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Paul Moore con su mujer, Joni Moore.
Un enfermo terminal de 36 años da un último consejo para disfrutar de la vida

Un enfermo terminal de 36 años da un último consejo para disfrutar de la vida

«Por favor, dejad de perder el tiempo con pensamientos negativos», recomienda un estadounidense con 40 tumores diferentes

el diario vasco

Jueves, 1 de octubre 2015, 08:52

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«Todos tenemos dos historias que contar», comenta Paul Moore, un hombre de Utah (EE UU) de 36 años, a Jason F. Wright, un periodista de Fox. «Elijo contar la mía de la mejor manera posible».

Paul tiene un bulto en la parte media y superior de su pecho y se está muriendo, pero sin embargo, no puede estar más vivo. Cuando Wright le pide un consejo, Paul no duda en decir: «Por favor, dejad de perder el tiempo con pensamientos negativos. Cambiad la perspectiva, a mí me ha funcionado. Hay muchas personas buenas a su alrededor. He tenido que eliminar los malos pensamientos y los he reconducido por otro camino. Vosotros también podéis hacer esto».

En febrero, ante la insistencia de un vecino, Moore y su esposa Joni visitaron la sala de emergencias para preguntar por lo que ellos pensaban que era un quiste acompañado de tirones musculares en el hombro y en el cuello. Sin embargo, las pruebas revelaron que padecía 40 tumores de diferentes formas y tamaños, incluyendo algunos en su cráneo. Desde ese día, Moore ha estado en tratamiento y se ha sometido a seis cirugías, incluyendo eliminación renal y reemplazo completo de la cadera. A día de hoy, camina con la ayuda de un bastón porque los médicos le han recomendado que esto ayudará a evitar una rotura de cadera.

El pasado mes de agosto, a Moore le comunicaron que le quedan dos meses de vida, pero a pesar de la mala noticia, el estadounidense no ha perdido su fe y su optimismo: «Estaremos bien». Y tiene razón, en gran parte por la nueva fundación destinada «a sobrevivir». La Fundación Paul Moore fue creada por cuatro mujeres con un profundo deseo de ayudar a aliviar la carga financiera de la enfermedad terminal de Paul. El esfuerzo de esta fundación le sirve de apoyo, pero el objetivo principal es satisfacer las necesidades de otras familias que tienen un miembro enfermo terminal.

«Para nosotros es sorprendente», comenta Paul, «la ayuda que se brinda a más familias en las que alguno está enfermo terminal». Joni, su mujer, se encuentra a su lado en el momento de la entrevista, y como no es de extrañar, se emociona. «La bondad de la gente no tiene límites», comenta mientras se seca las lágrimas. «Estamos muy agradecidos, y cada día que pasa lo estamos más. Estamos verdaderamente sorprendidos por lo que la gente está haciendo por nosotros».

Pablo y Joni tienen dos hijas, Ellie de 5 años y Reese de 3. Paul admite que se preocupa por lo que sus hijos puedan recordar de él: «He escrito cartas para mis hijos y también les voy a hacer vídeos», comentó mientras se secaba las lágrimas. «No me van a olvidar», añade. Paul confiese que no tiene miedo de morir, pero se preocupa por su mujer y por sus pequeñas. «Me pregunto dónde y cuándo va a suceder. Sin embargo, he aprendido que la depresión no me lleva a ningún sitio. Me considero uno de los hombres más afortunados de la Tierra. ¡Qué bendición tener tiempo para prepararse, incluso mentalmente!».

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