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El Diario Vasco
Sábado, 26 de julio 2014, 09:54
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El binomio relación de pareja y la práctica frecuente de sexo no es tan infalible como algunos desearían. Tras un cortejo de fuegos artificiales a diario llega un noviazgo con traca frecuente y un matrimonio en el que el asunto tiende a petardo esporádico y mucho olor a pólvora mojada. Y, claro, aquello provoca calentón, frustración y mucho cabreo. La clave es saber gestionarlo. Hay quien tiende a censurables escarceos fuera del calor del hogar, otros se entregan a la fe de Onán y alguno, que hay de todo, se desahoga con el Excel. Y no es ninguna bizarra práctica sexual entre fórmulas, filas y columnas. Un hombre anotó con celo en una hoja de cálculo la fecha y la excusa que su mujer le ofrecía para no practicar sexo para después utilizarlo como pretexto para romper su relación. La elegancia no era su fuerte. El orden, desde luego sí.
Con excusas tan variopintas como «estás demasiado borracho», «estoy sucia», «estoy cansada» o un simple y efectivo «hoy no». La mujer fue más allá del tópico «me duele la cabeza» y en las 27 ocasiones en las que su marido le propuso compartir fluidos, tiró de un repertorio de 18 excusas diferentes para que en el lecho marital no llegaran a crujir los muelles de la cama. Y la estadística no jugó a favor del siempre dispuesto cónyuge. Del 3 al 16 de junio, cuando el hombre realizó su empírico estudio marital, sólo consiguió hacer diana en tres ocasiones, que, como media tampoco está tan mal. ¿No?
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