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La nueva ley vasca garantizará los cuidados paliativos, tanto en el domicilio como en la residencia o centro sanitario donde sea ingresado el paciente terminal.
Euskadi aprueba mañana la ley que regula los derechos de los enfermos terminales

Euskadi aprueba mañana la ley que regula los derechos de los enfermos terminales

Será la séptima comunidad autónoma en regular los derechos de los enfermos terminales

ARANTXA ALDAZ

Jueves, 7 de julio 2016, 07:08

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Euskadi aprobará mañana por previsible unanimidad de todos los partidos políticos la ley de garantía de los derechos y de la dignidad de las personas en el proceso final de su vida, conocida como ley de muerte digna. El texto inicial, impulsado desde EH Bildu, que llegó a un acuerdo con el PNV, también recibirá los votos a favor del PSE, PP y UPyD, si bien los socialistas y los populares se han reservado hasta el final la defensa de varias enmiendas que quieren someter al debate parlamentario.

  • Derechos del paciente

  • Información clínica.

  • Las personas que se encuentren en el proceso final de su vida tienen el derecho a recibir la información clínica sanitaria y asistencial. Si rechazan de forma voluntaria y deliberada la información, deberá respetarse esa decisión.

  • Rechazo de intervenciones.

  • Podrá rechazar la intervención propuesta, a pesar de que pueda poner en riesgo su vida.

  • Instrucciones previas.

  • Desde 2002, el paciente tiene derecho a recoger sus voluntades anticipadas en el ámbito de la sanidad.

  • Cuidados paliativos.

  • Derecho a recibir cuidados paliativos, incluida la sedación. Se podrán prestar en su domicilio, en la residencia o en el centro sanitario en que sea ingresado.

  • Obligaciones

  • Decisiones clínicas.

  • Se requerirá el consentimiento informado del paciente o de la persona que haya nombrado representante.

  • Instrucciones previas.

  • Deberán respetar la voluntad del paciente en fase terminal.

  • Apoyo a la familia.

  • Se procurará facilitar los medios pertinentes para que los familiares o cuidadores puedan recibir ayuda específica.

En líneas generales, la ley consagra los derechos de los enfermos terminales -podrán renunciar a un tratamiento «a pesar de que esto pueda poner en peligro su vida», por ejemplo-, garantiza el máximo respeto a la autonomía del paciente en el proceso de muerte, delimita las obligaciones del personal sanitario y refuerza el papel de las unidades de cuidados paliativos para cuidar a los pacientes en el proceso final de su vida.

Tan importante como lo que recoge la ley es a lo que renuncia: el texto no menciona ni la eutanasia ni el suicidio asistido, castigados por el Código Penal, una línea roja que no se ha traspasado en aras al consenso, como ha resaltado EH Bildu, promotor del texto, pero que se aleja del espíritu de la iniciativa aprobada en el Parlamento el año pasado a instancias del PSE y con el apoyo de EH Bildu, PNV y UPyD -el PP votó en contra- en la que se pedía la despenalización de estas dos cuestiones, solicitud en la que volverán a insistir hoy los socialistas.

Al margen de la votación de este punto, el 'sí' al texto del dictamen que ya dieron durante el trabajo de la comisión parlamentaria anticipa un acuerdo total en el Parlamento. La unanimidad en la Cámara vasca, que suele ser una imagen 'cara' de ver, también es noticia en el caso concreto del debate sobre los derechos de los pacientes terminales.

Solo seis comunidades autónomas -Andalucía, Aragón, Navarra, Canarias, Baleares y Galicia- cuentan con regulación al respecto, y no en todas el acuerdo unánime fue posible. En Aragón, por ejemplo, el PP fue el único partido que votó en contra del texto, al considerar que era «una trampa» a la eutanasia. En Andalucía, la primera autonomía en regular los derechos de los enfermos terminales, también hubo discrepancias en algunos puntos concretos del texto legislativo. En Galicia, por el contrario, la ley -de la que se habló mucho tras el caso de la niña Andrea- fue respaldada por todo el arco parlamentario, como ocurrirá en Euskadi.

¿Avance o paso atrás?

En alusiones al apoyo del PP vasco, el parlamentario Carmelo Barrio explicó ayer a este periódico que respaldan «una ley en la línea de garantizar los derechos de los pacientes terminales, de regular las buenas prácticas médicas, de asegurar la formación en cuidados paliativos», y que «siempre y cuando no entrara en distorsiones sobre el suicidio asistido o la eutanasia» iba a contar con el visto bueno de su grupo, como así será. «Quien ha modulado mucho su discurso aquí es EH Bildu», subraya el dirigente del PP.

La coalición abertzale, que fue quien propuso la ley hace dos años, ha explicado el paso atrás: «Entrar ahora en ese debate hubiera significado no tener ley», justificó la parlamentaria de EH Bildu, Rebeka Ubera, porque entraría en colisión con el Código Penal y se enfrentaría al riesgo de un recurso, arguyó al anunciar al acuerdo con el PNV. Pese a este giro, insistió en el «avance claro» del texto que saldrá mañana del Parlamento Vasco. No obstante, y aunque la ley no lo recogerá, la formación abertzale ha dicho que seguirá trabajando para lograr la despenalización de la eutanasia y del suicido asistido.

El PSE, que lamenta «esta oportunidad perdida», insistirá mañana en que la ley incluya una mención expresa a «los cuidados consistentes en ayuda médica para morir una vez que se reforme el Código Penal, despenalizando la eutanasia y el denominado suicidio asistido». «Los vamos a defender hasta el final», afirmó la parlamentaria del PSE Miren Gallastegui, aunque no será impedimento para que los socialistas apoyen el dictamen de la ley «porque da seguridad jurídica a prácticas médicas que ya se están aplicando con los enfermos terminales». El PSE también reclamará la creación de un observatorio para velar por el cumplimiento de la ley, que promocione los derechos de los ciudadanos, que promueva el derecho a un testamento vital y que garantice que los profesionales reciban formación sobre cuidados paliativos.

Un marco legal

Pero la importancia de la ley vasca va mucho más allá de la lectura política del acuerdo. Para empezar, supondrá un marco legal para todo Euskadi, y evitará que la atención a pacientes terminales dependa de la sensibilidad o preparación del profesional médico o gestor sanitario, como ahora ocurre según reconoce el personal asistencial de cuidados paliativos. Según ha explicado la parlamentaria de EH Bildu, Rebeka Ubera, la ley gira en torno a un principio fundamental: el respeto absoluto a la libre voluntad del paciente en el proceso final de su vida. ¿Qué implica este reconocimiento?

Hasta la fecha ya existían cauces para hacer posible la dignidad del paciente en el proceso de morir, como son la Ley de Autonomía del Paciente y el documento de voluntades anticipadas, dos herramientas que se han quedado cojas dada la complejidad de la fase terminal de un enfermo en una sociedad cada vez más envejecida y con cada vez más avances médicos.

Con la nueva ley, el paciente terminal podrá rechazar una intervención o interrumpir un tratamiento incluso en contra del criterio médico y a pesar de que esta decisión pueda poner en riesgo su vida. Podrá elegir recibir los cuidados paliativos en el hospital o en casa. En el caso de que elija morir en un centro sanitario, la ley garantiza poder estar en una habitación individual. Tendrá derecho también a recibir la información clínica, siempre y cuando lo desee.

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