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La venta de pescado permanecerá en el piso de abajo, pero será trasladado de su ubicación actual.
Nuevo mercado, nuevas incógnitas

Nuevo mercado, nuevas incógnitas

Está pendiente el futuro del cubículo de la plaza o la distribución de los asentadores de la Bretxa

ESTRELLA VALLEJO

Domingo, 29 de mayo 2016, 09:44

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¿Quién podría imaginar que un edificio denominado Pescadería desde principios del siglo XX (mirar su historia en la página 25), terminara albergando un ambulatorio, una cancha deportiva y un mercado tradicional? Resulta casi tan llamativo, como que hayan conseguido cuadrar todas las piezas de un rompecabezas que parecía imposible. Arquitectos y técnicos, además de las tres partes -Ayuntamiento, Osakidetza y la nueva concesionaria, Baika- que explotarán el edificio llevan desde finales de 2015 buscando una solución que contentara a todas las partes, ciudadanos y trabajadores del mercado incluidos.

Sobre el papel, el reto está superado y las piezas encajan. Pero el camino que ahora se inicia no será de rosas. A partir de este momento, entra en juego matizar cada decisión y tratar de consensuar con los asentadores la nueva ubicación de cada puesto pero, sobre todo, pensar cómo realizar el traspaso sin que tengan que colgar el cartel de 'Cerrado por obras', una cuestión «complicada» que por ahora continúa en fase de análisis.

El proyecto inicial que Baika presentó al Ayuntamiento en noviembre distaba bastante del que finalmente se acometerá. Aquel, planteaba una solución «más invasiva» que trasladaba el mercado tradicional, ahora en el sótano del edifico Pescadería, a la planta a pie de calle del edificio de en frente, (el del Mc Donald's). Sin embargo, se trataba de una jugada que requería de modificar el Plan General (lo que dilataba la obra demasiado en el tiempo), además de la principal incoherencia: «Estaríamos dando un nuevo uso a un edificio que ya está en funcionamiento, mientras que Pescadería continuaría sin ninguna utilidad», explicó el alcalde, Eneko Goia.

Opción A desestimada. Vuelta a empezar. Las condiciones establecidas y, a priori, inamovibles de Osakidetza para la ubicación del ambulatorio -pedían disponer de todos los servicios previstos en una única planta, que se accediera desde la entrada principal y que las consultas fueran exteriores- dificultaban enormemente la distribución. Sin embargo, el departamento de Salud del Gobierno Vasco, terminó cediendo a sus exigencias y viendo con buenos ojos una solución en la que «se ganará mucho a nivel comercial, se devolverá el ambiente de mercado y se regenerará no solo el edificio sino también el entorno», indica el arquitecto encargado de elaborar el proyecto, Javier Lekuona.

Así, el acceso al mercado podrá realizarse por la plaza o la calle Iñigo y la entrada y salida al ambulatorio o a la cancha deportiva, se realizará por la calle Aldamar, con entradas independientes. El sótano albergará los puestos de Pescadería y almacén; la primera planta, contará con el mercado de venta de carne, frutas y verduras, así como el Punto de Atención Ciudadana (lo que hoy es el cuarto de socorro de la calle Bengoetxea); en la primera planta, el espacio lo compartirán a partes iguales, aulas de formación gastronómica de la mano del Basque Culinary Center, y el ambulatorio; y en la segunda planta, también dividida por la mitad, una cancha deportiva reglamentaria para la práctica de baloncesto, futbito y balonmano, y el servicio de salud mental infantojuvenil, que completará la oferta de Osakidetza.

  • DISTRIBUCIÓN

  • Sótano

  • Pescadería y almacén.Los puestos ocuparán 790 m2.

  • Planta baja

  • Mercado y PAC. Puestos de carnicería y venta de frutas y verduras. Desde calle Aldamar accesos independientes, a la cancha deportiva y al ambulatorio (que se distribuye en tres pisos). El Punto de Atención Ciudadana (casa de socorro) estará en esta misma planta.

  • Primera planta

  • Aula de formación y ambulatorio. Las aulas ofrecerán cursillos a los más pequeños con el Basque Culinary Center. El ambulatorio tendrá una veintena de consultas.

  • Segunda planta

  • Cancha deportiva y ambulatorio. Estarán separados por medianera para evitar los ruidos. El ambulatorio albergará en esta planta el centro de salud mental infantojuvenil

Ha sido con este segundo piso, donde han surgido más contratiempos técnicos. «La existencia de varios pilares donde va la pista ha obligado a repensar el proyecto e incluir unos refuerzos estructurales que hay que estudiar», indica Lekuona. «Hemos logrado que el ambulatorio y la pista deportiva no compartan techo y que estén divididos por una medianera que evitará que las vibraciones y los ruidos de la pista generen molestias», añade.

Adiós al búnker

El edificio Pescadería presenta desde hace años sus ventanas cerradas y un interior hermético que apenas permite la entrada de luz, «haciendo un efecto búnker». Sin embargo, han estudiado el proyecto original del arquitecto Juan Rafael Alday y el trabajo que se acometerá contempla recuperar «la transparencia del edificio, devolverle su fisionomía original y abrir las ventanas».

La catalogación en grado C del edificio, que no permite la manipulación de la fachada, no parece ser un problema para la apertura de los accesos por la calle Aldamar, que posibilitarán la entrada y salida al centro de salud y a la cancha deportiva. «No se abre hueco», señala, sino que «se hace un rasgado desde las ventanas hasta la parte de abajo». No obstante, por el momento siguen pendientes de los estudios que se encuentra elaborando el departamento de Urbanismo del Ayuntamiento.

En la misma línea, Goia subraya que la reordenación interior del edificio tendrá su reflejo en el entorno. La calle Aldamar, que contará con dos nuevos accesos al edificio (cancha deportiva y ambulatorio) obliga a establecer «una zona peatonal que se ajuste a esas necesidades». Se ensanchará la acera más cercana a la plaza, aunque para ello se eliminará la fila de aparcamiento reservado a residentes y carga y descarga, lo que implicará una reorganización de espacios. La Parte Vieja «recuperará la calle Iñigo, hoy reservada a servicios, con un gran acceso peatonal al mercado», añaden desde Baika.

Aún por determinar

La siguiente cuestión es determinar qué sucederá con lo que denominan 'el tupper', es decir, la construcción que se encuentra en la plaza, entre el edificio Pescadería y Bretxa. Dicho cubículo permite hoy en día el acceso a la planta sótano. Sin embargo, el nuevo diseño incluiría todos los accesos a través del propio edificio, quedando este inutilizado. En la primera propuesta desaparecía otorgando mayor amplitud a la plaza. Sin embargo, «se trata de una construcción reciente y hay que repensar cómo abordarlo», señalaron.

En la misma línea de incógnita se encuentra el futuro de las caseras que desde hace dos década se encuentran bajo una tejavana en uno de los laterales de la Bretxa. Ellas dicen estar «a gusto», aunque reiteran su petición de que se instale una mampara en los laterales que les corte el viento. Ahora bien, «si van a tomar alguna decisión sobre nuestro futuro, que primero nos lo consulten a nosotras», exclaman.

Por otro lado, se encuentra el aula de formación que pretende potenciar el producto y la gastronomía. «No será un local hostelero más, sino que servirá para acercar a los niños los productos locales y su importancia, mientras los padres hacen las compras», explica Goia, quien añade que la intención de trabajar conjuntamente con los colegios.

A partir da ahora, comenzarán a tramitarse los informes jurídicos, técnicos y económicos que se espera puedan estar finalizados para diciembre, lo que permitiría iniciar las obras en 2017. Asimismo, el Ayuntamiento y Baika -que en breve cogerá el testigo de la gestión de la Bretxa de forma oficial- deberán renegociar y actualizar el canon que la empresa deberá abonar de forma anual al consistorio. Durante la anterior legislatura, el gobierno de Juan Karlos Izagirre retiró el edificio Pescadería de la concesión, reduciendo el canon de 500.000 euros a 125.000. Ahora, los nuevos adjudicatarios quieren ampliar en unos 2.500 metros cuadrados la superficie de explotación, lo que deberá tener su reflejo en la cuantía a abonar. El consistorio cederá además otros 2.200 metros cuadrados a Osakidetza, por lo que el Ayuntamiento solo deberá hacerse cargo de los 1.240 metros cuadrados restantes que corresponderán al equipamiento deportivo.

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