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Mikel Ayestaran, segundo por la izquierda, posa junto al resto de galardonados.
«Mi obsesión es la credibilidad»

«Mi obsesión es la credibilidad»

El corresponsal de DV en Oriente Medio, Mikel Ayestaran, dedica a su familia por su apoyo el Premio Periodista Vasco 2015

ALBERTO MOYANO

Miércoles, 25 de noviembre 2015, 10:37

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El periodista beasaindarra Mikel Ayestaran recibió ayer en Bilbao el Premio Periodista Vasco 2015, un galardón que dedicó a su familia por la complicidad con su trabajo de corresponsal en Oriente Medio que demostró al desplazarse a vivir a Jerusalén. «Jamás me han dicho 'no hagas esto', 'no vayas allá', tan solo que tenga cuidado y desde que vinieron conmigo a Jerusalén vivo mucho más tranquilo». Jerusalén fue su primer destino y allí volvió hace unos años para quedarse, primero solo, más tarde con su familia.

Corresponsal en ese 'punto caliente' del planeta y con muchas coberturas periodísticas a sus espaldas -en ocasiones, en medio de conflictos bélicos-, Ayestaran trabaja con la vista puesta en un objetivo: «Que la gente se crea lo que le estoy contando porque me he ganado su confianza. Mi obsesión es la credibilidad».

Gran interés mediático

Un tanto abrumado por el interés mediático que despertó el galardón, que se tradujo en una decena de entrevistas a lo largo de una intensa jornada que le mantuvo de micrófono en micrófono, Mikel confesaba que no conseguía sentirse cómodo en ese papel, aunque no ocultaba su gratitud. «En DV me conocéis, nunca me he considerado un ejemplo de nada; si a alguien le gusta cómo trabajo y cree que sirve para dignificar una profesión tan vilipendiada como ésta, estupendo, pero nunca ha sido mi objetivo». De hecho, se resistía a admitir una obviedad: que cambiaría cualquier galardón por la posibilidad de realizar con garantías una cobertura segura en esa zona de Siria que se ha convertido en un auténtico 'agujero negro informativo'. «Me genera una enorme frustración la imposibilidad de informar de lo que está pasando allí porque no lo sabemos. Me recuerda a la cobertura de la guerra de Afganistán, en donde los periodistas estuvimos diez años, pero sin acceder a la zona controlada por los talibán».

Ayestaran afirma que en estos años ha detectado que los lectores y el público en general agradecen en especial dos cosas: «Por un lado, que admitas que no sabes algo. En estos tiempos de 'todólogos', a la gente le gusta escuchar que hay determinados asuntos sobre los que no lo sabes todo. Y no pasa nada. Y por otra parte, agradece que cuentes si te has venido abajo anímicamente ante una situación dramática que te ha tocado cubrir».

En este punto, el periodista tiene un recuerdo para los 'fixers' -el personal local que ayuda a los enviados especiales en sus distintos destinos al asumir las tareas de traductor, chófer y lo que se tercie-. «En mi caso, he conseguido que no me vean como una 'cartera con piernas', sino que puedo decir con orgullo que he entablado relaciones de amistad con muchas de estas personas, he estado en sus casas, conozco a sus familias y he visto crecer a sus hijos. La gente me ve a mí en la pantalla o ve mi firma en una información, pero sin estas personas, los corresponsables no podríamos realizar nuestro trabajo». Y antes de concluir, una reivindicación: «La gente piensa que solo se puede trabajar sobre el terreno en el área internacional para medios como la BBC, pero también es posible hacerlo, como es mi caso, para los regionales, como DV o EITB».

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