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Futuroscope da la oportunidad de adentrarse en el futuro.
Treinta años vigilando el futuro

Treinta años vigilando el futuro

Futuroscope sigue siendo un centro de referencia para los amantes de la tecnología y la arquitectura moderna, que basa sus atracciones en la multimedia y tecnologías cinematográficas

iraitz vazquez

Lunes, 23 de mayo 2016, 17:46

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Cuando a uno le hablan de Francia y sus encantos enseguida le viene a la cabeza París y su archiconocida Torre Eiffel. Sin menospreciar a esta maravilla de la arquitectura, lo cierto es que el país galo sorprende al viajero con infinidad de secretos paisajísticos, culturales y gastronómicos. Francia es mucho más que su capital y los paseos por las orillas del Sena. Sin ir tan al norte, a pocos kilómetros de la muga que forma el río Bidasoa, el viajante se encontrará con sorpresas que le transportarán a un pasado rico en arquitectura medieval, así como a unas experiencias lo más cercanas posible al futuro.

Por esa idea de sorprender a cada uno de los visitantes que se acercan hasta él se ha caracterizado durante los últimos treinta años Futuroscope. Desde que comenzara su andadura el 31 de mayo de 1987 no ha parado de crecer hasta convertirse en el segundo parque temático más visitado de Francia, solo por detrás de un gigante de esta industria como Disneyland París. Ahora ya se ha convertido en un centro de referencia para los amantes de la tecnología y la arquitectura moderna, que basa sus atracciones en la multimedia, tecnologías cinematográficas, audiovisuales y robóticas con un único objetivo claro:intentar trasladar al visitante al mundo del futuro.

Situado a 500 kilómetros de distancia de San Sebastián, en el oeste de Francia en la zona de Poitou-Charentes, Futuroscope saluda al visitante con su emblema, que no es otro que una esfera colocada sobre un prisma triangular, que según señalan sus creadores «representa la arquitectura moderna en formas geométricas». A su lado se encuentra su competidor más feroz para hacerse con el puesto de edificio más fotografiado. Desde 2003, el Kinémax simboliza «el futuro, la imagen, la emoción y el conocimiento». Para su diseño se necesitaron nada más y nada menos que 20.000 horas de estudios geométricos y 3.000 placas-espejos.

Durante sus treinta años de andadura, Futuroscope no ha perdido ni un ápice de su atractivo para los visitantes que se acercan hasta el complejo. Buena prueba de ello es que en los últimos tres años ha incrementado sucesivamente en un 10% la asistencia del ejercicio precedente. Así, durante 2015, 1.800.000 personas disfrutaron de las instalaciones, de las cuales 150.000 fueron extranjeros, y de ellos, 60.000 procedentes de diferentes partes del Estado. «Nuestro público más fiel y el que nos visita todos los años procede sobre todo de la zona de Euskadi», reconoce el subdirector del complejo, Rodolphe Bouin.

Un paseo de una hora por la 'venecia verde'

  • Un paseo de una hora por la venecia verde

  • Pero no solo de Futuroscope vive la zona de Poitou-Charentes. En la zona oeste de Francia aún quedan secretos por descubrir para la mayoría de los visitantes. Es el caso de las marismas de Poitou. Situadas cerca de la ciudad de Niort y a 60 kilómetros de La Rochelle, se las conoce como la Venecia verde, un laberinto de vías de agua de exuberante vegetación y aproximadamente 4.000 kilómetros de camino navegable por sus canales.

  • Quien desee conocer Poitou de una manera más original tiene la oportunidad de subirse en una de las barcas típicas de la zona, acompañado por guías de excepción, los barqueros de la región. Ofrecen al viajero un paisaje abierto, donde los canales están bordeados de sauces, endrinos, lirios y cañas, acompañados de las vacas que pastan en la región. Una hora de viaje que reconcilia al visitante con la naturaleza.

  • No muy lejos de las marismas, una edificación del siglo XVII sorprende al visitante. Se trata del Castillo de Oiron, que hoy en día acoge una de las colecciones más importantes de arte contemporáneo de Francia.

  • La puerta de entrada a ambos atractivos turísticos es la localidad de Niort, donde destaca su imponente torre del homenaje, una de las construcciones románicas más imponentes del país vecino.

Año tras año, los responsables de Futuroscope cambian al menos una atracción para que el complejo no pierda su frescura. Y 2016 no ha sido menos. Así, a comienzos de año inauguraron La Edad de Hielo, en colaboración con los estudios 20th Century Fox. Una experiencia en 4D que se vive acompañado de Sid, Manny, Ellie, Diego y Scrat, los protagonista de Ice Age. El espectador tendrá la oportunidad de participar como uno más en la historia basada en la tercera parte de la saga, de la mano de los decorados de hielo, efectos de nieve en sala, viento, río de lava y una plataforma dinámica. Aunque la reina de las atracciones es Baila con los Robots, que combina la fuerza y flexibilidad de diez brazos mecánicos articulados que elevan cada uno de ellos a dos pasajeros a siete metros de altura con el ritmo de la música e ideado junto al DJ y productor de música electrónica Martin Solveig.

Julio Verne

Pero los responsables de Futuroscope no tienen tiempo para dormirse en los laureles, y con el treinta aniversario a la vuelta de la esquina, ya han ideado parte de la programación que servirá para esta importante conmemoración. «El año que viene esperamos alcanzar los dos millones de visitantes», reconoce Bouin. Para lograrlo, han puesto toda la carne en el asador y en diciembre inaugurarán una atracción basada en los viajes de Julio Verne. Será una atracción «única en Europa» que estará inspirada en las novelas Viaje al centro de la Tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino y La vuelta al mundo en ochenta días. «Será de temática de acción, la atracción transportará al visitante a Egipto, Dubái o el Himalaya», destaca el subdirector.

Futuroscope está situado en la periferia de la ciudad de Poitiers, capital de la zona de Poitou-Charentes. El contraste de la localidad respecto al complejo de Futuroscope es total. Y es que el visitante que se acerque hasta la ciudad de los cien campanarios, por haber albergado más de 24 parroquias y 30 monasterios, podrá empaparse del arte románico y su rica historia medieval, que queda reflejada en las callejuelas y en las iglesias que la salpican, entre las que destaca Notre Dame la Grande, situada en el corazón de esta ciudad universitaria.

En 2010 Poitiers fue sometida a un importante lavado de cara que culminó con nuevas zonas peatonales en el casco histórico, con la restauración de fachadas y creación de nuevas zonas de acceso para los ciclistas. Las noches de verano esta bella ciudad se llenan de colores gracias al espectáculo que ofrecen las Policromías, recordando la fachada de color con la que contaba en la Edad Media.

En tren, una muy buena opción

Desde Hendaya se puede coger un tren de SNFC que llevará al viajero hasta la estación de Burdeos, para subirse a otro tren hasta Poitiers. En total son unas cinco horas de viaje, que se realizan en cómodos vagones.

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