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Un nombre domina  el mundo

Un nombre domina el mundo

Hay 150 millones de personas que se llaman Mohamed y es, desde hace años, el nombre más común en Egipto, Irán, Marruecos... Lo que sorprende es que ahora es también el más frecuente en Oslo, Bruselas y Londres, y gana posiciones en España

PPLL

Martes, 16 de septiembre 2014, 11:17

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Mohamed! Si uno tuviera el suficiente chorro de voz como para ser escuchado en todo el mundo, conseguiría que al pronunciar esta palabra 150 millones de personas se volviesen al tiempo para ver quién las llamaba: este nombre de varón, de origen árabe, es hoy en día y con todas sus variantes -Muhammad en su transcripción anglosajona, Mamadou en África, Mehmet en Turquía, Meho en Bosnia...-, el más común del planeta.

Este hecho, aparentemente anecdótico, no tiene por qué provocar mayor sorpresa: basta con pensar en la enorme población que suman los países musulmanes y en que allí puede tratarse de una socorrida alternativa a la hora de elegir cómo llamar a un hijo. Es, efectivamente, el nombre más habitual en todo el Norte de África, Oriente Medio e incluso en naciones islámicas del sudeste asiático como Malasia.

«Significa 'digno de ser alabado' o 'digno de alabanza' -cuenta Mohamed El Khatat, periodista granadino de origen saharaui-. Es muy utilizado por ser el nombre del profeta Mahoma, que en árabe se dice Mohamed». Quienes esperen una explicación digna de 'Las mil y unas noches' se llevarán un chasco: a un chico se le llama allí Mohamed como a otro aquí Jesús, porque les parece bonito a los papás o les gusta cómo suena. Cierto que Mohamed tiene un significado, pero del mismo modo que también lo tienen Blas -'tartamudo'- o Emilio -'amable'-: nadie piensa en eso cuando se decanta por ellos, así que no es algo comparable a los Caballo Loco o Nube Blanca de los indios americanos. El Khatat añade que gran parte de los nombres entre los musulmanes «ni siquiera tienen un origen religioso, a diferencia de los empleados tradicionalmente en España, extraídos del santoral». «Es un nombre como cualquier otro; puede formar parte de uno compuesto y también puede ser un apellido -aclara Mukhtar Ahmed, responsable del Centro Cultural Andalusí de Málaga-. No está sujeto a modas y es elegido indistintamente por familias de todas las clases sociales».

Lo que sí resulta mucho más llamativo es que Mohamed se haya convertido también en el nombre más frecuente entre los hombres de Oslo, después de cuatro años encabezando la lista de los preferidos para inscribir a los recién nacidos en el registro de la capital noruega. Los tradicionales Jan y Per han cedido terreno ante el empuje de los Mohamed, que son ya 4.801 individuos en esa ciudad de 630.000 habitantes, según figura en los datos estadísticos oficiales. Esos mismos estudios arrojan un saldo de unos 150.000 musulmanes, en su mayor parte de origen paquistaní, somalí, iraquí y marroquí, entre los 4,5 millones de personas que viven en el país nórdico.

Comerciantes de Milán

Es la misma situación que se da en Bruselas. En la capital belga, Mohamed viene siendo el nombre preferido para un bebé desde 2001, y actualmente es el más corriente entre sus residentes. Sin llegar a ese punto, Mohamed es ya el nombre que se repite con mayor frecuencia entre los recién nacidos de Inglaterra y Gales, dejando en la estacada a Oliver y Jack. Otro tanto sucede en Francia, donde aventaja a los demás nombres de niños en algunos departamentos. Como curiosidad, en la ciudad italiana de Milán se ha convertido en el más ordinario entre los titulares de pequeñas y medianas empresas, 1.595 negocios que han superado en número a los que regentan los Giuseppe.

En España, donde el puesto de honor sigue correspondiendo a Antonio, Mohamed también se está expandiendo y, según el Instituto Nacional de Estadística, ya ocupa el puesto número 69 entre los nombres más habituales, con 59.899 registrados, a los que en realidad habría que sumar 23.767 Mohammed (con dos emes); 131 Muhammed, 83 Muhamed, 7.025 Muhammad, 36 Muhamad y 395 Mohammad. El nombre del profeta avanza posiciones cuando se trata de la lista para los nacidos a partir de 2010: en Gerona ya es undécimo, y prospera igualmente en Tarragona (13), Baleares (14) y Almería (16). En las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla domina sin discusión: 2.618 y 3.019 vecinos, respectivamente, seguidos por los Antonio, en segunda posición, que rondan el millar en cada localidad.

El ejemplo de Cruyff

¿Puede extraerse alguna conclusión de todas estas cifras? Para Josep Anglada (Plataforma Democrática per Catalunya), que ha hecho de la lucha contra la inmigración musulmana un eje de su actividad política, el asunto está claro. «Evidentemente, esto demuestra que cada vez hay más musulmanes en nuestro país. Yo, la verdad, preferiría que hubiese nombres de toda la vida, más Manuel y más Carmen que Mohamed, pero todo el mundo tiene derecho a llamar a sus hijos como quiera. Lo que también queda claro con eso es que los musulmanes no tienen ninguna voluntad de integración, y voy a poner un ejemplo: cuando Johan Cruyff vino a jugar al fútbol aquí tenía ganas de adaptarse, y cuando tuvo un hijo lo llamó Johan Jordi. Eso es una buena señal de integración. Son cosas que hay que respetar pero, para mi gusto, cuantos menos Mohamed hubiese sería mejor».

Íñigo González de la Fuente, profesor de Sociología en la Universidad de Cantabria, reconoce que los inmigrantes musulmanes y los españoles «son dos comunidades que no se relacionan mucho», y el hecho de que las nuevas generaciones sigan recibiendo ese nombre demuestra que incluso en su país de destino «siguen conservando sus tradiciones y sus raíces culturales», y que la religión, a diferencia de lo que ocurre en el resto de la sociedad del país, mantiene su peso. No obstante, el diagnóstico que hace de la situación es positivo: pese a las diferencias, no puede hablarse de un conflicto como el que se da en países como Francia, con «revueltas latentes». «Al español 'tipo' aún le falta relacionarse con ellos y conocerlos, un contacto que sí se produce en los barrios periféricos y zonas de clase media-baja, donde habitualmente se asientan estas minorías. El sistema educativo está amortiguando este choque: al final los chavales van al mismo instituto, y Mohamed acaba llevando la camiseta de Messi, la misma que lleva el hijo de otra familia de aquí». Siguiendo con ese ejemplo, es de esperar que Munir El Haddadi Mohamed, español de origen marroquí y una de las nuevas figuras del Barça, produzca idéntico efecto normalizador.

Habrá que ir haciéndose a la idea de ceder cada vez más espacio a los musulmanes en todas las sociedades: según un estudio del Pew Research Center, de Washington, este sector de la población experimentará en los próximos años un espectacular aumento debido a su elevado ritmo de crecimiento, un 1,5% anual frente al 0,7% que tiene como media el resto. Con más de 1.600 millones de individuos, ahora suponen cerca de la cuarta parte de la población mundial, un porcentaje que, según las previsiones, superarán ampliamente para 2030: de los 8.300 millones de personas que habitarán el planeta, 2.200 millones serán fieles de Alá. Según los investigadores, las razones de este rápido desarrollo se encuentran principalmente en la menor edad media de los musulmanes y en el incremento de la esperanza de vida en los países donde son mayoría. En la actualidad, la fe cristiana es la más seguida en el mundo, con 2.000 millones de creyentes.

21.000 conversos españoles

En España, la población musulmana, 1.732.000 personas, supone el 3,6% del total, 47,1 millones. Según la información aportada por el Observatorio Andalusí, entre 2012 y 2013 experimentó un incremento de 60.000 personas. De esos 1,7 millones de musulmanes que residen en el país, 568.000 son españoles, y entre ellos hay 21.000 conversos.

Se trata de un porcentaje mucho menor que el de otros países del entorno. Según datos de Amnistía Internacional, un 7,5% de la población de Francia profesa la religión islámica; en Bélgica es un 6%, por delante de Suiza (5,7%), Holanda (5,5%), Alemania (5%) y el Reino Unido (4,7%). El trabajo del Pew Research Center avanza que para 2030 más del 10% de la población estos países será musulmana y probablemente Mohamed sea nuestro vecino de enfrente.

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