hídricas, un truco para satisfacer a las más exigentes sin ahogar al resto consiste en clavar junto al tallo y con cuidado de no dañar las raíces una botella de agua invertida con agujeros en el tapón.

Ya solo resta elegir las hortalizas. Las posibilidades son inmensas aunque, para un primer huerto, resulta recomendable empezar con cultivos sencillos, como las aromáticas, la lechuga o el rabanito, y en todo caso optar por especies idóneas para las condiciones de luz y de espacio de nuestro balcón. O sea, que mejor olvidarse de los tomates si no tienes un rincón que reciba al menos seis horas de sol diarias.

Busca también las variedades que mejor se adapten a tus necesidades; en el caso del tomate, por ejemplo, "Muchamiel" o "Black Cherry" si quieres una producción gradual a lo largo de la temporada. Y si vas a mezclar especies en un mismo espacio, asegúrate de que se pueden asociar, beneficiándose de esa convivencia, y no se perjudican entre sí. De nuevo en el cuadro que acompaña a esta líneas tienes información que puedes completar en otras fuentes, como el libro de Mariano Bueno "Tu huerto ecológico en casa" o el de Anna Pavord "El huerto en casa", entre otros muchos sobre la materia, y en cientos de páginas web. Por citar algunas, La Huertina de Toni, Infojardin, Plantea en Verde o Botanical On Line. El esfuerzo merece la pena.

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