Previa de la Clasificatoria de La Concha: Como un examen de selectividad

Como cada jueves previo al primer domingo de septiembre, el pánico de los entrenadores es que hoy suceda lo imprevisible, lo que se escapa a sus múltiples detalles bajo control. Que se rompa un remo, se afloje una tosta, se lesione un remero... Cosas que pueden suceder pero rara vez ocurren. Dado el sistema de las balizas, hasta resulta más que improbable dejar la única baliza por estribor. Pero es el día para que no suceda nada de eso. Nada que no sea entrar dentro. Al menos entre los equipos que confían estar y entre aquellos que lo desean.

En el primer grupo, los que esperan salvar la criba, están las seis primeras traineras de la Liga Eusko Label. Por este orden, Bermeo-Urdaibai, Hondarribia, Orio-Babyauto, Kaiku, Zierbena y San Juan-Sumelec. En el segundo, los que suspiran por al menos lograr esa séptima plaza que quedaría en el aire, la lista se puede prolongar, pero tampoco tanto. Tirán, Ondarroa, San Pedro y Cabo, cuatro botes de la ACT, tendrían más papeletas para lograr la clasificación. Para los gallegos sería su sexta calificación en siete años. Para San Pedro, la tercera en cinco; para Cabo, la segunda en la última década; y para Ondarroa, la primera en 21 años, la guinda a un gran verano para un bote de casa.

Luego están las que sueñan con superar el listón aun sabiendo que lo lógico es que se caiga. Ahí están la campeona de la Liga Galega, Samertolameu, y las traineras que sucedieron a Donostiarra en la Liga ARC-1, Santurtzi y Lekittarra, que también esgrimen su licencia para soñar. Getaria y Zumaia asimismo optan al top 10. Pero es tan grande el salto hasta el séptimo peldaño... Ni Ondarroa en 2016 ni Orio en 2012, dos tripulaciones que aquellos años fueron sendas apisonadoras en la ARC-1, estuvieron entre las siete escogidas. Fueron undécima y décima, respectivamente. No es sencillo derrocar a la ACT.

Evidentemente, el margen para la sorpresa está ahí. Es remo y es la mar. Son dos rectas, pero no una pista de tartán. Fallar una ola puede suponer no coger las dos o tres siguientes. Y eso son segundos perdidos. La entrada al abismo. Pero en los últimos años los sobresaltos se cuentan con los dedos de la mano. Y sobran falanges. La clasificación de Chapela en 2012, que ni siquiera había ganado la Liga Galega aquel año -se benefició de unas mejores condiciones en el grupo de los teóricamente más débiles-, la eliminación de Castro en 2010 cuando venía de dar un recital sobre las olas en su ensenada de Brazomar; o el batacazo de Hondarribia en aquella polémica edición de 2006 -días después ganarían la corona ACT- son los bombazos más recientes.

La estadística de la Liga Eusko Label sitúa a Bermeo, Hondarribia y Orio 'fijas' entre las siete escogidas. En todas las regatas ligueras han estado en esas posiciones que hoy otorgarán el salvoconducto al Olimpo arraunlari. Otro trío, el que componen Kaiku, Zierbena y San Juan, sí ha fallado en al menos una regata. Pero fue en julio. Salvo los galipos, que flaquearon en la segunda jornada de Zarautz. Pero sin los cupos que establece la Liga, los de Juan Zunzunegui suben enteros.

Tres y tres son seis. Falta la séptima bendición. Cada cual expone sus argumentos. Y todos tienen su razón, según lo visto en la pasarela ACT. En sus dieciséis jornadas, cinco horas y media de competición, no llega al minuto la diferencia entre Tirán, Ondarroa y San Pedro. La Libia, incluso, ha sido dos segundos más rápida que la Antiguako Ama, que le supera en la clasificación.

Se analice lo que se analice, la igualdad es máxima y se refleja también a sus enfrentamientos directos. San Pedro ha acabado en ocho regatas por delante de Tirán y en otras ocho por detrás. El empate también lo mantiene con Ondarroa. Solo pierde con Cabo (7-9) y porque los gallegos remontaron a los de Mikel Arostegi en el último largo en las dos últimas regatas. Y en la meta no hubo ni tres segundos entre ambas. En La Concha es una ola. Y sobre ellas habrá que acertar hoy para salvar la Selectividad.