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Un grupo de mujeres asiste a un curso en un centro de educación para adultos.
La enseñanza no reglada de adultos ha perdido 1.664 matrículas en un año

La enseñanza no reglada de adultos ha perdido 1.664 matrículas en un año

Los responsables de los centros achacan el descenso a «los recortes» del Gobierno Vasco

JAVIER GUILLENEA

Jueves, 21 de mayo 2015, 06:57

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Los efectos de «la adecuación a la realidad» o de «los recortes», según el punto de vista, han llegado a los centros vascos de Educación de Personas Adultas (EPA), donde la enseñanza no reglada ha registrado 1.664 matriculaciones menos que el año anterior, lo que supone un descenso del 8,7%. En el mismo período de tiempo, el número de profesores en la EPA ha pasado de 702 a 632.

  • personas se han matriculado este curso en los centros no reglados de EPA en el País Vasco. El curso anterior las matrículas ascendieron a 19.060.

  • profesores están trabajando en la actualidad en centros de EPA, 70 menos que el curso pasado.

Estos datos están incluidos en una respuesta del Departamento de Educación a una pregunta formulada en el Parlamento por EH Bildu. En su escrito, el grupo recuerda que el pasado 26 de junio la Cámara instó a la consejería a «la retirada inmediata» de una resolución en la que se establecen números mínimos de alumnos para abrir aulas -entre 12 y 17, según el tipo de enseñanza- y se limitan los grupos de enseñanza no reglada a los recursos que existan para la reglada. Esa resolución sigue vigente.

Los resultados de estos cambios quedan reflejados en la respuesta de Educación. En el curso 2013-14 se conformaron en todo Euskadi 928 grupos de enseñanza no reglada, con un total de 19.060 matrículas. Un año después, estas cifras se redujeron hasta situarse en 743 grupos y 17.396 matriculaciones.

Los centros de EPA ofrecen dos tipos de enseñanza. Una es la reglada, destinada a quienes en su etapa de estudiantes no llegaron a obtener el título de graduado de Secundaria y buscan una segunda oportunidad para lograrlo. La otra es la no reglada, que oferta, entre otras opciones, cursos de acceso a la universidad para mayores de 25 años, idiomas a un nivel básico, español para extranjeros o informática. Los alumnos que se inscriben en estos cursos son, en su gran mayoría, inmigrantes en pos de oportunidades para integrarse o personas mayores con inquietudes culturales y deseos de mantenerse activas.

Es esta disparidad lo que le hace recordar al director de un centro de EPA que «muchos alumnos buscan cosas distintas a las de una enseñanza reglada, en la que se les exige una asistencia obligatoria y superar una serie de evaluaciones». El problema es que «la Administración no acaba de entender que los centros de EPA son distintos y tienen otro tipo de alumnado». «Su oferta -añade- no está acorde con la demanda ciudadana».

La resolución aprobada por Educación en junio de 2014 se topó con el rechazo de sindicatos, profesores y alumnos de cursos de EPA, que acusaron al departamento de aplicar recortes económicos en este tipo de enseñanza «sin tener en cuenta la función social que cumple». «En el caso de los inmigrantes -indica el responsable de uno de estos centros- el recorte es clarísimo porque hemos pasado de diez a cuatro horas semanales».

«Sobredimensionado»

El director de centros escolares del Gobierno Vasco, Jesús Fernández, niega que haya recortes y prefiere hablar de «adecuación a una realidad que estaba sobredimensionada». El responsable educativo recuerda que en su momento la EPA «se creó para que las personas que no habían obtenido el título en su etapa de estudiantes lo pudieran conseguir». Con el tiempo, y gracias al descenso del fracaso escolar, se ha reducido el número de jóvenes que abandonan la Secundaria sin graduarse, lo que «ha hecho que disminuya en la EPA la demanda» reglada.

Fue en una segunda etapa, afirma Jesús Fernández, cuando se puso en marcha la enseñanza no reglada, cuyas características la convierten en un tipo de educación difícil de gestionar. «Apuntarse en la EPA es gratis y se dan muchos casos de gente que se matrícula pero después no pisa el centro», asegura. Por ese motivo, «había una inadecuación entre el número de matriculados y la realidad».

El carácter voluntario de las clases y la movilidad de los alumnos, sobre todo los inmigrantes, hace que sea difícil contar con datos exactos. Las que ofrece el departamento en su respuesta son las últimas que se han difundido, pero no las únicas que existen. Según el Eustat, el curso 2013-14 había en Euskadi 15.532 personas matriculadas en el conjunto de los centros de la EPA (solo en centros no reglados la consejería cifra en 19.060 el número de matrículas). «Había una inadecuación bastante importante entre los números y la realidad», reitera Jesús Fernández, que insiste en que «el dato que hay que manejar no es solo cuántas personas dan el nombre al apuntarse sino cómo funciona la EPA».

Y su funcionamiento, según el director de centros escolares, no es muy conocido, sobre todo en lo referente al rendimiento académico de los estudiantes. «Cada centro tenía sus datos y no había nada conjunto, por eso este curso hemos empezado un programa piloto para empezar a conocer de forma global los resultados, porque no parece lógico desconocerlos. Parte del problema comienza aquí», dice.

«Rigidez»

Para los centros de EPA el problema empieza por los recortes y continúa por «la rigidez de la Administración, que encorseta la matrícula» al ligar el número de grupos de la enseñanza no reglada, que es la más demandada, al de grupos de la reglada. Jesús Fernández admite que «ese 50% condiciona a los centros», pero añade de inmediato que «tampoco estamos encorsetados a que el único objetivo tenga que ser la obtención de un título». Es un argumento que no convence a los responsables de las EPA, que insisten en que «los recortes limitan la oferta educativa» y se quejan de los equilibrios que se ven obligados a hacer para reconvertir los grupos para que nadie se quesin poder estudiar.

Ante estas quejas, Jesús Fernández asegura que «el departamento garantiza que para la demanda real que existe en un centro los recursos que se facilitan son holgados». Y entre esos recursos se hallan los profesores, cuyo número ha descendido en la EPA pero «no se ha recortado». «Ese excedente ha pasado al sistema educativo. Lo que no es justo es que en una parte el profesorado esté asfixiado y en otra esté excesivamente holgado», afirma.

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