«El consenso real es mayor que el que reflejan estas pequeñas trifulcas»
N.A.
Jueves, 7 de agosto 2014, 07:14
-¿Cómo ha recibido las reacciones que ha generado la Agenda?
- Como cualquier opción de política lingüística, la Agenda Estratégica del Gobierno Vasco no solo es discutible, sino que es bueno y necesario que se discuta, pero para que esa discusión sea constructiva tiene que basarse en contenidos, no en manifestaciones genéricas como las que se han producido. Hace falta una discusión de contenidos, que es la que no se ha planteado, y eso me parece absolutamente desafortunado, porque se emiten mensajes que no se corresponden con la realidad, cuando no falsedades absolutas.
- ¿Por ejemplo?
- Por ejemplo, que se dedica mucho más dinero al euskera que a combatir el paro. Eso no es así. Si hacemos el mismo ejercicio de extrapolación a tres años con el plan de empleo y el plan de industrialización, son 1.350 millones los que se dedican a la creación de empleo -y no los 49 que decía Idoia Mendia- frente a los 336 que se dedicarán al euskera, un 400% más. Y eso me parece muy bien, pero la verdad es esa, no la otra. Todas las criticas relacionadas con los recortes en otros ámbitos pueden rebatirse con argumentos similares, porque no son ciertas. Jugar con temas tan sensibles es delicado, pero está claro que es muy fácil pegar al más débil, que es el euskera.
- El popular Iñaki Oyarzabal calificó el plan de «imposición del euskera» y lo contrapuso a la «construcción de hospitales y colegios». ¿Es ese el debate?
- Me ha sorprendido la actitud de Iñaki Oyarzabal porque, incluso desde la discrepancia, le reconozco argumentos y un tono constructivo cuando hemos debatido sobre política lingüística. En este caso no ha utilizado argumentos, ha utilizado martillazos, y a martillazos no se construye, se destruye.
- ¿Hay alguna crítica que le haya dolido especialmente?
- Me ha parecido muy injusta la descalificación de los euskaltegis, a los que ha llamado «chiringuitos» del PNV. Creo que es inaceptable descalificar así a 32.000 alumnos y a 1.300 profesionales de unos centros en los que este año se han impartido más de 600.000 horas de clase. Porque las ayudas que se dan a los euskaltegis son muy importantes, pero ninguno recibe un solo euro por levantar la persiana, ya que la financiación se establece en función de su actividad.
- ¿Por qué cree que ha ocurrido precisamente ahora?
- Solo lo entiendo en clave de intereses partidistas, en clave de instrumentalizar el euskera y colocarlo al servicio de la política, cuando lo que hay que hacer es lo contrario.
- ¿Episodios como éste demuestran que el tan cacareado consenso sobre el euskera es mucho más frágil de lo que nos hacen creer?
- Demuestran que el consenso -que yo creo sinceramente que es mayor que el que reflejan estas pequeñas trifulcas-, debe ser alimentado y fortalecido de manera constante. Hay que hablar más sobre política lingüística, porque no hay consenso sin debate y porque, además, hablar de política lingüística es hablar de cómo se organiza la convivencia en este país. Lo que nos jugamos no es el euskera, es la convivencia. Hay que saber renunciar a esa utilización partidista y entrar en el debate de fondo, con argumentos y razones, no con descalificaciones. El euskera necesita de la responsabilidad de todos los partidos y exige hacer propuestas positivas y de avance, no de frenazo y de obstáculo. El único obstáculo a superar es el desequilibrio social en el que se encuentra el euskera.