Borrar
La respuesta social contra las agresiones sexuales cometidas durante los sanfermines ha sido unánime, como lo demostraron las miles de personas que se concentraron en Pamplona.
Donostia reforzará la prevención contra las agresiones sexuales en Semana Grande

Donostia reforzará la prevención contra las agresiones sexuales en Semana Grande

El Ayuntamiento llevará a cabo una campaña que busca implicar a los profesionales que trabajan por la noche y a la ciudadanía en general

Arantxa Aldaz

Domingo, 17 de julio 2016, 09:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La fiesta suele acabar antes para las mujeres. Son gestos degradantes, miradas babosas, roces accidentales, y luego están las conductas delictivas, tocamientos, intimidación, acoso y, la expresión más grave, la agresión sexual. Un catálogo de horrores que han escrito la crónica negra de los Sanfermines y generado un sinfín de comentarios, con gran escándalo y rechazo público. Las instituciones vascas, como Emakunde, tienen claro que bajo el comportamiento deleznable de los agresores late un problema de raíz:«la falta de igualdad y libertad de las mujeres, también en los espacios de ocio», reflexionan desde el Instituto Vasco de la Mujer, que cada año pone el foco por estas fechas en la necesidad de seguir trabajando por un modelo festivo igualitario. La palabra respeto habría que tatuarla en las calles.

No es una idea equivocada que la noche y los espacios de ocio, como las fiestas, son escenarios habituales para este tipo de delitos. En un trabajo reciente realizado por el grupo de investigación en criminología aplicada del Instituto Vasco de Criminología de la UPV/EHU, se aprecia que el 65% de los casos de agresión sexual sucedidos en Euskadi se cometieron las noches de los viernes, sábados y domingo. «Los contextos de ocio pueden ser facilitadores de alguna manera para la comisión de este tipo de delitos», constata Nerea Martín, criminóloga y doctora en Psicología por la UPV/EHU, que dedica su tesis doctoral a analizar las características de los escenarios del delito y los aspectos situaciones y ambientales que pueden tener relación con la conducta del agresor.

No hay que buscar una causa (el alcohol, las drogas, la ropa que lleva puesta la víctima, las fiestas, las calles solitarias), la causa es el agresor, como ha recordado el gráfico que se viralizó gracias al tweet del representante de Podemos, Pablo Echenique. «Ni el alcohol, ni la fiesta en sí misma, son excusa para que las relaciones entre mujeres y hombres no sean igualitarias y respetuosas, para que las mujeres sean tratadas como meros objetos sexuales, o se sientan inseguras o intimidadas en ciertos lugares y a partir de ciertas horas», denuncia en la misma línea Emakunde.

Pero hay una serie de factores que ponen las cosas más fáciles a los agresores. «El consumo de alcohol y drogas podría incrementar en algunos casos el pensamiento de permisividad que erróneamente tiene este tipo de agresores, generando así una situación de deshinibición por su parte», plantea Martín. En fiestas de gran magnitud, como pueden ser los Sanfermines, tienen más probabilidad de acceder a víctimas, añade, y estas «se encuentran en muchas ocasiones en espacios que le son desconocidos, fuera de sus espacios de seguridad».

En los últimos cinco años, Euskadi ha registrado una media anual de 250 denuncias por delitos contra la libertad sexual fuera del ámbito familiar, según datos del Instituto Vasco de la Mujer, que recoge la estadística del Departamento vasco de Seguridad. En 2015, en concreto, se recogieron 298 denuncias, de las cuales 258 se cometieron por agresores de fuera del ámbito familiar. La mayoría fueron agresiones y abusos sexuales, pero también hubo casos de exhibicionismo y corrupción de menores y pornografía. En cualquier caso, los datos muestran las agresiones que se denuncian, no las que suceden. Los expertos avisan de que solo salen a la luz entre un 15 y un 20% de los casos.

Romper el silencio

El número de casos denunciados en las últimas fiestas de San Fermín puede ser solo la punta del iceberg. «Estos días están pasando muchas más cosas de las que conocemos», ha señalado esta semana el exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género Miguel Lorente. Lo que se conoce hasta ahora es que 17 hombres han sido detenidos desde el chupinazo por agresiones sexistas, y que cuatro mujeres han denunciado violaciones. ¿Está creciendo la violencia sexual? La criminóloga Nerea Martín no tiene datos que así lo demuestren. «Las estadísticas de los últimos años muestran tasas constantes. Más bien, el hecho de que este año las agresiones se hayan hecho más visibles podría deberse al aumento de denuncias». Se está empezando a romper el silencio. «Hay una evolución importante, tanto de la sociedad como del papel de la mujer en ella», afirma Nerea Martín, del Instituto Vasco de Criminología.

Ascensores transparentes y caminos seguros

  • El urbanismo tiene nombre de mujer. Con el tiempo y los problemas, las ciudades han ido tomando conciencia de la importancia de construir los espacios públicos desde una perspectiva de género, evitando los puntos negros como pasadizos, esquinas sin alumbrar... Los ascensores en lugares públicos tienen que ser transparentes, para que cualquiera que pase por los alrededores pueda ver lo que está ocurriendo en el interior. Las ordenanzas municipales se han puesto en pie de guerra a favor de la mujer, «hay en general una mayor conciencia, aunque queda trabajo por hacer», afirma Duñike Agirrezabalaga, concejala de Igualdad en Donostia, con varios ejemplos recientes en la mano.

  • El Ayuntamiento contempla modificar las ordenanzas urbanísticas para obligar a las comunidades de vecinos a que los portales cumplan con ciertas normas de seguridad, a pesar de ser espacios privados. Otro caso en el que se ha intervenido para garantizar seguridad es en un sendero del parque Cristina Enea. Iba a ser reformado para rebajar la pendiente del camino, pero en la obra inicial se iba a generar una trinchera que enseguida alertó al área de Igualdad. Finalmente, se dará un rodeo más largo, pero más seguro.

Las instituciones también han dado un paso al frente. «No creo que se haya querido silenciar. Los datos de denuncias son menos que los reales. Yacercarse a esa realidad que no consta es difícil trabajarla», admite la concejala de Igualdad de Donostia, Duñike Agirrezabalaba. La capital guipuzcoana, en vísperas de su Semana Grande en agosto, no se atreve a mencionar la palabra preocupación, pero sí ha decidido reforzar la prevención en fiestas. Los espacios a favor de la igualdad que se instalaron hace más de una década contarán este año con una campaña más novedosa, que irá dirigida a profesionales que trabajan en la noche, como taxistas y conductores de atobús, y busca hacerles «testigos activos» en caso de que ocurra una agresión o ante un comportamiento sospechoso. Agirrezabalaga explica que, precisamente para llegar a esos casos que no se denuncian o que ni siquiera son identificados como una agresión, se va a buscar «la concienciación de que «no hay que bajar la guardia, ni mirar para otro lado. Y ante la duda, llamar» al 112. «Tenemos que despertar esa sensibilización», también al conjunto de la ciudadanía, a la que se buzoneará una carta con la misma filosofía.

Y aunque son las expresiones que generan un rechazo inmediato y sin matices, Emakunde recuerda que no solo hay que mirar a los delitos contra la libertad sexual para encontrar señales de desigualdad. «A pesar de los logros, las chicas reconocen que la calle, la noche y las fiestas no son todavía suyas, que tienen que pelearlas arduamente salida a salida, ganando un terreno que consideran hostil», recoge en su informe el Instituto Vasco de la Mujer. «Es increíble cómo se tiene asociado el espacio de ocio al miedo y a la agresión, y a la vez, naturalizado. no se verbaliza como agresión. Las chicas utilizan estrategias para protegerse:coger taxis, pasar corriendo por algunos sitios... pero niegan tener miedo», se refleja en palabras en un grupo de chicas organizadas. «El chico no sale con ese miedo», asiente Agirrezabalaga. «Los datos de denuncias no aumentan, pero hay un problema de desigualdad que es real y en el que hay que seguir trabajando todo el año, para que de una vez por todas el no sea no», concluye.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios