Joven piloto busca sponsor

«Solía andar por Ciudad Jardín en una mini moto china que mi padre compró a mi hermana», recuerda Ekaitz. A medida que andaba más, empezó a ganar soltura, lo que derivó en que su padre le comprara una moto mejor, «concretamente una Yamaha Piwi 50», matiza su padre, Juan, quien siempre ha sido gran aficionado al mundo del motor. Este hecho siempre influyó mucho en el pequeño Ekaitz.

Dado el progreso del joven piloto, y el hecho de que Ciudad Jardín se le empezaba a quedar pequeño, «investigué dónde había posibilidad de formar parte de alguna carrera, algún campeonato, para que Ekaitz pudiera desarrollar sus habilidades». «Salvo alguna carrera puntual en Legazpi o Andoain, tuvimos que empezar a desplazarnos a otras zonas como Levante, Extremadura o Castilla y León, para poder tomar parte en campeonatos de cierto nivel».

De Ciudad Jardín a Valencia

«En 2010 dimos el primer paso grande y nos desplazamos a Valencia», dice Ekaitz. Allí se presentó a unas pruebas de selección que otorgan una especie de becas a los pilotos con mayor destreza. Sobre aquella primera prueba el joven recuerda que fue «mucha sensación de golpe, presión. El nivel era altísimo. Me costaba mucho controlar la moto. En algunos momentos llegué a sentir hasta miedo». La experiencia les resultó positiva y negativa. Positiva, en el sentido de que tomaron nota del alto nivel que había. Por contra, se percataron del trabajo que había por delante para alcanzar el nivel que allí predominaba.

Aquel episodio hizo retroceder un pasito a padre e hijo, y decidieron participar en el Campeonato de Castilla y León, de un nivel más razonable. Adquirieron una moto Metrakit 50 de 2 tiempos. Con ella entrenaron un par de veces en el circuito de Olaberria «que no me gustó», y también el de Los Arcos, en Navarra «que lo tengo ya dominado», señala Ekaitz. Como afirma Juan, «con la Metrakit se nos abrió el mundo». Ekaitz se encontraba con una moto cómoda, fácil de llevar, una auténtica moto de carreras.

Así pues, en 2013 Ekaitz debutó en el Campeonato de en Castilla y León, y aunque quedó penúltimo, salió contento. «En la primera carrera me encontré a gusto entre pilotos de mi mismo nivel, más veteranos o incluso más flojitos». A medida que transcurrían las carreras Ekaitz se afianzaba más y más, y a mitad de año cambiaron el motor de 50 por uno de 70 centímetros cúbicos. «Con esta moto comencé a cogerle el truquillo, y ya empezaba a alcanzar a los corredores más veloces». Ekaitz ganó la última carrera «en condiciones extremas, pues llovía y hacía muchísimo frío». En el ranking general quedó tercero.

Al terminar y valorar la temporada, y tras los consejos por parte del presidente de la Federación de Castilla y León, que subrayó que la evolución de Ekaitz había sido vertiginosa, determinaron que sería interesante participar en un campeonato de mayor nivel, como por ejemplo la prestigiosa Cuna de Campeones donde está compitiendo y donde se codea con corredores rusos, brasileños, o con el actual campeón alemán. Ekaitz, junto con el bilbaíno Jon Ander Barbero, son los únicos pilotos vascos. Además participa en el Campeonato de Castilla y León.

Como explica su padre, «es un mundillo muy sufrido. Muchos fines de semana dejo mi trabajo para poder desplazarnos. Hay que añadir el coste de participar en los campeonatos y el mantenimiento de la moto». Por ello buscan un patrocinador, un sponsor, para este joven que tantos éxitos está cosechando.