Esas 6 horas que incluyó Julio César en el calendario

Para corregir la diferencia entre el año astronómico y el civil, el emperador romano Julio César, en el año 46 antes de Cristo, reformó el calendario anterior, añadiendo al mes de febrero, que tenía 28 días, un día más cada cuatro años. «Así se aproximó más al año solar», puntualiza Ubarrechena. «Aún así había que limar una pequeña diferencia y el Papa Gregorio XIII la resolvió eliminando tres bisiestos de los 100 que había cada 400 años y recortando el error acumulado desde tiempos de Julio César».

Queda algún pequeño desfase todavía y por ello algún año bisiesto no tiene 29 de febrero. Esa excepción se produce en el último año de cada siglo cuyo número de centenas no sea múltiplo de cuatro, según la propia definición de Año Bisiesto en la RAE. «En nuestra historia solo ha ocurrido 2 ó 3 veces», expone.

José Manuel Ubarrechena insiste en que se produce un vínculo especial entre la gente que nace un 29 de febrero. «Ya sea en Donostia, en la Pampa Argentina o en Cancún, hay un fuerte nexo de unión. Por eso planteamos este proyecto de cultura y solidaridad para una ciudad que va a ser capital de la cultura en 2016. Se trataría de explicar esta historia. ¿Qué pasa con esas casi 6 horas que acompañan a los 365 días del año y que antes no se contabilizaban?».

El lunes 29 de febrero de 2106 será el quinto año bisiesto desde que comenzó el siglo XXI. «Hay que hacer algo especial; no podemos desaprovechar esta oportunidad histórica y todo ello con amistad y con alegría».