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No se distingue bien la hora, pero total...
¿Qué reloj del Buen Pastor da «la hora de verdad»?

¿Qué reloj del Buen Pastor da «la hora de verdad»?

En 1951 un lector se quejaba de la diferencia de cinco minutos entre dos esferas del mismo campanario

Mikel G. Gurpegui

Martes, 27 de septiembre 2016, 06:51

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Que los relojes no estén en hora es de esas pequeñas cosas irritantes de la vida. No una ni dos sino muchas veces han aparecido en nuestro periódico quejas por la falta de sincronía entre los relojes públicos de la ciudad. Hace 65 años encontramos hasta la queja porque un mismo reloj, o los relojes de un mismo campanario, mostraban horas distintas.

En DV habían comentado el hecho de que los distintos relojes a la vista en la ciudad marcaban horas diferentes, cuando un lector escribía al periódico y planteaba todo un problema existencial: ¿A qué lado de la catedral del Buen Pastor hacer caso de la hora?

Leamos la carta publicada el 27 de septiembre de 1951: «Un donostiarra que habita la parte alta de Amara, y que a la vez divida dos de las esferas del nuevo reloj del Buen Pastor, ha podido observar que la hora señalada difiere cinco minutos de una a otra esfera. Leía días pasados en esta sección de EL DIARIO VASCO censuras por la desigualdad del horario de los relojes de la ciudad y seguramente no conocía el censurante que dos esferas de un mismo reloj estarían desiguales».

El autor de la carta, amaratarra de cuando al hablar de Amara se definía Reyes Católicos, la plaza Easo y alrededores, no como ahora, cuando pensamos en Amara Berri, sentía una gran zozobra sobre las dispares horas que facilitaba la catedral.

«Espero que las restantes esferas del reloj, que no diviso desde aquí, vayan con una u otra de las esferas; pero no hay razón para que los barrios adelanten o atrasen sus citas por culpa del mismo reloj».

Es que, como cantaría Víctor Jara, «la vida es eterna en cinco minutos». Y, qué leñes, cuando mira un reloj uno quiere saber qué hora es y no tener que deducir cuál de las esferas estará en hora.

«Además, ¿cuál será la hora de verdad? ¿La de Amara o la de San Martín? -se preguntaba el lector al terminar su carta-. Porque si hay que esperar a oír Radio Nacional para saberlo, no valía la pena los cuartos que gastó el Buen Pastor para arreglar su reloj, ni los que gasta el Ayuntamiento en dar este servicio».

Como ahora no vamos a salir de dudas, seguimos paseando por el San Sebastián de 1951 y nos encontramos con que, en pleno Centro donostiarra, huele a pescado.

Comentario de la sección 'Saski-naski', 28 de septiembre de 1951: «A eso de las ocho y media de la mañana hemos visto en la acera de Correos, frente a los PP. Jesuitas y junto a los buzones de la correspondencia, unas cuantas cajas de pescado, en espera del tranvía de Rentería. El agua que se desprende de dichas cajas es mal oliente y, como lleva sal, hace que sea fácil un resbalón de los que por allí transitan. No es, naturalmente, que pretendamos que no se lleve pescado a Rentería, pero sí creemos justo que se evite el ensuciar las calles como se hace con una de las más céntricas, convirtiéndola en un pequeño cargadero».

Hace 65 años, olía pescado y se escuchaba la radio de los vecinos. 'Saski-naski', 26-IX-51: «Seguimos recibiendo quejas contra el abuso de los que ponen la radio a la mayor potencia de sus altavoces. Parece como si en vez de querer oír las emisiones, de lo que se trata es de que los vecinos se enteren de la posesión de un aparato».

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